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El pecado de la santa.

Capítulo 3 El comienzo.

Palabras:2831    |    Actualizado en: 19/06/2023

favor, ya… no p

no se te olvide. — respondió el joven mientras de

o del acto sexual, a este joven se le daba muy bien perder la paciencia, y no poseía respeto alguno por las mujeres, ninguna de sus novias duraba más de un mes con él, Alondra la rubia que ahora gritaba de placer y dolor por igual medida debajo

jo el joven mientras camina

s… — la rubia comenzó a vestirse apres

a, es más, no tienes permitido s

a las demás. — en tiempo récord Simón atravesó la habitació

una puta más como las otras y

ientras su labio sangraba, no era la primera vez

odía creer lo que Alejandra quería hacer, para él era al

isiva, alentando las locuras de cada uno de tus hijos. — Alessandro rara vez se enojaba con su esposa,

o en este despacho, ¡viviendo entre las sombras! — Estefanía era muy consiente que su padre había matado a Fabiola, su ver

y solo entonces entenderás lo que es esta

reflejaba enfado y aunque la morena sabía que ella podía defenderse más que bien sola, no dejaría na

se feto fuera de su cuerpo para poder dar con los responsables!… — Santoro estaba segado por la ira, en ese momento no recordó todo y cada uno de los conse

a causante de que el mundo del mafioso se detuviera en un segundo, dejándolo sin habla. Mientras Alejandra quien estaba del

dro cuándo pudo reaccionar tomando su mano an

l cuerpo de tu hija, NUESTRA HIJA, la cual te recuerdo que fue concebida porque tú me violaste, y por la cual estuve dispuesta a hacer todo para protegerla. — La mano de Santoro libero el brazo de Victoria como si estuviera tocando fuego, jamá

aba la cabeza con vergüenza por lo que hizo en el pasado, contra su esposa

í como ella lo elegirá sobre nosotros, si la obligas, yo… elijo a mis hijos sobre ti o sobre el mismo mundo si es necesario, adiós, Al

la rubia diera un paso Santoro ya la tenía envuelta entre sus

el día que te presentaste. — respondió con voz tembloro

é un buen padre, solo… no soporto ver a nuestros hijos sufrir. — explico aun agitado ante la idea de poder perder a su esposa

nernos a su lado y asegurarles que sea lo que sea que suceda en su vida podrán contar con nosot

spués para enfrentar a su padre por su falta, por ahora dejaron a sus padres limar asperezas, sabían que mientras más fuerte fuera la discusión más tiempo seria el que se encerrarían en su alcoba o bajarí

vida ahora, no habían hablado mucho, la joven solo se había encerrado en su antigua habitación, o eso creían, esta

r los viñedos, esos que la habían visto crecer y se planteaba casi

ra mí? ¿Seré la responsable de que el matrimonio de

dero chequeo, saber de cuánto tiempo estaba embarazada, todo en su vida se había torcido, pero de algo estaba se

n voz alta una vez más, hablando con

mpió en el viñedo y la hizo girar, para encontrarse con un joven alto de cabello colo

velo contra su padre y fue desterrado. — respondi

nía una estatura media, un rostro hermoso no podía negarlo, su cabello estaba corto demasiado para su gusto, era un corte casi varonil, llevaba un

ra curiosidad, sus ojos de color negro y motas verdes

años que solo veía a su hermano los domingos y apenas por una hora

el rostro de la joven se la hacía conocido, pero no recordaba de dónde, mientras dio una v

entó y el joven retrocedió dos

eí capas de bromear con tu hermana. — Alejandra no entendía que sucedí

itió con calma, mientras pensaba que el nombre del j

e 4 años. — Alejandra sintió que las piernas le temblaban, estuvo a punto de caer de no ser

elegido el camino a servir al prójimo, sabía que renunciaría a su familia, pero

no era una persona servicial, pero la joven entre su

or de que su hermano menor dijera que ella estaba murta se vio sustituido por una pequeña incomodida

yuda que jamás llegara, te llevare a la casa, no sé quién eres, pero si estas en esta finca es porque conoces a los Santoro. — Alejandra no entendía el enfado del joven, pero no pudo decir nada

ita? — Estefanía estaba a punto de s

u her

A te hizo algo? — preocupación pura era lo que salía de sus labios, la morena conocía a Simón, s

— Trato de sonar indiferente mientras el joven la coloco d

a crio con amor y cariño, pero esta mujer tenía más de su padre que de cualquiera a su alrededor y no tenía escrúpulos si de

ino por responder con el rostro aún más p

ndo lo hacia todos temblaban, después de todo ella tom

onado apareciendo de inmedia

iro enfadado, ¿Cómo era capaz de jugar con algo así? Se preguntaba a la vez que deseaba gol

hasta estar al lado de Ale, quien lo v

avorita, tu no gritas como está loca. — d

e era una santa. — Simón quería golpear a su amigo, si Estefa

un convento, era

n plan de enamorar a Estefanía, mientras ellos hablaban él se dedicó a recorrer el viñedo y fue allí que encontró a Giovanni, estaba solo llorando, gritándole a Dios porque le hacía esto, entonce

su decisión había lastimado a su familia y también a ella misma, ya que fueron much

ordia actuó en mí para que regresara a cas

Simón también lo hacía, pero tratando d

mientras la futura esposa de su jefe salía de l

ayer tomaría mis votos p

Por

— respondió sin

mayores explicaciones, en ese momento lo supo, recordó de donde conocí

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