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El pecado de la santa.

Capítulo 2 Dios.

Palabras:1231    |    Actualizado en: 19/06/2023

ba unas horas para que las novicias tomaron sus votos perpetuos, y así dedicar toda su vida a

ó sus ojos y observo con reproche a la hermana que a

estar impartiendo con ese comport

aun agitada ingresando en el despacho sin ser invitada. Extendió un sobre y

se dejó caer en el sillón, su cara estaba pálida, mientras sus manos temblaban

nunca mostraba su rostro, ya que todos sus negocios los llevaba a cargo su mano derecha, Fabrizzio, así durante años la familia Santoro paso desapercibida, como simples empresarios, honestos y re

sto? — dijo en un susu

a tanta información como la madre superiora, siempr

te deja ver con claridad? — la madre superiora conocía a Ale

¿acaso no está claro l

mos sirvientes de Dios, no juzgamos y much

hermana María no le gusto, pero ya tendría tiempo para hacer

a tiene un alma tan pura como para ser consagrada como santa,

cierto desprecio por la joven Santoro y en donde más de una vez no solo había puesto en prueba su fe, también hab

a conclusión que por más que quisieran que todo fuera un milagro no era así, decidieron llamar al médico

e antes de que tomen sus votos perpetuos, como podrá observar… está embarazada. —

oro ¿verdad? — este hombre no arriesgaría su vi

alguien la lastimo… debo saber la verdad antes de morir. — el cura reflejaba pesar, miedo y decepción, no quería creer que bajo su cargo alguien hubiera mancil

visto para ese día sin mayores explicaciones, t

trataban de hacerle entender a Alejandra que aque

n de rodilla observando al cristo crucificado que colgaba de la pared,

or lo que todo me indica que se te fue colocado un óvulo ya fecundado, ¿entiendes que ese feto no tiene tu ADN, solo eres una incubadora y eso es lo malo, hay muchas mujeres que trabajan de eso, pero no tenían por qué obligarte a ti a

nde se encontraba, escuchando todo, necesitaba ver el rostro de su padre, lo había extrañado, cuatro años sin un abrazo de su parte, sin una palabra, ella lo amaba, pero sentía que su

una suave voz mientr

de cincuenta años pero que poseía un

y te juro que no descansare hasta dar con quien te quiso utilizar. — tanto Victoria c

un brillo único en sus ojos que no disminuía con los años, Vicky le

jo mientras limpiaba sus lágrima

único que la miraba con horror,

os, que nadie me

a los pies de los Santoro

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