Impostora
vidrio con su mano hecha un puño, rompiendo la misma en el acto, ocasionando daño en su muñeca y un sonido estruendoso con eco e
del estruendo con recepción, pero recordé luego que él era un empoderad
oscura y ensombrecida, como si algún espectro se hub
ero, ¿de que se preocupaba?, era mucho mejor que ella, tenía modales y no le hacía la vida imposible. Pero bueno, esa era una idea bastante especulada. Dove Lee había fallado e
cambios de humor poco amables de su novia, que la tarea se me volvió un completo desafío a
otas de sangre se deslizaban por su rostro, al hacer presión. Tras la camisa, podía notar los músculos de sus brazos tensos y sobresaltaban las venas de sus brazos bombean
le. Noté que una lágrima brillante se colaba por sus mejillas, pero era un hombre orgulloso y odiaba que lo vieran débil. No parecía importarle tampoco las heridas abiertas de
uien iba a hacer ese daño, me parecía demasiado directa y dolorosa, después de haber descubiert
a pesar de las lagrimas. Me ponía de los nervios verlo en ese estado, tan vulnerable y poco habitual de él, pero era mi trabajo desde
aunque me dejó una que otra gota de sangre. La piel caliente de su mano herida y la suavidad de la que aún estaba intacta, me hechizaron por el milisegundo que duró su preocupación, antes de que en su cerebro se volviera a activar el modo Realidad, y se apartase como si hubiese tocado veneno. Su mano izquierda había estado bajo la mía por un momento, y mi vista se deslizó entre mis dedos hasta dar con el anillo adornando mi dedo anular. Un precioso anillo de compro
apoyar tanto a su imagen, como a la sociedad. Su corazón era sincero, y podía ser de
r el dolor por un rato-. ¿Por que has fingido ser mi novia todo este tiempo, sacando la excusa de que habías cambiado varias de tus cosas por ese maldito campamento?, ¿Por qué hiciste que me volviera a enamorar profundamente de... ti?, sentí todo el tiempo que no era ella y por eso... -se detuvo
esión y desvié la mirada, intentando responderme a
s labios. Me estremecí-. ¿Mi fortuna?, ¿Mi vida?, ¿Destruirme?, ¿Matarme?, ¿Extorcionarme por medio de mentiras? -preguntó demasiado insistente, pero seguía sin poder articular palabra-. ¡¿Que quieres?!, ¡Respóndeme, maldita sea! -gritó desesperado, y me sobresalte por la cercanía. Se detuvo un segundo, un poco pensativo, desordenando cabello negro que siempre estaba acomodado
ormó Franco por el micrófono que tenía en la oreja. Ase
archa el plan de respaldo, dejando todo atrás. No habría una última vez, solo el fin. Me acerqué lo suficiente para sentir la calidez de su cuerpo envolverme, como si me dijera por ese medio que él también deseaba en el fondo estar más cerca, pero era un completo error que no pensaba cometer,
etenciones, por abandonar aquello que valía demasiado, en la zona del vidrio que aún no había sido roto. Sentí su mirada
trate, d
había hecho, haciendo presión con mis uñas, aunque me ganaba en altura, y no te
io a entender lo contrario. Otra vez se me hizo un nudo en la garganta, que deseaba simplemente devolverme, correr a sus brazos y abandonar todo para quedarme con él, pero ni por todo el amor del mundo me arriesgaría a algo así. Int
e estaba yo hacía momentos, con el anillo en sus manos y la mirada perdida, sin darse cuenta que ella casi se tiraba a sus piernas para consolarlo-. ¿Por que tu prometida salió, viéndote así?, ¿Que es lo que le pasa por la cabeza?
a atención. Y por supuesto, mientras él no veía, la arpía sonreía triunfante por qué ya no tendría adversaria. Rodé los ojos con una corta sonrisa, a medida que negaba
fue i
iedad las formalidades de hoy en adelante. Voy a prohibir su acceso al edificio, solo nos veremos fuera de mi edificio y fuera de mi vida personal, ¿quedó entendido? -me sorprendí por sus palabras duras, al igual que la arpía, quien inmediatamente se molestó y
e cortada graves, señor
uché casi detrás mío, a