Jugamos con fuego
na mirada tranquila y una actitud serena. Alexander sintió pena por ella y se preocupó ya que esa actitud de ell
si quieres ir y encara
necesario llamare a un t
mbio rápido yo te lleva
e, su cuerpo se sentía pesado, decir que dentro de ella se desataba una tormenta er
nientes del pasillo por el que Edgar acababa de desaparecer la hicieron voltear, sonrió con amar
n del pasillo se abrió, Dayana se pu
cervezas a la cocina y a deci
a la cocina ella podría esconderse en la sala, pero también iría a la habi
pasillo, escucho las pisadas de Edgar mientras silvaba, a ella la invadió una gran necesidad de ir
n más entro y cerró la puerta recargando su espalda sobre ella, para su sorpresa Alexander esta
tico sin comprender que era lo que sucedía y porque ell
runcir el ceño a Alexander mientras a Dayana esperaba que la tierr
un armario, que tenía camisetas colgadas, sin decir una palabra Dayana entro en el para
bo de pocos segundos entro Edgar a la habitación, andaba solo en boxe
preguntó a Alexander al mirar
demonios entras sin tocar mocoso?.– Alexander esta
lguna de tus cazerias nocturnas po
ces solamente lárgate si no
los míos se terminaron .– Alexander observó perplejo a Edgar, su mirada voló hacia el armario, y pensó que
do a esa dirección, se inclinó para abrir la cajonera al lado de la cama, cuando de repente mir
eso
star engañando a tu novia, estar con
ientras reía divertido, Alexander no le
mujer no me interesa, no tengo idea porque tantos hombres en la universidad quieren salir con ella, quizás porque les parece interesante el echo de que nunca la han visto con alguien, pero no tiene nada interesante, ninguna cual
deces que acababa de escuchar, se había dado cuenta que
puños, tenía un semblante frío pero en sus mejillas corrían lágrima
rada fija en la espalda de ese idiota frente a ella, sus palabras
a más del montón, es aburrida y tonta, además de amargada, no es de esas mujeres que deslum