Cautiva del Destino
ara poder despegar de una pista militar. Era curioso saber que incluso el gobierno de ese país estaba empapado de ilegalida
spegue -, dijo Cheng, sacand
ue ella esté debidamente
ñor -, resp
eas mía, nunca más estarás sola -, dijo Evan con un tono oscuro en su voz. Sus ojos parecían estar llenos de u
ue pronto caería en las manos de un depredador tan despiadado como E
r el chico que le había arrebatado el corazón el día anterior. Lo primero que atisbó en su teléfono
la secundaria antes de poder librarse de los bancos, puesto que ésta era una condición absurda i
que en el país era normal graduarse a los 18 años, pero la chica había dejado de estudiar durante un año
se asustara, ya que él era más maduro que ella y trabajaba. Al mencionar sus clases, el chico dedujo que ella asistía a l
aunque no eran sus amigos, eran muy amables con ella. Jeanne no solía estar sola, ya que siempre
eía sin dar muestra de inclinación alguna por ninguno de ellos. Sabía que, como huérf
contarle a su psicólogo quién era su mejor y único amigo, su encue
tó ser más esquivo de lo que pensaba. Parecía haber alguien intentando ocultar su información, y sólo había conseguido aver
a, no habían conseguido mucho. Cheng se percató de que había algo turbio alrededor de ella, aunque nada comparado con la vida de su jefe. Las fotos que vinie
nformación que pidió ha llegado - anun
aber todo acerca de mi corderito
izó la carpeta con la información,
o que pensé. Se ve hermosa en ese pequeño uni
de su jefe. En su corazón, anhelaba que su jefe se olvidara de la chica con el pasar de los días. Pero al ver a Evan
ombia. Y tráeme un cuadro para tener la foto de mi corderito ce
se le habían dado, mientras pensaba en el