Cautiva del Destino
lotaba en el ambiente, como si un par de ojos la observara desde las sombras. Sin embargo
ía algo tangible y peligroso en su entorno. Desde hacía varias semanas, un coche negro l
mientras observaba a la chica caminar con gracia y delicadeza. Para él, esa inocenci
cipalmente en los países asiáticos, donde el mercado negro era más próspero y lucrativo. China y Corea del Norte eran sus principales
alejarse de esa chica que lo había hechizado con su sola presencia. Desde el restaurante donde había pactado su cita de n
maneras de acercarse a ella sin despertar su temor o su desconfianza. Quería que esa hermosa criatura cay
a librería donde ella solía comprar sus libros, dispuesto a abordarla con una s
tercero ojeando libros de pintura. Luego se dirigiría al cuarto para buscar libros e
era del país, sino también por su imponente presencia. Era alto, con penetrantes
ntes salas y no la encontró. Su corazón latía acelerado, la había vi
que la impresionaría. Luego, se ofrecería a comprarle los libros que quisiera, irían a cenar y la noche terminarí
abía visto a la chica salir, pero el hombre de casi 4
tro de la chica. Ahora sabiendo dónde estaba, bajó rápidamente y la vio mirando libros en el segu
iento soltada por el ventilador dentro del sitio lo llevó a su nariz, lo reconfortó. Se arregló el cabello, verificó que su traje estuviera impecable, dibujó una sonrisa amigable en su r
e se acomodara dentro de la librería, sumados a los que se demoró buscándola y el atraso que le dio s
de aquel lugar que tanto le gustaba visitar. Claro que él no era la persona que había i
on algunos títulos interesantes
permitirse comprarlos. Para ella, hacerlo significaría saltarse algunas comidas. Así que, la chica solo los veía, y algunas veces en secreto,
siempre había querido aprender algunos idiomas extras. La
ocionada porque ese mes le había sobrado un poco más de dinero y podría comprar dos o quizás tres libros, algo que no
to fue un problema para ella. La chica media apenas 1.58 metros y le tenía un miedo gigante a las alturas. La opción de tomar la escalera para b
de la cintura para evitar que cayera. Rápidamente, se volteó para disculparse por su torpeza, pero los ojos ve