icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

Dulce error.

Capítulo 2 Voces.

Palabras:3614    |    Actualizado en: 09/05/2023

o a su tío Donato, no era la primera vez que dormiría en una misma cama con aquel hombre, sin embargo, algo en ella había cambiado, en sus sentimientos para ser más precisos, quizás se debía al he

mejor amigo… tu único amigo, no cruces esa línea, no lo hag

a cada vez que su confundido corazón le pedía probar l

na pareja de novios, y aunque nunca había tenido uno, creía tener clara las normas de una relación, por lo menos sus padres siempre esperaban a su madre para ir

algún día ser

da, como ahora, que lucía un vestido negro, que le llegaba dos dedos sobre la rodilla y que gracias a sus tacones daba la sensación de tener piernas largas, aunque la realidad era otra, ya que había heredero la altura de su padre biológic

tanta belleza. — italiano, por supuesto sabía lo que signif

su don, por decirlo de alguna manera, por supuesto que sabía lo que Giovanni le había dicho, mas no lo creía, ese joven la

— Dulce lo vio con curiosidad, tratando de saber si la estaba c

paso más cerca de Gio, sus ojos verdes con motas negras siempre le habían gustado, ahora,

ulce princesa. — ronroneo y Dulce dio

aste? — cuestio

i sus redes sociales y en todas ellas te llama Dulce princesa.

en lo había llevado a buscarla entre los pasillos de la inmensa casona, su rostro lo había cautivado por completo, esa joven frente a él era como un veneno, mientras más la observaba más la deseaba, aun

ano? — indago al recorda

co que te enseñan en el instituto. — los

o? ¿Cuántos

mayor, acabo de

gustarán tan jóvenes. —

ayor que yo. — rebatió y Gio

por ser tan impulsiva, casi queda descubierta,

me hab

que diga algo de mí. — rebatió con burla,

a lo poco dado a hablar del joven. — Y si, habla de ti, me dijo que eres un estúpido, que de niño te divertías molestando a una niña que solo quería ser tu

casi mudo y la otra una koala charlatana. — Giovanni sin ser consiente se puso él solo la soga al cuello, soga que Dulce pensaba apretar, quien dijo has el amor y no la guer

ientras coloco sus delgadas mano

s que ave

ientes con pasta de fresa? ¿no es lo que usan los niños? Pero en lugar de provocar inquietud, solo le provoco una erección que se le marco en el pantalón de diseñador. — Mmm, tienes b

abo de recibi

con asombro dando un p

Es tan raro que a un hetero le guste la m

io. — giro dejando a Giovanni deleitarse con su redo

taliano. Aun perdida en su mente, comenzó a bajar las escaleras, cuando vio a un hombre de pie en mitad de camino, con sus ojos color cielo clavados en ella, su tez era bronceada, no tanta como la de Pedro, pero no había duda que en él también había descendencia latina, un moreno de ojos ce

alón donde el hombre aún se mantenía e

que obtuvo de respuesta, además de

o, sé que te odia y no te soporta, con permiso. — no, no quería saber nada con él

sa joven a Valentina Constantini, solo sus ojos eran diferentes. — ¿Quién eres? — indago buscando un nombre

demasiada fuerza, algo que la hizo caer hacia atrás, por suerte,

tió al traerte… si fueras mía, no te dejaría sola. — podía sentir el calor del mayor traspasar su ropa, aunque m

ojos almendras que la joven no hablaba por hablar, ese brillo altanero

más poderosa del continente americano y quizás del mundo entero. Pero más lo inquietaba el hecho de que estaba tratando de seducir a una mujer que acababa de conocer, algo que nunca le sucedió, ja

emes que Pedro traiga a tu famili

dijo viendo que las joyas de la joven a pesar de ser pocas eran de la pr

de pulirme como a una joya, sé que sabes hacerlo, desnuda mi alma y sabrás mis secretos. — Dulce sonrió con malicia

la relación con su madre, como la reina de Chicago había accedido a estar con ellos, y todo para adueñarse de su corazón y así destruirlos por completo, por suert

arle, a ella su voz no le causaba miedo, sino todo lo contrario, Pedro era como su dragón de cuentos de hadas, un dragón que mataría a cual

endió al escucharla hablar de esa manera, pero lo comprendió al percatarse de

do el latino solo lo vio con odio, antes de tomar la cintu

idad la joven y Pedro dejo de caminar para girarl

sé que te encantan, lo odio, odio que por su idiotez tu vida este limitada. — Dulce dibuj

ndo eran niños y Dulce decía cualquier cosa para hacer hablar a Pedro, no solo eso, también formo medio corazón con su mano libre, el cual

ya no susurraba, y que su voz profunda había provocado que todos

dijo Candy, la abuela de la familia, para terminar

tervino Amir sonriendo y como siempre tomando la mano de su esposa. — ¿

sus primos, pero Candy Ángel y Amir Zabet, siempre lo habían tratado como

or vivir. — se limitó a decir, y

niña y es que, en la mente de esta joven, esa era la forma en la que la

o no perdía la belleza y a continuación la abrazo con fuerza. — Te hemos extrañado pequeña princesa

ro de igual forma Dulce, dejándole en cla

ncesa. — dijo Amir y sorprendió a sus nietos al abr

n voz baja y Amir dejo sa

a decir el mayor, quien había cumplido 80 años

ntaciones y con verdaderos rencuentros, hasta que llegó el turno de Neiz

so, ahora todo depende de ti. — murmuro a su lado, c

Dulce viéndolo

eguro, nadie escapa al destino. — acoto e hizo un asentamiento co

la hizo brincar ya que se había quedado viend

o per

al escucharme, mi voz es celesti

el cielo, con permiso “repuesto”. — reb

epue

, el segundo al mando en Sicilia y solo porque la santa no quiso el

abuelos y ella no pensaba interrumpir esa conversación entre murmullos, solo había dado unos pasos por el hermoso viñedo, cuando se percató que una de las tiras de sus zapatos se había afloj

pequeña? — las manos de Horus apretaban su cadera, mientras sus dedos jugueteaban con la fina tela del vestido, no le ha

que alejarse de esas manos que le provocaban calor, Horus era peligro, era todo lo que estaba

que tan bien puedo pulirte? — la voz de Horus por momentos era hipnotizante, en especial cuando

ente no follare en un viñedo. — trato de decirlo con voz firme, pero no pudo

ueña. — y la burbuja exploto en ese segundo, odiaba que le dijeran pequeña,

us, hasta encontrar su pene, algo que no fue muy difícil, teniendo en cuanta lo erecto que estaba. — Y soy una pri

ejó el hombre vié

cuchar la voz de Felipe, sino al ver el rostro furioso de Pedro, quien

rma melosa Dulce, y sol

ella, arrancare tu

me hablas desp

ca me enfrente a Gabriel, por ella soy

e contener a su corazón, sus manos sudaban, sus piernas temblaban, era

la mano del moreno, que como siempre la seguía a tod

Obtenga su bonus en la App

Abrir