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Dulce error.

Capítulo 4 Dolor.

Palabras:3584    |    Actualizado en: 09/05/2023

ó los ojos con lentitud, dejando ver el color almendra que, para el italiano, era el más bello del mundo y por un segundo se preg

firmación de que Pedro, ni siquiera pudo verla a la cara cuando la hizo s

entre sus piernas, apoyando la punta espon

o que fue tras ella, luego su hermana Estefanía le había explicado la razón por la que no había matado a Dante, su actual esposo, aun después de todo lo que habían pasado, “Mientras él viva, yo vivo, no me importa no estar a su lado, siempre y cuando pueda así sea verlo” en esa ocasión tampoco lo había comprendido, incluso la santa de Alejandra dejo

ue así era, podría ser que ella no sintiera nada por él más que el rencor de cuando eran niños, pero necesitaba saber cuan diferente era ser tomada por

o lo que desees solo dilo y lo hare. — juro a

a en ella una palabra dulce salía de sus labios, ¿Cómo podía ser posible que la adorara de tal forma? Cuando solo la había visto un par de días, mientras que Pedro… enter

ar viéndola a los ojos, sin esperar una respuesta o que ella sintiera lo mismo que él, solo lo dijo para luego besarla con pasión, pues para un Santoro, poco

vio obligada a decir, porque, aunque le guardara rencor por molestarla de

enaba al completo, su vientre bajo comenzó a tensarse, sus piernas presionaron más a Gio contra ella, mientras el italiano arremetió con más fuerza aun, tratando de marcarla de alguna forma, algo, cualquier cosa que le provocara a esa joven de ojos avellanas quedarse a su lado por siempre. — Se mi reina. — dijo y por primera vez apretó con fuerza su cintura, dejan

tratando de abrir los ojos, pero evitand

mo que la molestaba cada vez que la veía, no cuando la tomo en brazos y la arropo en la sueve cama. — Descansa hermosa. — sintió sus labios

n descansara y él pudiera cerciorarse que todo estuviera marchando como se debía, después de todo no se olvidaba por todo lo que ha

de Donato lo hizo gir

uena, más bien era la relación de conocidos, ya que Donato en más de una ocasión le recordó lo ma

elena? Pedro está a

ta, pero no a tal punto. — el Don de Chicago ya no era un adolescente, ahora era un hombre pasado los 30 años, ya no tenía que soportar desplantes de los s

porque ya me tienes harto, mira que aún no me olvido de

nato tomo del cuello a Giovanni, i

o hiciste antes, y no lo harás ahora, no vuelva

de las quintillizas Zabet fuera ciega, pero no había forma que se le escapara nada, como

ablar de lo que no sabe. — definitivamente el Don de Chicago estaba furioso, tanto que l

adre, llegando a donde Giova

o e

bueno, Victoria tenía una gran paciencia, más con sus

, que era u

o de mantener la calma, debía hacerle ver a su hijo las

quién le impor

para que hables por solo tener lengua. — el it

o Hades, incluso abrazaba a Baltazar… siempre… — no pudo evitar apret

. — termino por decir su m

¿Qu

astimarse? Así se sentía Dulce, ella siempre fue muy inteligente, comprendió todo, pero eso no quitaba el sentirse sola y buscar quien la quisiera, hasta que Valentina al fin regreso del infierno que era su mente, ella era muy importante para tus tíos Stefano, Mateo y Hades, aun lo sigue siendo y si ella se alejó de nosotros fue

tenía solo 8 años, no fue ap

cuencias de tus actos. — Giovanni vio con preocupación a su madre, pues como ya lo habían dicho, sol

ictoria sintió pena por su hijo, ya lo había dicho, ella lo formo pa

e la pequeña niña de cinco años bailaba en su mente. — Su hígado sufrió un daño irreversible, por lo que tuvo que ser trasplantada, y su vida, ya no volvió a ser la misma, tus acciones de ni

en honor a su bisabuelo. Al llegar busco entre los viejos álbumes de fotos que su padre guardaba, un hobby que el mafioso adquirió cuando al fin consiguió una verdadera familia, le gustaba inmortalizar las reuniones familiares, busco por horas, aun a riesgo de no llegar al casamiento de su hermana, hasta que al fin encontró las fotos q

tenía Donato como mascota, cernirse sobre ella, la forma en como envolvió su cuerpo, y comenzó a asfixiarla, cuando sus huesos se rompieron, el dolor fue tal que perdió el conocimiento, luego vinieron los meses de recuper

lma llegaba acompañada de un oriental, el líder del clan daga roja salía de sus tierras solo para asistir a la boda de la santa, interesante, se dijo a ella misma, Gabriel y Baltazar estaban en una esquina y apostaría lo que fuera a que estaban discutiendo, recordó como de niña Baltazar y Gabriel siempre estaban atentos a cada cosa que ella pud

urro antes de darse la vuel

lce lo agradeció, su voz era tan adictiva para la joven, que si

ediato, pero aun así no giro para verlo, en su lugar quedo viendo a Horus, quien salía por la puerta principal, como un tiburón ase

ulo que solo pudiera hablarle cuando no la veía a la cara, y no lo comprendía, Pedro

llevas en el alma, primero cuidas a la hija de una loca y luego salvas a la puta que tenías de novia. — fue una

latino sobre su rostro no fue lo que llamó la atención de los presentes, sino el golpe del cuerpo de la joven al caer al piso de madera pulido, eso sí hizo

s Pedro solo podía verla con el remordimiento corriendo por su rostro, de la misma forma que caían sus lágrimas. Bajo cualquier pronostico Dulce comenzó a reír a carc

e había hecho, sino porque nunca lo habían visto llorar, ni siquiera c

por supuesto que la querían, no la habían olvidado, solo era el hecho que estos jóvenes habían entrenado para ser los mejores asesinos, y hacía poco tiempo que habían esparcido muerte por casi todo el mundo, buscando venganza para su sant

r abrazarla, pero Gabriel quien también sentía una estima muy grande por la joven, había sacado su látigo, ese mismo que era s

erte, el grito de Macarena al ver el enfrentamiento de Pedro y Gabriel hizo desistir a la que era conocida como el Ángel de la miserico

dignado y mucho menos molesto por ver el labio roto de la joven, sino todo lo contrario, sonre

hora si me disculpas, debo ir al aeropuerto. — quiso i

que arruines mi auto.

o? Creí q

o ¿crees que cualquier persona puede t

ulce ingreso al lado del acompañante y Horus bufo, odiaba a las niñas consentid

pero piso el acelerador, podría no gustarle como pare

hos papis. — rebatió con voz

papis” que se imaginaban, pero no pensaba corregirlo, claro que no,

la pierna del mayor, quien sintió el calor

nterró aún más en su pecho y solo había una forma de hacer que pare, Dulce descubrió que cuando est

tió, como si realmente hu

tirlo, pero también había muchas más pa

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