Amarte siempre
odando los pupitres con ellos. El día era gris, obligando a los profes
o largo, liso y negro se acercó a Em
os en grupo
zó a negar c
nada -re
ro y se sentó en un pu
e grande -dijo-, p
Amanda, la hermana
guntó Amanda-, podemos hacerlo juntas, de paso me explicas,
so rosado, lo abrió y sacó una caja de marcadores nuevos. Rápidamente llegó
zó a contar Amanda-. Terminó discutiendo con mi papá y él
? -pregunt
sto ¿no crees? Después de llegar de arrimado, hacernos la vida un infierno, es lo más conveniente. A él le sobra el dinero y es dueño de varios hoteles, qué envidia. El muy
ue quien t
de cerveza -Amanda desplegó una son
la tienda -res
no la había en la tienda y que para esa hora ya era ta
e ruborizaron y una gran
o que es -soltó Amanda-. Oye, Emilia, si lo encuen
te ocurre
que no te gusta la idea?, sabe
hizo un puchero-, además, no s
se nota que
¿
nda se emocionó-. Por eso te digo que podrías sacarle algo bueno. Ven hoy a mi casa a hacer el trabajo de matemáticas, él estará ahí empaca
o voy a hacer eso
tunidad como esta? -Bufó Amanda-, ¿no quieres c
da si le pido a tu h
por favor. ¿Recuerdas cuando le quitamos al
stidio y después comenzó a
la casa de Emilia, así que debía caminar bastante, lo bueno era que
plias y enrejadas, fachadas impecables con carros de marcas de lujo parqueados frente a ellas. Algunos p
s y un jardín un poco descuidado. Había una Toyota Prado último modelo de color negro parquea
ntony. Tenía un semblante algo furioso. El joven cerró la puerta del veh
ia -s
ella con una voz
rrieron de pies a cabeza
rcó a ella, acariciando un mechón de su
de la emoción por tener a aquel joven tan cerca, al punto en que pud
ejándose de la chica para no intimidarla más; era ev
preocupes -dijo Emili
e Amanda ya te
a mañana -confesó la
ismosa -soltó Antony-, todo
ante, no te
ó la ca
r completo, algo que
er eso -soltó e
mi hermana, d
rtulina
rla con su amiga -so
y vio a Antony conversando con
nda caminando hasta donde
ó amablemente y después se salu
hermano-, Emilia cumple el domingo
-pidió
cumpleaños es que uno puede recibir regalos,
lizaba y Emilia odiaba eso. Emilia le sonrió con amabilidad al joven y
, según ella, para traer una
iso con una maleta de color negro, se detuvo al ver a Emilia bastante conce
domingo? -preguntó él,
conte
empre has querido
con la cabeza, sintié
que dijo Amanda -soltó, sintiendo
nda -replicó Antony y se sentó a su
breta que sostenía sobre sus pi
-dijo-, no debes darme
zco, ¿no estoy hab
verlo y soltó una
-Emilia comenzó a n
ny la contempló fijamente
abras de Antony sonaron con mucho signific
eres para tu cumpleaños? -vol
asta el pasillo, allí venía Amanda con
mero -puso una mano encima de las de Emili
rofundo y retuvo
seguro recordará ese número, ¿verdad
chó fuera de la sala, deja
nda- hice lo que pud
omenzar a beberlo con rapidez. El sabor del limón se sentía bastante fuerte y maltrató su garganta,
preguntó Amanda con un
ndo. Decidió anotar el número antes que se le esfumara de la mente. Ella no
mero telefónico le cambia
asaje de bus. El caminar hasta su casa era un infierno encarnado, estaba muy lejos. Pero a la vez se sentía aliviada al saber que dejó a su hermanita donde su tía, un lugar donde dormiría sin calor y comería todos los días. Lastimosamente, esa no iba a ser la suerte de Emilia, p
una migraña y su boca estaba seca por la deshidratación. Pero para su mala suerte, no llevaba ni
s al detenerse en seco, sintiendo el nudo en su garganta crecer. Sentía que aq
etera principal botando aquel terrible resplandor y a su mente llegó lo que ella nunca pe
sa como ella, el mostrarse tan vulnerable ante una persona de
que dejar a su hermana en casa de su tía para que no pasara hambre hasta que su madre pudiera arreglar la situación, bueno; si era que podía, con tantas deudas, eso era casi impos
sa y pedir ayuda para poder llamar a quien creía
puerta de la vivienda y ver a u
n? -pregunt
otaba que había visto que Emilia no se enc
dirle un pequeño favor -sup
, niña? -inquirió
n. En serio, es sólo un minuto -explicó-. Es que me he quedado var
mergencia tan grave. Aceptó con un movimiento de cabeza
on fuerza cuando escuchó el celular sonar, fueron dos
Ho
-pregunt
l, ¿con qu
, la amiga
tante y se volvió más alegre-. ¿Ya pensast
rías dárm