Amarte siempre
pensó un momento-. D
drías llevarme a mi c
tu c
venir? No tengo mucho tiempo
comportó muy bien con ella, de hecho, le dijo que, si no llegaban a recogerla, volviera a acercarse a ella, que le podría dar los pasajes para que pudiera irse a su casa. Aquello alivió un poco a Emili
era, el hombre tenía puesto el casco que cubría por completo su rostro.
sco y Emilia pudo ver qu
serio y algo preocupa
si hablaba soltaría el llanto. Quitó un mechón de cab
pasando por un muy mal momento; los pies de la chica se veían lleno
-Volvió a preg
o Emilia con voz quebrada
or
ar a mi hermanita donde mi tía. -Las lágrimas c
ny-, tranquila. No llores, s
zó a negar c
ha llegado aún a l
de Emilia, algo le decía que su problema no e
? -le preguntó-, dime, ta
ue en cualquier momento se desmayaría por la falta de energía? Era algo muy vergonzoso, y lo pe
moto y se acercó a ella, se sentó a su lado de la banca metálica y la a
eras grandes y se veía un poco más delgada a como la vio la última vez, t
eguntó-, tal vez
e vergüenza- mi mamá y yo estamos pasando por un muy mal mo
do? -inquirió Antony preocupado-, ¿
á le va a pagar y me da mucho miedo pasar por ahí. Ayer se me acercó, me preguntó y cuando me quise ir, él me siguió por unas calle
contado a
ermana donde mi tía porque como el tendero ya no nos fía, pues... -su voz se quebró- las cosas empeoraron. Yo quiero ayudar a mi mamá, pero no sé cómo. Hoy en la tarde ayudé a una ve
olvían a salir con más fuerza. No era capaz de ver a Antony, tenía demasiada vergüenza,
an grande que se obligaba a contarle todo, a él, que, como ella le dijo días antes, era un completo desconocido. ¿Pero cómo podría ayudar? E
problema es de dinero, ¿cierto? Yo podría darte trabajo en uno de mis hote
te preocupes, no te sientas obl
rse-. Realmente quiero ayudarte, déjame pensar. No te es
un rostro bastante apenado, per
-, puede que yo no te dé trabaj
lvió a solt
r nada. Lo único que puedo hacer cuando tengo tiempo es limpiar casas, pero nadie me deja fija por ser menor de edad, siempre me ponen esa
grimas y volvió su mira
ma, sólo tienes dieciséi
es lo único que sé hace
entado dar c
por ser menor de edad, me utilizan. Como m
debe ser un g
lia y una debilidad la consumió. Siguió llorando en silencio, pero intentaba
estás quedando? -
Antes vivía allí, pero, cuando papá murió, mi mamá dijo que me quedara con e
yo te ayudo?
lo que ella quiso decirle con esa frase, sabía que la jov
ó que Emilia se volvió a ruborizar-
lia se levantó de la banquilla metá
ra -pidió Antony-. Sí
e la chica, podría traerle inconvenientes con la madre de la joven, que las personas pensaran que él hacía cosas raras con ella en su apartamento. De hech
sa en su rostro. Sus manos comenzaron a
tó, aún con los ojos
ra cierto, por encima del qué dirán, estaba Emilia: u
resaba si daba lástima, porque sabía que no podía tener orgullo cuando estuvo a punto de desmayarse del hambre. Aquel guisado estaba delicioso:
e pensativo, uno que llevaba desde que él aceptó ayudarla. Ella no quería preguntarle la razón, necesitaba el trab
amó Antony
rne que estaba mascando, preoc
es ir a mi apartamento
onder- después de clases, pero en unas dos semanas
joven-. Puedes ir unas horas al día, yo prácticam
ilia, no le beneficiaba en lo
o, el justo -aclaró Antony al verl
tony, tampoco es para tanto -soltó una risa d
ecesitas el
í.
meses... bueno... No soy la persona más organizada, realmente soy un desastre en mi apartamento. ¿Mañana puedes llegar y ayudarme a arreglar todo? Te pagar
se iluminaron y s
tu apartamento como
á bastante desorganiz
na -sonrió con una enorme sonrisa-, no te vas a
gó una sonris
r mañana preparada y no tengas ninguna excusa para faltarme -sac