Amarte siempre
mular su alegría, pero se le hizo complicado: se
o "la mitad", entonces, ¿le iba a pagar cien mil pesos por un día de limpieza
de su casa, ya había anochecido y la m
das en la sala. La señora estaba encerrada en su cuarto, acostada en su cama. Una v
lia con emoción-,
de tanto llorar. Emilia se sentó a su lado, sacó de uno
la joven-. Mira, me dier
o?, ¿en qué?, ¿quién te dio trabaj
do, sabes que es lo único que puedo hacer. Tengo un ami
on quién vive?,
e viva mal. Él al verme llorar quiso ayudarme, recién se acaba de mudar a un apartamento y... necesita que alguien lo ayude a arreglar todo, porque él dijo que, como no tiene m
jer-, ¿por qué haces esto
ró-, tú no puedes con todo, necesitas ayuda. Yo también quiero ayudar. Por favor, déjame hacerl
no te l
tú sabes que ya nos está ayu
el llanto-. ¿Qué hicimos pa
salió esta oportunidad, al menos ya mañana vamos a comer y si
primer día de trabajo de Emilia, el día
con casas modernas alrededor, espaciosas, con hermosos jardines y que mostraba que allí no podría vivir
al haber olvidado el número del apartamento. Por suerte, ella antes de llegar había llamado a A
al ascensor, Ant
idado la direcció
ó ella con ri
ó Antony-. Es raro, porque te aprendi
blancas, espacioso, con bastante luz, puertas de madera anchas y modernas. Cam
es, ropa encima de los muebles y cajas de pizza, vasos y botellas. Era
con un poco
o te dije -explicó-. Tampoco me gu
ia-. ¿Por qué no buscast
a contratarla. Tampoco lo hacía bien, no sé, no me gustaba mucho el resultado, además, no soy de
as el que ella hic
ponerlas en otra parte, movía mis documentos o rompía cosas. Eso me molesta
lo -pidió Emilia-. Quiero hacer todo a tu gust
e todo el apartamento, Emilia comenzó a organizar. Con ayuda de Ant
una buena comunicación con Emilia, era una chica bastante madura para su edad, algo seria y callada, pero le gustaba que
a pedir algo a domicilio, pero E
? -preguntó alg
o -respondió ella-. ¿Qu
o paso mucho tiempo aquí. Per
comer? -aceptó E
an en la cocina, él recostó su cuerpo a
abes prepararlo? -
ó salir un
más fácil del mundo
cía, pidió algo adicional, pensando en que trataría de darle un servicio más person
. Emilia llevaba puesta una de sus típicas minifaldas que dejaban a la vista sus largas y delgadas piernas. Era una joven muy hermos
a de la minifalda. Aunque sus ojos viajaban por sus largas piernas, dándose cuenta que ahora se veían mucho mejor que
emoción. Aquello lo sacó de su ensoñación por completo, haciéndole pensar cómo podría soportar el estar a solas con ella en a
esto -dij
lo observó por un mom
-ace
ersonalidad le atraía en gran manera, pero estaba pr
. Entró a la habitación principal, había ropa sucia regada por todo el lugar. Comenzó a reco
las bolsas, comenzó a llamar a Emilia, pero
vergüenza al ver que e
te ruborizado-, acordamos que la ropa n
umamente desorganizado. Estoy segura de que comprarás más ropa cuando
limpiar, no l
ue Emilia había separado la ropa y en el lavadero esta
mente no tienes que hacer eso, deja de hacerlo
brazo, pero la joven
ré quieta si veo que hay tanta ropa sucia acumuladachica me esté lavando
hacía la ant
años, y me pedía que le pa
a los pantalones en la lavadora-, mejor p
ando la manera de manipularlo. Si mencionaba las palabras "ayud
a de desinfectante bastante agradable. Además, Emilia le dejó casi listo lo que él podría come
n dormir. Su espalda estaba adolorida y sus piernas ya no podían más. Se
-preguntó la mujer s
Todo estaba en cajas, había un desorden gigante. Pasé toda la tarde limpia
stro triste y acarici
rías estar trabajando
dió la joven-. Mejor, saca de mi bolso
prepare algo para
eno es que Antony es muy amable.
ero cuando hablas de él,
, él no es malo, además, sabe
abajaste co
mami, con ese dinero, yo hago la compra y tú con tu sueldo pagas las deudas y los servicios, yo te pago la deuda con el banco. Así no debemos fiarle al seño
ar-. ¿Tú cómo vas a trabajar? Debes
o, puedo irme para mi casa. Él no está en todo el día, así que sólo es limpiar un poco y ya.
, ese trabajo me
or favor, espera un tiempo, si ves que con los días que n
a saliendo de clases cu
nate, Iván me preguntó por ti, yo le conté que cumpliste añ
Emilia se
a mí? -preguntó to
í que v
ó salir un
edo, t
tú no haces nad
guí un trabajo -
runció e
para qué quieres tr
a? -respondió Emilia con tono un poco malhumorado-, además, ya la otra
é estás t
dos veces ante
pelería -r
bueno, no sé cómo harás, pero Iván quiere v
tony y lo encontró terminando de
jé una copia de las llaves encima de la mesa
ir un poco temprano h
as, no necesitas quedarte aquí toda la tarde.
muchas
dad, ¿a dónde irás?
a casa d
estró para que le
r ella esta vez
spingó la
Iv
-Emilia no pudo retener una
, cumpliste años. Al final nunca me di
dado trabajo es más que suf
entras llevaba una mano hasta
ue esto -dijo-, es admirable que quieras ayu
a joven detrás de su oreja mientras l
arde -informó Antony mientr
Llegó casi al anochecer; encontró a Iván, un joven de dieciocho años, s
ndo escuchó que Amanda comenzó a saludar a Emi
ntras se abalanzaba a ella y le d
-esbozó
n y ella se acurrucó en su fornido pecho. Para ser un joven de dieciocho años, e
brazos de Iván. El joven tomó una bolsa de
a bolsa una cajita rosa, la abrió y enco
sbozó, miró a Iván-
ollar: no se lo quitaría nunca. Era el primer r
jugo junto con unas picadas. La señora le tenía mucho aprecio a Emilia, en repetidas o
cumplía años, pero no le dio nada -d
no me conoce -r
e quedaste hablando con Antony antes de que se m
de Antony? -p
lo somos
rsona -dijo Iván-. Es mejo
rea de matemáticas -contó Amanda-. Justo después que te
o contaras eso
ia quedó con l
abio partido? Ese fue Antony, le sacó sangre. -La joven soltó una carcajada-. El muy desgraciado de An
-gruñó
learon? -ind
imos en la casa. Le pregunté que por qué se va y dice que porque sí. Sigo preguntándole y comienza a h
evó su mirada hasta Emilia, como
ue tenía, no le interesó que nosotros fuéramos pobres, me parecía un tipo humilde, agradable, jugábamos fútbol juntos. Pero después lo conocí mejor, es cierto todo lo que mi mamá dice de él, es un desagradecido, después que le abrimos las pu
e había tomado rencor al hombre que admiraba por una mentira,
tener problemas, lo mejor era mantener una relación alejada de Antony, ser
limpiar a las nueve de la mañana, ya que estaba en vacaciones de fin de año. Sólo lo veía un rato los sábados, cuando le lavaba la ropa. Él
iaba y se preocupaba por lo que comía en las mañanas y las noches. Cuando se cumplió el mes, Emilia encontró la paga en la mesa con una nota
n Antony los sábados, cuando ella se adelantaba un poco de la hora
de la ciudad. Lo bueno de su trabajo era que prácticamente no veía a su jefe, le tomaba un poco menos de dos horas limpiar lo poco que Antony desorganizaba cuando estaba allí y el resto del tiempo era p
ra salir, lo veía abrir la nevera y sacar la comida semipreparada que ella el día anterior le había hecho. L
os cítricos. Antony cuidaba mucho su cuerpo, tenía bastante ropa deportiva y muchísimos zapatos deport
tó Antony mientras comía sentado fren
os los sábados. Y la mis
la con una ligera s
mientras tomaba con su mano derecha el
a la mesa y se se
ven-, que trabajaba para ti. Cree que tengo veinte años, parece que
legó una co
o tenerte aquí, no debo preocuparme por el qué
or aquella respuesta. Sí, todo estaba marchando muy bie
a ruta para evitar al señor Francisco al llegar del trabajo, era una mucho más larga, pero nadie la molestaba. Al hombre se le pagó todo lo que se le debía; de poc
comida y podían darse pequeños placeres como comprarse una que otras cosillas para ellas. De hecho, en aquel año les había ido tan bien que la madre de Emilia encontró un mejor trabajo como
e una mañana-. Dentro de poco te vas a gr