Amarte siempre
ordo, con una prominente barriga se acercó a
ncisco -saludó Emilia int
paga -arremetió el hom
o que pagará todo el cinco -aclaró con afán-, que la empresa
una pequeña ri
as apoyaba un codo al mesón de madera-. Dile a
. señor...
gó una sonrisa retorcida y se inclinó más hacia ella, golpeándola con su
evamente se contuvo y su ro
sosteniendo su sonrisa retorcida que mostraba sus dientes torcidos y
Estaba perpleja, sus ma
posó a la derecha de Emilia, interrumpiendo por
ó al viejo gordo-, un
io y un tanto amargado se d
pero, deseaba que se quedara a su lado
alto, de cabello negro y con piel un poco bronceada por el sol. Se veí
lestando? -pre
dio cuenta de lo que estaba sucediendo?
de Amanda, ¿no?
ilia lo miró fijame
ce dos días a mi casa para
aba mucho de él. Lo fastidioso que era y las muchas discusiones que tenía con su madre. Lleva
de Amanda -re
ita tan sola en este
bién funcionaba como tienda de conveniencia. Los borrachos estaban a
ilia, ruborizada, subía tímidamente los hombros. La pregunta aún
este bar? -Volvió a preguntar Anton
edido -respondió Emil
ido joven, se veía sumamente indefensa a su lado. Sin duda alguna era sumamente guapo: cabello liso, nariz respingada, labios rosados y carnosos; con
rgonzaba cada vez más. Él la rescató de un momento sumamente incómodo que fue cau
-pregunt
pondió ella, dispuesta
taba molestando?
mirada, no quería hablar de su
que decirme y yo me encargaré de él -l
poniendo la botella fría so
diando a Emilia de aquel depravado que intentaba aprovecharse. Tomó un tragó de
buznaba al darse cuenta de que ya no podría seguir
enó el hombre mientras ex
aliviada al saber que no se iría con
ates, cebollas, huevos y otra
o estás? -pre
nfundida, ¿acaso no sabía q
te ll
ili
Ant
informó
inquiri
abla much
ueña risita mientras
te ha dicho de mí -soltó
te ama al m
asa -bufó Antony y después l
negra de la casa. Todos parecían tenerle envidia, ¿y quién no? Era hijo único de un homb
ado con hojas arrugadas, buscó la cuenta entre el montón de números y tachones, hasta llegar a una suma bastante extensa
hacía falta la cartu
la joven-, ¿no tiene m
e yo no v
, su esp
un bufido y alzó la m
fía -aclaró de mala gana-.
gran manera y sentía un impulso de salir corriendo de aquel
a por aquí, que vea cómo come en estos días -gruñó el ho
r -aceptó
quedad y observó fijamente a Emil
e dije -agregó y so
viera el rostro de aquel hombre y, además, no tuviera a la vista a
s la venía observando cuando lograba encontrarla en la casa de su madre, le encantaba la belleza de Emilia, además de su gran ino
metió que sería él quien de ahora en adelante la protegiera de t