El Divorcio que me Salvó
mento y... y no tengo forma de contactar a un cerrajero... o-olvidé el teléfono y las llaves adentr
para dejar de parecer una desquiciada ante mi vecino, el cual me observa con u
su cromosoma es XY, soy perfectamente consciente de ese hecho, pero mi persona reacciona por sí sola y sé que no es algo que vaya a desaparecer. El inconveniente aquí es que, si bien he podi
lidad, bajo mi mano, aclaro mi garganta e intento iniciar nue
uevo, sé que esto es poco usual, sin embargo, soy nueva y necesito su ayuda. Mi nombre es Tzatsi, como dije, soy su nueva vecina y, por falta de costumbre y prisa, me quedé fuera de mi ca
s, como si estuviera considerando si debería cerrarme la puerta en el rostro y ahorrarse el problema que es evidente
o quizás es mudo, hasta que termina suspirando con evidente cansan
iempo, y me hace estremecer cada célula, como si vibraran en l
aquí, es algo que suele ocurrir. Te recomendaría que, si eres del tipo despistado, ocultes alguna llave en un sitio del edificio que puedas
uen cons
as
ngo que busca
sar al departamento de mi vecino gigante. La verdad es que es bastante bonito, decorado con buen gusto, au
volviendo a poder tener una buena perspectiva de mí misma y de lo que me gusta o
anquilos, sobre todo nocturnos y de playas o bosques, electrodomésticos de acero inoxidable y mesadas
ensuciar algo con esto, pero mi vecino parece notar mi predicamento y, aún con solo la
está en uno de los imanes, llama con tranquilidad, puedes esperar a
o... aún no s
ul
n pla
mismo, solo que espejado, invertido en disposición. No inspecciono mucho más, simplemente me acerco al teléfono y, como ya tiene toda su carga, lo suelto del enchufe para poder mar
a no pone segurid
ués, estoy sentada en la barra de la isla, terminando de comer lo que me quedaba del wo
ora vestido con un vaquero obscuro desgastado del frente, botas parecidas a las de los motoristas y una camiseta negra lisa de cuello de pico que, para ser honesta, le queda de
jo el ce
duende de metro y medio, con una gran bolsa de comida japonesa y con un cerebro despistado que olvidó
uena como
quizás las bombas de salmón y queso phila en tempura? E
va la bolsa que es casi de la mitad de m
as tener
y cincuenta, mas mi estómago no parece enterado de
una b
embargo, es mi triste r
, con los pocos arroces que aún quedan luego de que me comiera todo lo demás. Ha ahogado tanto mi vi
ex
u rostro curioso y trato de quitarle hierro
a comer en público porque parecía un barril sin fondo. Que tenía suerte de tenre, sacando uno de los paquetes y unos palillos para e
matarían por poder comer lo que quisieran sin preocuparse de subir de peso. Además, eststa vez una bandeja de piezas de sushi. La abro y como un par con mucho gusto, sintiéndome relajada por comer co
e piezas de mi bandeja, lo cua
r la necesidad de romper, y para cuando me quiero dar cuenta, ya no hay
ambos queremos tomar el último y rápidamente retiro mi mano de la suya: la diferencia de tamaño es casi a
tá tan tenso, miro la hora en el reloj que hay en la pared y noto que ha pasado casi medi
esechar los empaques en el cesto de basura para luego mirarme con ese rostro serio y neutro. ¿Este h
e... creo que y
inutos mínimo? A penas si ha pasado medi
por qué me lo
e se aproveche de eso. Estoy seguro de que si otro cerraj
adido demasiado tu hogar, lo mejor
del pasillo hasta que tu trasero quede
rme a reír como foca con epilepsia, al punto de que hasta
ZAT
da al golpe, mi voz es a
ido del humor. Síp, defini
momento ridículo y de vergüenza pura. Cambio de look, cambio de vida,