El Divorcio que me Salvó
te a mí, la verdad es que me gustó desde el primer momento que vi su foto en la página de
paredes de color crema y detalles metálicos plateados. La verdad es muy bonito. Sin bajarme del auto, ingreso en el garaje subterráneo y estaciono en
vo a hacer lo mismo una vez que llego, solo que dejo todo a penas en el pasillo fuera del ascensor para no mol
lejó porque representaban un peligro para sus abusos. Si alguna hubiera visto las heridas que ese malnacido me hacía, lo más probable es que las cosas hubieran ido mal par
rima amarga de tristeza que no puedo controlar, mas me repongo lo más
cómo no, no las encuentro. ¿Será que habrá un día en mi vida donde no pierda algo? Finalmente aparecen cuando ya no queda nada dentro, apretadas en un pliegue de la tela, y abro mi nuevo hogar, encontrando un bon
o vendiendo el mío y comprando un usado para que no puedan encontrarme, hacer miles de kilómetros y comer comida chatarra en la carretera mientras busco un nuevo lugar donde vivir y estar segura... Una maldita locura agotadora. Ahora básica
n mente empiezo a acomodar mis cosas por el departamento, a los sitios donde deben estar. Con la ropa, los productos d
está organizado y que la noche ha caído. Mi estómago gruñe y me doy cuenta de que no tengo nada en la heladera, que no tengo con qué cocinar, y que no pensé en todos
salmón y arroz y otro de pulpo y una botella de sake. Incluso unas bombas de salmón en tempura. Tardará cerca de media hora, lo que me da tiempo
nca fui muy morena o grande, de hecho, a penas mido metro y medio, que es una de las razones por las que ese imbécil creía que era un ju
imientos o toques. Se fue más rápido lo de mi rostro y mi brazo que esto, supongo que porque mi torso se la ha pasado presionado con tanto tiempo en el auto. Niego
an un corte pixie de color negro azulado. El rojo furioso que antes me caracterizaba se ha ido y ya casi
na toalla, empezando a secarme cuando escucho el tono polifónico del teléfo
cae el aparato cuando lo tomo para contestar, y la voz del otro lado me hace respirar profundo y relajado en cuanto atie
del vidrio me hace un gesto y presiono el botón junto a la puerta para abrirla, aceptando el pedido y dándole el dinero junto con la propia, cosa que lo hace sonreír. Seguro piensa que tendr
na de sor
darme cuenta de un detalle: abrí la puerta de abajo con el botón junto a ésta, porque no llevé mis llaves, salí tan rápido que ni siquiera las
a y pienso en qué hacer mientras abro la bolsa y saco una de las cajas de wok y unos pa
n van a poder ayudarme sin consecuencias. Y con eso en mente, me levanto aún con la caja con los palillos en mano y me acerco a la puerta más cercana a la mía, la cual está muy silenciosa,
nstantes, hasta que (antes de que vuelva a tocar) unos pesado
lor me sube a las mejillas tan rápido por la vergüenza, como me baja por el hombre ENORME fr
ma