Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
La segunda oportunidad en el amor
Mimada por el despiadado jefe clandestino
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Mi encuentro con un misterioso magnate
Dentro del ascensor del Hotel Windsor Holiday Inn...
"Calor... ¡qué calor!".
Cassie se apoyó somnolienta sobre el hombro de Alice. El hermético espacio del mismo la estaba dejando un poco sin aliento. Entonces cerró los ojos.
La droga mezclada en el alcohol que había bebido estaba empezando a surtir efecto. Sus mejillas estaban ruborizadas.
Alice la observó empuñando sus manos con indignación.
'Solo yo merezco a Adam. La gloria y todo lo demás también serán míos. Espera y verás'.
Con su bolso a cuestas, Cassie preguntó balbuceando: "Amiga, ¿falta mucho... ¡hic!... para llegar? Me siento fatal".
Alice, volvió en sí y dijo sonriente: "Estamos cerca".
Finalmente, el ascensor se abrió, como si hubiese escuchado su queja. Una brisa de aire frío entró y la sorprendió. Le dejó la piel de gallina.
En el último piso del hotel, un par de largas piernas pisaron sobre la alfombra roja persa. La cálida luz del pasillo resaltaba la suave piel de la mujer. Su pequeño vestido negro dejaba poco a la imaginación.
"Habitación 0969. Señoritas, es aquí".
"Ah, gracias".
Cassie había salido del ascensor algo desorientada. Su amiga la sostenía con una falsa sonrisa. "Cassie, llegamos. Entra tú primero. Voy a comprarte una pastilla para sacarte la resaca".
Levantó la mirada y le respondió sonriendo tontamente: "¡Qué buena eres, amigota!".
"No es nada".
Alice miró por la rendija de la puerta. Una persona, con el torso desnudo, estaba parada frente a la ventana francesa del living.
Era Dylan Lu. Contemplaba la brumosa noche mientras se frotaba la sien. Estaba un poco borracho por el alcohol que había tomado durante su reunión de negocios.
Alice sintió alivio al ver que adentro había un hombre.
Apretó los dientes y la empujó hacia dentro. "Cassie, vuelvo enseguida".
"Oh, date prisa".
Cassie asintió con la cabeza mientras eructaba. Se quitó los tacones como pudo y entró al cuarto tambaléandose lentamente.
En el pasillo, Alice sonreía maliciosamente: "Esto... es solo el comienzo".
La cálida temperatura del cuarto hizo que la cara de Cassie se tornara aún más roja. Su piel estaba enrojecida y caliente. El alcohol intoxicó su cuerpo y afectó su cerebro. Todo a su alrededor parecía estar moviéndose.
Dylan escuchó el sonido de sus pasos y se dio la vuelta. Su atractivo rostro tenía el ceño ligeramente fruncido.
Acababa de salir de la ducha. Un toallón blanco tapaba la mitad inferior de su cuerpo, dejando al descubierto sus abdominales bien marcados. Las gotas de agua se deslizaban lentamente a través de sus músculos hasta llegar a su cintura. Era un espectáculo hormonalmente explosivo.
Dylan vio a la extraña mujer frente a su cama y frunció aún más el ceño.
"Vete".
Pero la droga ya había empezado a actuar, ¿cómo iba a controlarlo? Estaba cada vez más caliente. Sintió cómo el fuego ardía dentro de su cuerpo.
"¿Dormir? Sí, dormir es agradable".
Cassie arrojó su bolso e intentó desabrochar su vestido, pero la cremallera no se movía, parecía estar en su contra.
Frustrada, decidió quitarse las correas de los hombros, dejando ver su delicada clavícula.
Pero un par de grandes manos calientes, húmedas y ligeramente callosas rozaron sus hombros, haciéndola temblar.
Él estaba algo ebrio, pero calmado, y podía sentirse cierta molestia en su tono de voz. "¡Largo!".
Cassie se volvió hacia él. Intentó señalarlo con el dedo, pero su silueta se había duplicado, entonces sacudió la cabeza tratando de recuperar la sobriedad.
Su figura se veía cada vez más borrosa, pero estaba segura de que lo conocía.
'¿Eh? Se parece a él... ¡Y encima son dos!'.
Con una inusual delicadeza, le dijo suavemente: "Adam...".
Adam Shen era el novio de Cassie. Para esa celebración del sitio web, se le permitió traer un acompañante. Al principio, iba a llevarlo a él, pero como le había surgido un imprevisto, decidió invitar a su mejor amiga Alice.
Las emociones por su ausencia durante tantos días la invadieron por completo.
Frunciendo el ceño, lo abrazó fuertemente, negándose a soltarlo.
'¡Ey!, parece que aferrarme a él me tranquiliza...'.