Novia del Señor Millonario
Cariño, déjalo y ven conmigo
El regreso de la esposa no deseada
Yo soy tuya y tú eres mío
Tesoro de CEO
Mi encuentro con un misterioso magnate
La segunda oportunidad en el amor
La venganza de la heredera genio oculta bajo la máscara
Mimada por el despiadado jefe clandestino
No me dejes, mi querida mentirosa
"Irene, creo que deberíamos separarnos".
Irene Xiao recordaba perfectamente que sus palabras la dejaron como si hubiera recibido un mazazo en la cabeza. "¿Qué?", dijo ella, sin saber cómo responder.
En ese momento, el hombre se pellizcó la nariz como si el hecho de explicárselo le costara un gran esfuerzo. "El motivo es que sencillamente no encajamos. Por ejemplo, a mí me encanta comer todo tipo de cosas, y tú", añadió él mientras seguía arrugando la nariz. "Solo sabes cocinar fideos, y no quiero ni empezar a hablar de... Entiendes a lo que me refiero, ¿verdad? Toma, aquí tienes 200.000 dólares. Considera este dinero como una compensación por el tiempo que hemos pasado juntos".
Por un momento, Irene tuvo que sentarse en el borde de la carretera agarrándose con las manos al pavimento mientras recordaba el momento en que él le rompió el corazón en mil pedazos. Tomó otro trago de la cerveza que tenía en la mano, sollozando.
'¿Qué diablos fue lo que pasó?'.
Aún recordaba lo enamorados que estaban ella y Jonny Jiang, y habían estado juntos tres años. Por aquel entonces, aparte de su cuerpo, ella estaba dispuesta a darle todo lo que él quisiera. Entonces, ¿qué fue lo que pasó? ¡Simplemente había roto con ella!
La muchacha se lamentó gimiendo.
Sin embargo, le parecía normal que lo hubiera hecho... o eso creía. Los padres de Jonny eran funcionarios del gobierno y sus antecedentes familiares eran, cuando menos, extraordinarios. En cuanto a ella, su madre tenía un trabajo humilde y tenía una hermana que podía considerarse problemática.
Ambos procedían de clases sociales diferentes, así que tal vez era apropiado que se separaran.
Pero aun así...
Parpadeó para intentar contener el llanto mientras se secaba con la mano las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.
'¿Por qué diablos era así él?'.
Entonces recordó lo mucho que le gustaban sus fideos antes, en una ocasión hasta le había dicho que podría comerlos durante varios días seguidos. Incluso había dicho que superarían la desaprobación de sus padres por los antecedentes de su familia. "No te preocupes. Todo irá bien", dijo, rodeándola con sus brazos y abrazándola.
Tomaron tres años para que sus promesas se desvanecieran.
Es evidente que no se puede confiar realmente en la palabra de un hombre.
Sintió que su corazón se encogía. Por mucho que intentaba contener las lágrimas, sentía que su mundo se había venido abajo, así que se encontró sollozando en la calle.
'¡200.000 dólares! ¡Como si con ese dinero pudiera recuperar todo el tiempo que perdí contigo!', pensó ella a la vez que tomaba otro trago de la botella.
No podría, pero al final decidió aceptarlo porque al fin y al cabo se lo merecía.
'En todo caso, este dinero me pertenece.
¡Por todo el tiempo he perdido con ese imbécil!'.
Justo cuando tomaba otro sorbo de cerveza, un coche se detuvo en el borde de la carretera, unos metros detrás de ella.