Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Extraño, cásate con mi mamá
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Destinada a mi gran cuñado
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
El dulce premio del caudillo
Rosa.
Apenas me mudé a “camino verde” supe que este pueblo era diferente, había un pequeño campamento a las afuera, era como una tribu, pero nadie sabía mucho de ellos y tampoco se acercaban mucho que digamos, solo su líder entraba al pueblo una vez a la semana a comprar víveres, por alguna razón la gente parecía temerle.
Lo que es yo empecé a trabajar en una cafetería 24 HRS en el turno de noche, tuve que suplicar una semana para que mi mamá me diera permiso, con 17 años lo necesitaba para poder trabajar, aún cuando solo me quedaban 2 meses para cumplir 18.
-no te acerques mucho al bosque, ya sabes que andan lobos sueltos – dijo mi mamá al despedirme cuando salía a mi primera noche de trabajo.
-ya lo sé mamá, no tengo 5 años – le respondí con cansancio.
Después de eso me puse la capucha roja que me había regalado mi abuela y salí rumbo a la cafetería, en el camino sentí como si alguien me estuviera siguiendo, ya era como la tercera vez que lo sentía pero nunca veía a nadie.
Al llegar me puse a limpiar las mesas mientras esperaba que entrara alguien, la noche no era muy movida por lo que había mucho tiempo muerto, así que en esos momentos me ponía a hablar con Clara, la cocinera.
-¿y que hay de la tribu de allá? – le pregunté señalando con la cabeza el bosque.
-¿en serio nadie te lo a dicho? – dijo, sonaba sorprendida.
-¿decirme qué? – pregunté cada vez más confundida.
-hay una razón por la cuál no se mezclan con nosotros, ellos no son humanos.
-vamos, ¿Cómo no van a ser humanos?, ¿entonces que son?
-la verdad nadie lo sabe a ciencia cierta, algunos dicen que los han visto convertirse en lobos, otros dicen que son vampiros pues tienen uñas y dientes afilados, además todos tienen ojos amarillos, todos, eso no es normal…
-dale, no me tomes el pelo, yo no creo en cuentos de hadas o historias de terror.
-bueno, puedes pensar lo que quieras, pero yo que tu tendría cuidado con esa gente.
Me dio risa que Clara estuviera tan segura de esas historias, supongo que era la influencia que tenía el pueblo en la gente. Mi madre había dicho que iría a buscarme, pero ya habíamos cerrado y no llegaba así que la llamé para encontrarla en el camino.
En eso, alguien me arrinconó contra una pared sin previo aviso.
-ya perra, dame tu cartera y nadie saldrá herido – dijo apuntándome con un arma.
Antes de que pudiera siquiera pensar que hacer un enorme lobo derribó al asaltante, lo mordió en el brazo y luego lo lanzó lejos, me miró directamente a los ojos, eran de un ámbar hipnotizante, prácticamente amarillos.
-oh no, lo siento – dijo señalando un pequeño arañazo que me había hecho en el brazo, me había pasado a llevar cuando derribó al asaltante… espera… ¿acababa de hablar?
-tu… tu… hablaste.
-¡aléjate de mi hija¡ - grito mi mamá y le tiró uno de sus tacones (seguramente un tacón derribaría a un lobo parlante de 1,5 metros de alto)
El lobo sonrió, me cerró un ojo y se alejó corriendo.
-¿estás bien? ¡Te dije que te alejaras de los lobos!
-fue el quien se acercó, además, me salvó la vida.
-¿y ese arañazo?
-eso fue un accidente.
-si, claro.
Diego.