Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Novia del Señor Millonario
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Una esposa para mi hermano
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
La prensa, el FBI y la mafia misma estaba con los ojos en aquel hotel de lujo dónde la glamorosa y aclamada pareja estaba anunciando su compromiso.
Ellos eran famosos por exponer todo a los espectadores, les encantaba posar a la cámara, contar sobre su vida, hacer público cualquier cosa que los hiciera ver cómo la familia perfecta.
Jayden era el más conocido fuera de la farándula, pero no necesariamente por cosas buenas.
—Querida familia, queremos anunciarles que ya tenemos fecha de casamiento —él sonríe mientras todos comienzan a festejar—. ¡El próximo 17 de junio hay boda!
—¡Oh, dios mío! ¿Dónde se festejará?
—En los Hemason, por supuesto. La boda será en Dubai.
Ese fue el principio del fin. Si Madelaine creía que su vida era perfecta y no podía ser más feliz de ahora en adelante, estaba completamente equivocada.
Motivo número uno: No sabía un carajo sobre su futuro esposo
Motivo número dos: Las cosas se pondrían feas apenas pongan un pie fuera de aquel hotel.
Por supuesto que la familia de Madelaine estaría feliz con la noticia, todo el mundo amaba a Jayden desde hace tiempo. Incluso lo hicieron más cuando la cadena de hoteles de Louder y Strand se fusionaron, hicieron el imperio más grande del continente, siendo una familia extremadamente rica. ¿Porqué no les alegraría el hecho de que su pequeña se casara con aquel exitoso empresario?
Madelaine era una mujer muy hábil para los negocios, eso fue lo primero que le impresionó a Jayden cuando llegó con una magnífica propuesta para el negocio, por supuesto que para ese entonces Madelaine llevaba adelante el negocio familiar, fundado por su abuelo materno y hasta entonces, aún lo hacía, solo que su padre la había convencido de tomarse unas buenas vacaciones para cuando Jayden le propuso hacer un viaje por todo el mundo en un crucero.
—¿Te encuentras bien? —pregunta Jayden mientras ambos se van hacia un lado
—¿Dubai? —frunce el ceño—. Creí que aún no lo sabíamos.
—Bueno, eso solo fue para darles una respuesta. ¿No te gusta Dubai?
—Si me gusta, pero ahora no vamos a poder cambiar el destino —se queja—. Quería una boda en la playa, Jayden.
—La tendrás, cariño. Relájate, es nuestra noche de compromiso.
—Me relajaré cuando me consultes, sabes que no me gustan las sorpresas —suspira
—Bien, bien. Lo siento. ¿Podemos ir a tomar unas copas y terminamos con esto?
—¡Rayden! —Steve Roig se acerca con una sonrisa—. Quería felicitarlos. Madelaine, querida estás espléndida .
—Gracias, señor Roig. Claire, hola. Me alegro de que hayan venido —sonríe la mujer
—No puedo estar más feliz por ti —sonríe la mujer
—Muchas gracias, ¿Han venido solo ustedes? —pregunta mirando hacia atrás
—Oh, si —Claire aclara su garanta—. Josephine aún sigue de viaje, sabes que a ella no le gusta estar en un solo lugar.
—Señor, la cena está lista —murmura uno de los camareros en el oído de Jayden. Él asiente.
—Nos encontramos en la mesa —dice finalmente Steve.
Madelaine mira como el matrimonio se aleja mientras su esposo se inclina a su oído.
—Cariño, no insistas en preguntar por su hija. Sabes que no les agrada mucho el asunto.
—Ay, Rayden. Solo es una pregunta, que su hija sea una rebelde y quiera viajar por el mundo no la hace un bicho raro —Rayden hace una mueca
—Lo sé, pero solo evítalo.
Madelaine no entendía porqué había tanto misterio con la hija de ellos, jamás la había visto en los dos años que conocía al matrimonio. Ni siquiera una jodida foto y no entendía porqué, ellos todo el tiempo evitaban hablar de su hija y la mujer se preguntaba si es que ella había hecho algo que avergonzara a su familia o realmente era un alma rebelde.
—El señor Strand está a punto de salir —dice un hombre a través del teléfono
—Bien. Síguelo e intenta saber a dónde vive. Ni se te ocurra sacar un arma por allí porque sabes que en dos segundos estás en prisión, hay demasiadas cámaras hasta la autopista.
—Correcto. Solo lo seguiré.
Los ojos del moreno siguen sobre Jayden y su esposa, quienes están saludando a los invitados fuera del hotel. Esa era la única oportunidad para seguirlos, sabían que Jay solía dejar a sus guardaespaldas cuando estaba con ella, jugando a ser un hombre normal.
Coloca su casco al momento que ve al empresario subiendo a su auto, donde unos metros más adelante está todo totalmente despejado para poder comenzar con su persecución por fin.
—No quiero ir a España, Rayden. Sabes que quiero comenzar a ver lugares para la tienda.
—Tienes tiempo para eso, preciosa. Es una reunión de negocios, tienes que acompañarme.
Rayden mira a través del espejo retrovisor, dándose cuenta que aquella moto ya la había visto más de una oportunidad desde que comenzó el trayecto. Su pulso comenzó a acelerarse, sabiendo que Madelaine estaba a su lado y de que no podía permitirse aquello.
Aceleró el vehículo, intentando salir de su vista al darse cuenta de que no había nadie cerca, ni siquiera un maldito guardaespaldas que pudiera cubrirlo.
—¿Que diablos haces? —grita Madelaine desesperada— ¡Estaba en rojo!
—Lo siento, cariño —dice distraídamente mientras sigue mirando la dirección de la moto.
—Baja la velocidad, (esposo). Vamos a tener un accidente —la mujer se toma del asiento mientras mira desesperada a su prometido
Ella vuelve a gritar cuando el hombre hace una maniobra brusca para intentar chocar a la moto de lado al ver que se había acercado demasiado. Maldecía no haberle dicho a Robert, su guardaespaldas, que lo siguiera esta noche.
Madelaine comienza a maldecir cuando Rayden casi choca a una bicicleta al tener la velocidad tan alta, aunque él ni siquiera la escuchaba, sus ojos prácticamente estaban en el hombre que ahora se acercaba otra vez, metiendo una mano en el bolsillo.
Solo fue cuestión de segundos cuando él decidió detener el auto bruscamente, provocando que la moto que iba a tanta velocidad detrás de él chocara con la parte trasera de su auto, y el hombre saliera volando.
Madelaine se paralizó por un momento, sin embargo, reaccionó cuando su esposo comenzó a poner el auto en marcha otra vez.
—Carajo, no. ¿Qué diablos te sucede?
No esperó una respuesta y abrió la puerta del copiloto para ir hacia el pobre motociclista que estaba tirado a unos cuántos metros. Rayden golpeó el volante con fuerza mientras también bajaba del vehículo y miraba hacia todos lados, comprobando que en una calle tan solitaria, nadie había visto lo que sucedió.
—Llama a una ambulancia —grita Madelaine mientras se acerca
—Aléjate de él. Vámonos —le dice Rayden
—Mierda, Ray. No vamos a dejarlo aquí, va a morir.
Él intenta alcanzarla antes de que llegue hacia el hombre, sin embargo, cuando toma su brazo, Madelaine le lanza una mirada de muerte mientras se suelta de manera brusca. Sabía que no negociaría con su prometida para irse de allí, ella tenía un corazón demasiado noble para eso.
—Madelaine, por dios. Párate de una puta vez —le exige
—¡No voy a irme!. Oh, por dios —murmura cuando ve que el hombre sangra demasiado.
Las sirenas de la policía comienzan a sonar, poniendo nervioso a Rayden y maldiciéndose por no haber esperado. Él había creído que sacaría un arma y sabía perfectamente que era capaz de disparar sin problemas, no podía permitir que les hiciera daño.
Comenzó a forcejear con su prometida mientras la mujer tocaba al hombre mal herido, frotando su cabello cuando notaba que no había manera de que ella se fuera de allí.
—Madelaine, maldición. Vámonos.
La mujer miró a la patrulla de policía esperanzada porque estaba acompañada de una ambulancia. Estaban a tres calles de diferencia y sentía que el hombre todavía podía salvarse.
—Tranquilo, están aquí —le habla al hombre
—Madelaine, sube —oye que su prometido le grita desde una distancia considerable, pero cuando quiso mirar hacia él, el hombre estaba poniendo el auto en marcha.
El vehículo no quiso arrancar, pero Jayden tampoco se quedó allí para esperar a la policía y en cuestión de segundos salió de su vista.