Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
No me dejes, mi pareja
Extraño, cásate con mi mamá
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Destinada a mi gran cuñado
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
El dulce premio del caudillo
Clara siempre había sido diferente. En un mundo donde los niños solían seguir la corriente, ella navegaba contracorriente con una energía vibrante y una alegría desbordante. Su hiperactividad y entusiasmo la apartaban de los demás, convirtiéndola en el blanco fácil de los desaires y malos tratos de sus compañeros.
Clara no solo era diferente por su comportamiento. Había algo más, algo que la hacía aún más incomprendida. Ella veía cosas que los demás no podían ver. La primera vez que intentó compartir lo que veía, fue duramente castigada y tachada de mentirosa. Desde entonces, aprendió a convivir en silencio con esos seres que poblaban su mundo. Algunos la asustaban, otros la acompañaban, pero todos ellos formaban parte de una realidad paralela que la aislaba aún más de los demás.
En medio de su soledad, Clara encontró consuelo en la naturaleza y en el arte. Pasaba horas explorando los bosques cercanos a su hogar, dibujando y pintando los paisajes que la rodeaban. Amaba ayudar a los demás, aunque a menudo sus buenas intenciones eran malinterpretadas y la etiquetaban como rara.
La incomprensión y el rechazo la llevaron a buscar respuestas. Clara comenzó a investigar sobre los fenómenos que experimentaba. Se sumergió en la biblioteca de su pueblo, leyendo todo lo que podía sobre el mundo sobrenatural, la historia de su región y las antiguas leyendas. Poco a poco, fue descubriendo que no estaba tan sola como pensaba. En las páginas de los viejos libros, encontró relatos de personas que, como ella, podían ver más allá de lo visible.
Un día, mientras exploraba uno de sus lugares favoritos en el bosque, Clara encontró algo que cambiaría su vida para siempre. Oculto entre las raíces de un viejo roble, había un pequeño cofre de madera. Con las manos temblorosas y el corazón latiendo con fuerza, abrió el cofre y encontró un diario antiguo y una llave.