Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
Destinada a mi gran cuñado
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Capítulo 1
"En las soleadas calles de Rosario, dos corazones jóvenes, acertaron encontrarse inesperadamente. Marina, una chica de mirada soñadora, paseaba por el Parque de la Independencia, perdida en sus pensamientos. Al levantar la vista, sus ojos se encontraron con los de Roberto, un chico de sonrisa encantadora que tocaba la guitarra bajo la sombra de un árbol. Así podría comenzar a contar mi historia y seguro ustedes creerían en un amor romántico igual a muchos. ¡Error!
Marina, cautivada por la música y el brillo en los ojos de Roberto, se acercó tímidamente y aplaudió cuando él terminó de tocar una canción. Entre risas y charlas, descubrieron que compartían la misma pasión por la literatura y la poesía. Los días pasaron y cada encuentro fortalecía su conexión.
Juntos exploraron los rincones de la ciudad, caminando de la mano por las coloridas calles del barrio Pichincha y disfrutando de la brisa del río Paraná en la Rambla Catalunya. Cada rincón de Rosario se convirtió en el escenario de su historia de amor.
Podría haber sido, claro que sí, pero todo desencadenó en tragedia. Una sucesión de situaciones macabras que nadie pudo detener, aún con buenas intenciones. Uno a veces cree que puede torcer la línea del destino, pero…
Las tardes las pasábamos sentados en la orilla del río, compartiendo sueños e ilusiones. Yo le leía poemas de Alfonsina Storni, mientras Roberto me dedicaba canciones que había compuesto inspirado en éste amor. Nuestros corazones se fundían en cada verso y melodía. Existió, ¡lo juro!
Pero como en toda historia romántica, también había obstáculos. La distancia amenazaba con separarnos, ya que yo, Marina debía partir a estudiar en una universidad en otra ciudad. Sin embargo, decidimos luchar contra la adversidad y continuar nuestra historia juntos, confiando en que el amor verdadero puede superar cualquier barrera. ¡Barrera!
En un cálido atardecer en la Plaza Sarmiento, rodeados de los murmullos de la gran urbe, sellamos nuestro amor con un beso lleno de promesas. Promesas de que, sin importar qué, el amor perduraría y seguiríamos escribiendo la historia, aunque fuera a distancia.
“Y así, entre versos, melodías y la esperanza de reencuentros, Marina y Roberto, nosotros, nos convertimos en una leyenda, en las calles de Rosario, demostrando que el amor verdadero puede florecer en cualquier rincón del mundo, incluso en el corazón de una ciudad tan encantadora y peligrosa como esta." ¿Peligrosa es el término adecuado?