Capitulo 1
Quería sorprender a mi novio, no soy de las personas más románticas!Pero en ese momento llevaba conmigo un paquete: algunas fotos, un peluche y su camisa con su equipo favorito.Estaba algo nerviosa, no sabia si mi presencia le alegraría.Muchas veces, me decia que no fuera a su trabajo para no distraerse.Aquello me pareció extraño, pero lo deje pasar, el tampoco me habia visitado al mío.
Su lugar de empleo, se situaba en un alto edificio frente al mío.Una empresa textil, se abrió paso unas decadas atrás dejando su huella.Javier ( ese era su nombre), era un ingeniero industrial.Nos habíamos conocido en la universidad, desde allí aún continuamos juntos.
Atravesé los pasillos nerviosa, tengo puesto un bonito vestido pegado a mi cuerpo de color rosa palo.Luego de una larga espera en el ascensor, ya me encontraba frente a su oficina.Abri sin golpear y aquella imagen me golpeó,sin necesidad de tocarme la piel.
Javier, estaba encima de su asistente.Sus manos estaban perdidas en su enorme trasero, y sus labios estaban en los de ella.Mis ojos estaban abiertos como platos, aún no podia reaccionar luego de unoa segundos.
Tres días mas tarde, arrojaba cada objeto fuera de mi casa: las maletas vacías,la ropa en bolsa de consorcio y todos aquellos recuerdos.Mi vereda estaba repleta,algunos curiosos se asomaban, otros tomaban las pertenencias llevándoselas;Aquello no me interesó en lo absoluto, seguí en mi tarea de quitar todo rastro de el fuera de mi casa.
Ya no lloraba, las lágrimas estaban secas en mis mejillas,las cuales estaban tirantes.Eche un vistazo al exterior, el sol daba de lleno a cada persona que pasaba, pero eso no las liberaba de no echar un vistazo.No pude evitar reírme, cuando tomaron el bolso favorito de el.
Mire enojada, el cuadro con mi nombre "Dehy" asomándose desde mi recamara, lo tome arrojando hacia afuera.No quería ningún recuerdo de el, no lo necesitaba.Lo único que añoraba en ese frío momento,era las bonitas almohadas que me obsequio hace unos meses.
Tres años juntos, para que en menos de un segundo todo terminara.Por culpa, de su falta de ética acostándose con una de sus empleadas.No sabía si lo peor, fue su engaño o me diera la excusa que se estaba asfixiando.
Unas horas más tarde, el golpeteo de las llaves entre si me quito de mis pensamientos.Me levanté de la silla en la que estaba, por la rendija de la ventana lo ví.Estaba furioso,sus mejillas estaban rojas al igual que el resto de su piel.Sonrei burlona al verlo,lo salude con mi mano izquierda y me aleje a dormir.Despreocupada,porque cambie las cerraduras de la casa.
Esta casa, es una herencia de mi abuela.Por lo tanto, el no tenía ni voz ni voto.Las pertenencias de valor, al igual que electrodomésticos que él había comprado, se lo envíe a la casa de sus padres.No quería abusar de mi, yo no era así por lo mucho que estuviera enojada.La razón de vez en cuando regresaba.
De pronto, mi teléfono comenzó a sonar en contra de mi bolsillo.Lo tome confundida, era el "desgraciado" (antes agendado como dulce amor).Corte sin tapujos, no me interesaba hablar con el.
Apoye la cabeza en mi almohada, era extraño después de tanto tiempo dormí acompañar y ahora hacerlo sola.Pero no me conformaría con menos, en algún momento encontraría a alguien que me valore.Con ese brillo de esperanza en mi mente, me quedé dormida.
—A levantarte Dehy.—Escuche a los lejos,cuando abrí mis ojos confundida.Cloti me observaba desde arriba, con una ceja levantada.
—¿Que?—Me senté en la cama, aún con los ojos cerrados.
—Tenemos que trabajar, hoy nos visitaban los estudiantes de la escuela primaria.—Tilde, me tomo de la mano.—No me dejes sola.
Sabía que sus intenciones eran distraerme, mucha veces cuando me derivaron a otra biblioteca ella podia sola sin ningún inconveniente.Puse los ojos en blanco y me senté.
—¿Porque no vas con Felipe?—Llore falsamente y añadí.—Dejame dormir.
—Porque te necesito.
Ya íbamos en camino a la biblioteca,suspiré por vigesima vez.No quedaba tan alejada de mi casa, pero debíamos caminar algunas varias cuadras hasta llegar ;Estábamos frente a la enorme obra color marrón, una gran puerta de vidrio se extendia desde lo alto.En uno de los lados, un enorme cartel de "ampliación", no dejaba vista a la calle del frente casualmente donde mi ex trabajaba.
Largue un sonoro Suspiro, mi amiga me tomo de la mano sin titubear.Cuando entramos, el olor característico me golpeó la nariz sutilmente.Ella se dirigió hacia su área, mientras yo me fui a la mía algo perezosa.
Cuando menos lo esperamos, el lugar está lleno de risas y murmullos de niños.No me agrada mucho cuando esto ocurre (no todos) la gran mayoría deja los peluches y juguete regados por todo el lugar;Me encargaba en el área de la limpieza, por lo cual debía mantener todo presentable.
Javier siempre se encargó de hacerme saber, que mi empleo no vale nada.Siempre quería empequeñecer mis logros, como cuando conseguí trabajo aquí.Yo siempre fui amante de los libros,no mucha veces tienes la oportunidad de tener todos los libros que quieras a tu disposición.Ademas, tenía la universidad a dos pasos de aquí.
En el día de mañana, tendría algunas notas de mis exámenes que tuve que recuperar.Eso me tenía bastante nerviosa, al menos me distraía de mis pensamientos asesinos.
Una bonita niña se acercó a mi lado, la observé confundida cuando me entrego un papel.
—Te noté algo triste, por eso quise entregarte un dibujito.—Lo tome, al parecer era yo con una sonrisa junto a un sol.
—¿Soy yo?
—Si, espero que te guste chao.—Se despidió energéticamente de mi, dejándome una sonrisa melancólico en mis labios.
Me recordó a mi sobrina, bueno Olivia era hija de la hermana de mi ex. Yo al ser hija única, ella era la única que tenía.La había visto nacer, abrir sus pequeños ojos por primera vez, tomar mi mano y decirme tía unos años más tarde.Suspire, no sabía si podría volver a verla. Eso en parte me lleno de un sentimiento de desasiego,ya no podré verlo crecer.
—¿Estás mejor?.—Cloti, se acercó pensativa a mi altura.
—Si, solo recordé a Olivia.
— Tal vez.—recojio unos juguetes que estaban en la sección de animales, nos reímos porque en parte estaban bien clasificados entre los libros.—¿Puedes hablar con Hanna y visitarla?
—No quiero encontrarlo al desgraciado.
—¿Ya le diste apodo?.—Me dijo divertida.
—Le queda corto, como su pene.—Nos reímos, comenzamos a recolectar aquellos juguetes escondidos debajo de los estantes.
Cuando una visita inesperada nos distrajo, Javier.
Estaba en la puerta de vidrio, observando cada rincón.Nunca se había aparecido por aquí en tres años, por ello me parecía raro verlo aquí.
—¿Que quieres?.—Ni lo mire, solo paso por su lado.
—¿Podemos hablar?.
—Estoy ocupada.—Me aleje de el, pero tomo mi mano.
—Daiana.—Lo solté.
—Te dijo que te fueras.—Cloti, se puso frente de mi.Yo estaba sosteniendo mi brazo que comenzaba a estar rojo por el forcejeo.
—Tranquilas, me iré.Lo lamento Dehy.
Se alejó deprisa, mis ojos se llenaron de lágrimas.Ella, me arrastró hasta la parte de atrás donde no había usualmente mucha personas.
—¿Estás bien?.—Clotilde, está de espaldas preparando un cafe con la máquina.
—Si, bueno no.—Me abrace a mí misma.
—¿Quieres venir a mi casa? Aunque sea unos días.—me alcanzó una tasa de café y con la suya en su mano, se sentó.
—Esta bien, podremos ver chicos sexys en internet.
—Mientras no sea parecido a tu ex.—Bromeo.
—Esa rata de dos patas, olvídalo
—Amo que siempre eres fuerte amiga.—le dió un sorbo a su café.
—Cuéntame,¿Ya se dieron beso con lengua con Felipe?—Ella tosió avergonzada.
—Algo así.—se sonrojo.
—Espera.—Abri la boca sorprendida.—Esos días que no estuve ¿Estuvieron en el pasillo cuatro?.—La mire divertida.
—¿Que?.—Se oculto detrás de su café.—No..
—El baño o el sillón es más cómodo.
—Solo me resbale de la escalera el me atrapó.—Se encojio de hombros.
—¿Y después tuvieron sexo?.
—¿Que?¡No!.
—¿Porque estas nerviosa?.—Me acerque a ella con mi tasa de café,lancé una carcajada.
—¿Hola?.—Una voz masculina se escuchó del otro lado.
—Ahi está tu príncipe exiliado.—Ella se sonrojo,se paró de golpe casi derramando su café.
—Limpiare esto..—Junto las tasas.
—Ve tranquila, yo limpio. Además le tengo que dar una repasada a este espacio.—Me encoji de hombros divertida.
—Bueno, gracias.
Me alegro mucho por mi amiga, siempre fue muy cuidadosa a la hora de estar con alguien.Era mas bien creyente de enfocarse en su trabajo y estudios, a mi me gustaba salir ella me acompañaba;Aunque sabia que sus salidas, eran para estar conmigo se lo agradecia y se que la distraía de sus responsabilidades.
Tilde
Capitulo 1
Miraba con curiosidad, el casillero de al lado: de color gris oscuro.Me preguntaba ¿porque motivo nunca ví a nadie abriéndolo o viceversa?
No sabía si mi curiosidad provenía de la falta de dormir, o si estaba post- Historia,era de las peores que había me aburría de sobre manera.Estudiaba literatura, pero con ese profesor ya se imaginarán.No podía parar de bostezar en ningún momento , al menos me entretenía contemplando al guapo compañero que tenía en la clase.
Luego de recordar aquel momento.Mire curiosa: el metal desgastado, la manija estaba oxidada, perdiendo en algunas esquinas su color,el número 13 predominaba en una esquina.Brillante y desgastado con el paso del tiempo, de mediano tamaño, podías verlo con facilidad a pesar de la distancia.
Me animé a acercarme a la caja cuadrada grisácea.No eran muchos, pocos teníamos el privilegio de tener uno de estos.Estábamos en Argentina, ya era un milagro que en una universidad encuentres uno solo.Yo tenía mi llave de tamaño pequeño,debido a que trabajaba en biblioteca hace bastantes meses.Cuando estubo vacante , fui corriendo a reclamarlo.Acerqué mi mano y pase con suavidad las yemas de mis dedos,sintiendo el áspero tacto debajo de mi piel blanca.Estaba tan concentrada en mi amena curiosidad que casi me hago encima, al escuchar aquella voz:
—¿Se puede saber porque estás manoseando mi casillero? —me gire absorta,contemplando al sujeto de brazos cruzados.
—Solo-tartamudeo—echaba un vistazo.
—Entonces, ¿Debo considerar normal que una desconocida este tocando mi espacio?—se cruzo de brazos,con una ceja levantada.
—¿Acaso tengo aspecto de ladrona?—coloque mis manos a mis costados, enfrentándolo.
—¿Debo responder?
—¿Tiene dueño?-aun miraba sorprendida entre el y el casillero.
—Si, permiso—aquel sujeto abrió la puerta sin importarle mi presencia.