**Maximiliano**
Recuerdo aquel día como si fuera ayer. Los gritos de mi abuela resonaban en mi mente como una pesadilla interminable. Su llamada a la madrugada, informándome que mi hermano estaba muerto, aún me helaba la sangre. Lo encontró colgado en su habitación.
Tan solo tenía veinte años y no logré hacer nada para salvarlo. Aquella maldita mujer me quitó lo que más amaba en la vida. Me arrebató a mi hermano pequeño.
Gael era mi adoración, lo único que tenía en el mundo. La única persona que me amaba y me entendía. No era justo que lo arrancaran de mi lado y apagaran su vida de esa manera. Nuestros padres murieron en un accidente automovilístico cuando éramos unos niños, y desde entonces yo lo protegí con todo mi ser. Sin embargo, él era débil emocionalmente, y esa maldita mujer se aprovechó de su inocencia.
Ella era una mujer fría y caprichosa, que lo embaucó y enamoró para luego despreciarlo por no ser de su posición. Encontré en el diario de Gael finalmente su inicial, V, y el apellido Montero, encerrados en un corazón. Gael trabajaba para la familia Montero, la cual es la más poderosa y acaudalada, dueña de una famosa textilera.
—¿Estás listo? —me pregunta mi abuela mientras se acerca lentamente hacia mí.
Estoy observando la fotografía de esa familia feliz. Me repugna ver a esa maldita familia.
—Sí, estoy listo, abuela. Los acabaré uno por uno. —No me contuve y arrugué la fotografía con furia.
—Nunca olvides que por culpa de esa mujer te quedaste sin hermano. Esa mujer manipuló y llevó a la muerte a tu hermano.