Prologo
La vida pasa por los ojos de Sabrina en cuestión de segundos, las balas atraviesan la pared de la habitación donde ella junto a su amante Erick se resguardaban del odio de Adler, el hombre que había hecho sufrir a la mujer que constituyó como suya por tantos años.
El corazón de la chica bombea con fuerza, el hombre a quien le ha entregado su corazón empuña con vehemencia el arma calibre treinta y ocho, que usará para defenderse de los guardias del mafioso que tienen la orden para matarlo.
Las lágrimas salen de una forma desenfrenada de los ojos de Sabrina, ella sabe que es imposible salir de las garras de Adler Schulz, ese mafioso que le ha propinado el amargo sabor de boca que la carcome día tras día.
El padre de Sabrina, Maximiliano Beckett, un banquero reconocido, no tuvo de otra que entregar a su hija a Adler cuando aquella mujer apenas tenía veinte años de edad, todo por una deuda.