calificaciones
Vistas
Capítulo

Capítulo 1 1

Intentaba comunicarme con Daniela, mi mejor amiga, pero era imposible. Evidentemente ha comenzado la clase y no permite el uso de celulares por lo que no me queda más que averiguar en Bedelía sobre la distribución de las aulas dado a que, como era de costumbre en cada inicio de cursada, jamás se organizaban en la disposición de los espacios.

Ni bien llegué y vi a Juan lo primero que me dijo, sin permitirme explicarle mi llegada tarde, fue que ya iba a dejar constatado la falta ya que la puntualidad era uno de los compromisos y responsabilidad que tomábamos ni bien comenzábamos la carrera, luego pasó a darme la ficha de la materia.

Lo que me extraño de la ficha, fue que en el lugar donde debía decir el nombre y el mail de la docente estaba en blanco, más no las partes de la información del normal y el blog de la materia. Le comunique mi duda al Bedel y me afirmó que hubo inconvenientes con la docente que iban a mandar desde el Ministerio de Educación por lo que tuvieron que asignar a otro, el cual aún desconocían nombre y paradero.

- ¿Entonces relativamente no llegue tarde? Porque la docente no está -le dije con la esperanza de salvar mi falta.

- Srta. Ayala, no diga chistes tan malos y mejor apúrese que va a llegar el o la nueva docente y usted está aquí todavía perdiendo y haciéndome perder el tiempo -me dice siempre tan simpático (nótese el sarcasmo).

- No es justo-. Me siento ofendida.

- Lo que no es justo que siga aquí cuando debió haber llegado hace cuarenta minutos antes. Por favor, vaya al aula -y justo cuando iba a decirle algo, alguien irrumpe en Bedelía y mis ojos se quedan hipnotizados observando tan bella creación de Dios.

- Disculpen, soy el profesor González y me asignaron como el nuevo docente de Literatura en la Educación Primaria -dice sosteniendo un maletín en su mano izquierda y yo no puedo evitar derretirme ante lo fuerte que estaba.

- Buenas tardes, un gusto, mi nombre es Juan Alberti y soy el Bedel a cargo del turno vespertino. Aguárdeme unos momentos que buscare la ficha docente para hacerle el legajo y bienvenido al ENS 3 -habla mientras se para de su lugar para ir en busca de lo que le dice, pero antes de salir del sitio donde los tres nos encontrábamos me mira y me ordena tajante. – Te dije que vayas al aula Ayala -, pero qué me importaba, el ver a ese morocho que rajaba la tierra de lo bueno que estaba poco me importaba llegar a tiempo al aula, después de todo él era el profesor.

- Bienvenido le digo conteniendo las ganas de tirarme encima suyo y hacerle de todo.

- Muchas gracias. ¿Usted es alumna o docente? -me mira directamente a los ojos y no puedo evitar excitarme al escuchar como la formalidad suena en sus labios.

- Soy alumna, de echo tendría que estar en su materia en estos momentos. Pero hasta donde sabía usted tendría que ser una mujer. Con todo el respeto lo digo, es que teníamos entendido que una mujer tomaría el cargo ¿qué pasó? -le digo curiosa obviando que hace minutos Juan me ordenó que fuera a clases,

- Si, a mí me llamaron a último momento porque la docente que iba a tomar las horas tuvo un accidente y en el listado de emergencia yo era el siguiente, por lo que me asignaron a mí el cargo -me explicó amablemente.

- Bueno, bienvenido nuevamente y mucho gusto, mi nombre es Ayala Maia ¿el suyo? – le digo toda sonriente.

- Mucho gusto Srta. Ayala, mi nombre es Gonzales Sebastián -y me estiró la mano en demostración de formalidad y respeto, la cual recibí con una amplia sonrisa en mi rostro para dejar Bedelía y subir contenta al aula.

. . .

- ¿Es necesario que lo mires así Maia? – Me dice Daniela mientras me encuentro desnudando con la mirada al profesor que se encuentra explicando cómo va a ser la cursada.

- Es que es inevitable. Mira qué fuerte que esta, lo escucho hablar y me provoca un orgasmo. – le digo por lo bajo mientras me muerdo los labios ante la sensación electrizante entre mis piernas. - ¿qué edad tendrá? - le pregunto sin prestar atención a lo que explicaba detalladamente frente a sesenta para de ojos atentos.

- Ay Maia, que asco. – me dice por lo bajo con cara de asco por el comentario del orgasmo que acababa de comentarle. -Deja de abusar al profesor con el pensamiento y presta atención que después me volvés loca con las cosas que no entiendes. – me dice conteniendo la risa.

- ¡Ay! – grito y ella me mira asustada.

- ¿Qué te pasó? – pregunta preocupada.

- Estoy conteniendo las ganas de tirármele encima y devorarlo por completo -digo al borde del incendio.

- Por Dios Maia, un poco de compostura -me ordena molesta.

- ¡Por los Dioses con semejante creación divina! – le retruco apropósito aun sabiendo que le iba a molestar.

- Dale boluda, tampoco es tan lindo ¿Qué le estás viendo? No seas exagerada. – me dice poniendo en blanco los ojos.

- Jajaja no te enojes tonta. – le digo para ponerme o intentar prestar atención a la clase.

Y ahí estaba él, explicando algo que no tenía la más mínima idea de qué se trataba porque mientras hablaba y contestaba preguntas yo me encontraba desnudándolo con la mente. Se trataba de un morocho de unos veintitantos, casi treinta, de contextura física delgada y ojos café y por lo visto era soltero, ya que no llevaba alianza puesta. La manera en la que se movía por el aula mientras explicaba me daba a pensar que, si bien se sentía entusiasmado, también se le podía notar el nerviosismo ¿será su primera suplencia? Se ve tan joven que cuesta creer que tenga un curso terciario a su cargo porque eso significaría que tendría que tener no sólo formación universitaria, sino que trayectoria.

- Deja de desnudarlo con la mirada que se nota como se te cae la baba – me advierte Daniela al ver que estaba mirando como depravada sexual descaradamente.

- Sh..., cállate que se va a dar cuenta – le digo mientras sigo con mi mirada clavada en él.

- Mira, si no se da cuenta de cómo lo estas mirando degenerada, menos se va a dar cuenta que estamos hablando mientras explica. – y no le conteste, porque en el momento que vi que en su rostro se dibujaba una sonrisa mi mente viajo a un lugar donde si es por mí, no me vuelvo ni loca.

Sus manos recorrían con desesperación mi piel al mismo tiempo que sus labios mojaban y danzaban con los míos mientras que con fuerza estrujaba cada uno de mis pechos para luego deslizarse por mi abdomen hasta llegar a mis piernas y abrirme ante él. Su boca bañaba mi cuerpo y sus dientes mordían mi carne saboreando mi sangre. Me tortura y le gusta. No contenía el deseo de sentir su húmeda lengua en mi vagina jugando con mi clítoris, explorando todo mi interior saboreando mis fluidos provocados por la excitación que le estaba regalando a mi cuerpo.

Estar abierta ante él, sintiendo sus manos tocarme, su boca besarme, succionando mi deseo me llevaba a las nubes y desde lo más alto me dejaba caer. Sus dedos, lento y tortuosamente se deslizaban dentro mío provocando jadeos desgarradores que provenían desde lo más hondo y oscuro de mi garganta. Me escucha y le gusta.

Me tienes a su merced, haciendo de mí y mi cuerpo lo que desea, lo que le gusta lo que quiere. Me toca, me explora, me calienta, me excita. Sube por mi cuerpo desnudo haciéndome sentirlo, penetrándome con fuerza, moviendo su duro sexo dentro mío. - ¿siente lo mojada que estoy? – le digo mientras nuestros cuerpos se frotan y nuestros sexos chocan este vaivén de deseo descontrolado y desaforado y se desean y escucharlos nos gusta, nos motiva, nos extasía.

Arroja todo lo que está encima del escritorio y cuál macho en celo apareándose con su hembra me vuelve abrir ante sus ojos y me penetra hasta lo más hondo de mi cuerpo sintiendo como lo parte en dos. Me lo hace rápido, fuerte y salvaje mientras calla mis gritos de placer con sus besos e intenta apagar el fuego que em quema por dentro con su sexo clavándose en mí, deslizándolo dentro y fuera una y otra vez, ante mi pedido a gritos que no pare, que siga.

Nuestros jadeos se escuchan en toda el aula y su miembro chocando con mi sexo ante cada brutal envestida hace eco en todo el colegio. El ruido de nuestros fluidos mezclándose al deslizar su duro y grueso pene dentro de mí es música hipnotizante para nuestros oídos.

Me besa, me toca. Me toma, me aprieta, me abre, me encierra y me penetra. Le pido más, que no pare, le imploro que no se detenga, que se hunda en mí para fundirnos en un solo cuerpo. Le exijo que no me deje, que no me suelte, que no se deslice fuera de mí, que no me deje vacía. Le pido a gritos que me llene, que me complete, que sienta como mi vagina estrecha, húmeda y caliente encierra su grueso y latente pene. Yo sé que le gusta y lo veo en sus ojos, que se dilatan y nuestros cuerpos que se tensan, que no aguantan y en un gemido desgarrador y desesperado, cuando ya no podemos más, estallamos del deseo sobre el escritorio bañado de sudor.

- ¡Aaayyyy! – exclamo fuertemente tomando por sorpresa a mis compañeros y a mi profesor sin percatarme que ese jadeo no lo pensé. -Mierda.

- ¿Acabas de gemir en clase frente a todos? – la miro conteniendo la risa. – ¡Qué asquerosa! – me dice horrorizada.

- ¿Qué le sucede, señorita? – me dice y lo primero que se me ocurrió fue que mi amiga me había pisado. Él cree lo que digo y Daniela me mira queriéndome asesinar con la mirada.

- Encima mentirosa. – yo le sonrío y levanto los hombros.

-Prometo que antes de finalizar el año, lo tendré a mis pies -digo con total seguridad. No hay nada que no pueda conseguir.

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Entre Fortaleza y Pasión

Entre Fortaleza y Pasión

PR
5.0

Recibí un video pornográfico. "¿Te gusta este?" El hombre que habla en el vídeo es mi marido, Mark, a quien no veo desde hace varios meses. Está desnudo, con la camisa y los pantalones esparcidos por el suelo, empujando con fuerza a una mujer cuyo rostro no puedo ver, sus pechos regordetes y redondos rebotan vigorosamente. Puedo escuchar claramente los sonidos de las bofetadas en el video, mezclados con gemidos y gruñidos lujuriosos. "Sí, sí, fóllame fuerte, cariño", grita extasiada la mujer en respuesta. "¡Niña traviesa!" Mark se levanta y le da la vuelta, dándole una palmada en las nalgas mientras habla. "¡Levanta el culo!" La mujer se ríe, se da vuelta, balancea las nalgas y se arrodilla en la cama. Siento como si alguien me hubiera echado un balde de agua helada en la cabeza. Ya es bastante malo que mi marido esté teniendo una aventura, pero lo peor es que la otra mujer es mi propia hermana, Bella. ************************************************** ************************************************** ********************** "Quiero divorciarme, Mark", me repetí por si no me escuchó la primera vez, aunque sabía que me había escuchado claramente. Me miró fijamente con el ceño fruncido antes de responder fríamente: "¡No depende de ti! Estoy muy ocupado, ¡no pierdas el tiempo con temas tan aburridos ni trates de atraer mi atención!" Lo último que iba a hacer era discutir o discutir con él. "Haré que el abogado le envíe el acuerdo de divorcio", fue todo lo que dije, con la mayor calma que pude. Ni siquiera dijo una palabra más después de eso y simplemente atravesó la puerta frente a la que había estado parado, cerrándola con fuerza detrás de él. Mis ojos se detuvieron un poco distraídamente en el pomo de la puerta antes de quitarme el anillo de bodas de mi dedo y colocarlo sobre la mesa. Agarré mi maleta, en la que ya había empacado mis cosas y salí de la casa.

La Esclava Más Odiada Del Rey

La Esclava Más Odiada Del Rey

Kiss Leilani.
4.9

Hace mucho tiempo, dos reinos convivían en paz. El reino de Salem y el reino de Mombana ... Todo marchó bien hasta el día en que falleció el rey de Mombana y un nuevo monarca asumió el mando, el Príncipe Cone, quien siempre tenía sed de más poder y más y más. Después de su coronación, atacó a Salem. El ataque fue tan inesperado que Salem nunca se preparó para él. Fueron tomados con la guardia baja. El rey y la reina fueron asesinados, el príncipe fue llevado a la esclavitud. La gente de Salem que sobrevivió a la guerra fue esclavizada, sus tierras les fueron arrebatadas. Sus mujeres fueron convertidas en esclavas sexuales. Lo perdieron todo. El mal aconteció en la tierra de Salem en forma de Prince Cone, y el príncipe de Salem, Lucien, en su esclavitud se llenó de tanta rabia y juró venganza. *** *** Diez años después, Lucien, de treinta años, y su gente asaltaron un golpe y escaparon de la esclavitud. Se escondieron y se recuperaron. Entrenaron día y noche bajo el liderazgo del intrépido y frío Lucien, quien fue impulsado con todo en él para recuperar su tierra y tomar la tierra de Mombana también. Les tomó cinco años antes de que tendieran una emboscada y atacaran a Mombana. Mataron al príncipe Cone y lo reclamaron todo. Mientras gritaban su victoria, los hombres de Lucien encontraron e inmovilizaron a la orgullosa princesa de Mombana, Danika, la hija del príncipe Cone. Mientras Lucien la miraba con los ojos más fríos que alguien pueda poseer, sintió la victoria por primera vez. Caminó hacia la princesa con el collar de esclavo que había fabricado durante diez años y con un movimiento rápido, la sujetó del cuello. Luego, inclinó su barbilla hacia arriba, mirando a los ojos más azules y el rostro más hermoso jamás creado, le dio una sonrisa fría. "Eres mi adquisición. Mi esclava. Mi esclava sexual. Mi propiedad. Te pagaré con creces todo lo que tú y tu padre me hicieron a mí y a mi gente", dijo él secamente. El odio puro, la frialdad y la victoria era la única emoción en su rostro.

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro