Con una estrofa de carácter meramente informativo y carente de toda esperanza posible es que inicié este escrito en una hoja que claramente ya descarté, el mismo citaba: “Mi nombre es Ashley Monterreal tengo en este momento veintiséis años de edad han transcurrido exactamente cuatro años tres meses y dos días de secuestrada. Este evento ocurrió el tres de marzo del dos mil trece mientras encendía mi moto marca Yamaha”
Sin embargo, está declaración de los hechos en tiempo pasado y con la certeza de que sería hallado por alguien y convertido al menos en una condena lo suficientemente larga o tortuosa para el perpetrador del acto que continúa restando no solo años de libertad, sino que me ha dejado carente de alegría o ilusión, me dio repugnancia, el tiempo de cautiverio me habían arruinado las altas expectativas que siempre tuve de la vida. Ya ni considero factible el acto de salir un día de este mohoso escondite.
Pienso a diario en Ana Frank y su hermoso relato a pesar de haberse encontrado post mortem, como la crudeza de la realidad a la que estuvo expuesta unida a la inocencia de esa sufrida pubertad, aún deben ser noticia y estoy más que segura que su nombre nunca será olvidado, su dolor estará en la piel de todo el que lee su diario y la voz de todo un pueblo disminuido en cenizas representado tan bien en esas páginas. Es increíble estar en la actualidad en una situación siquiera un poco similar a lo que ella paso, no estoy en medio de guerra, no hay conflictos armados, ni perdida de los derechos humanos, pero a mí este hombre me ha robado lo más valioso que se puede tener, me cegó mi libertad, mi libre albedrío, mi vida.
Pero no deseo exponer en estas páginas escritas a mano con unas hojas sucias que encontré en este sótano y un pequeño lápiz sin punta afilada con la que años atrás no hubiese escrito absolutamente nada, con las lágrimas que caen constantemente y terminan de curtir las letras, una crónica de miedo y desesperación, aunque la unión de todas esas emociones se agolpa por intervalos en mi estómago haciéndome tener episodios tan intensos, incomprensibles, indomables, desesperantes, asfixiantes, donde termino lastimada el setenta por ciento de las veces, esto por mi incapacidad de oponerme a quien debería.
Pero por que resignarme a dar una simple cronología de los hechos ocurridos en esta oscura morada, quiero al igual que Ana ser la vocera de las mujeres atrapadas, engañadas, encerradas, acorraladas, en peligro eminente. Pero también quiero mostrar el tórrido desenlace de una obsesión, como si al contrario de lo que aparece en las películas románticas cuando un hombre tóxico pero que te gusta te busca sin parar, ella en la pantalla se resiste a sus encantos ególatras con la intención de que esté cambie y vivir una saludable historia de amor en el futuro.
Qué maravilla esos finales felices, pero… ¿Qué ocurre cuando no conoces al obsesivo? ¿Cuándo esté te observa un día en un centro comercial mientras compras una bolsa para llevar tus útiles a la universidad? Te sigue hasta el estacionamiento y toma la placa de tu vehículo siguiéndote de cerca desde el suyo hasta tu segunda parada la casa de tu mejor amiga, desde donde te acecha por las ventanas y te toma fotos en qué claramente no estás posando, pero no sé conforma con eso, quiere saber qué otra actividad va a realizar su objetivo de deseo, delimitando en su mente cada línea de tu curveado y esbelto cuerpo, es así que como tú guardaespaldas personal llega sin tu conocimiento a tu lugar de residencia en el cual explora todas las entradas posibles para observar tu rutina más de cerca
Con los días este interés lejos de extinguirse por el tiempo y dedicación que debe colocarle al espiar tus movimientos diarios se aviva más y más con el combustible de la lujuria, con la que dedicas las pocas horas que le quedan libres a imaginar una vida intensa a tu lado. Más de una en este punto me dirá que estoy siendo exagerada, que se escucha como el inicio de una soñada historia de amor y quién soy yo para juzgar quizás esta serie de eventos le dio en algún momento un amorío admirable a más de una pareja
Sin embargo, recuerden que soy la portavoz de las tragedias, del llanto, del horror, de la miseria y de cómo el empecinarse con algo o con alguien puede destruir almas. Es así como ese ser al tiempo conoce tus rutinas, tus amigos, las direcciones que frecuentas, en qué inviertes tu tiempo, que prefieres comer, que películas te gusta disfrutar. Cómo es posible toda esta investigación de mercado