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La Obsesión de Abinadab

La Obsesión de Abinadab

AmandaEscribe

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Capítulo

Ashley Monterreal, es una joven feliz y sencilla, trabajadora, estudiosa y amigable, que disfruta de las fiestas sin perder la compostura. Un día, un hombre guapo, adinerado y carismático comienza a escribirle, dispuesta a vivir el sueño de conocer al amor de su vida decide responder a estos mensajes, sin saber que las ilusiones de la ficción, se convierten en pesadillas cuando llegan al mundo real.

Capítulo 1 Abnegación

Con una estrofa de carácter meramente informativo y carente de toda esperanza posible es que inicié este escrito en una hoja que claramente ya descarté, el mismo citaba: “Mi nombre es Ashley Monterreal tengo en este momento veintiséis años de edad han transcurrido exactamente cuatro años tres meses y dos días de secuestrada. Este evento ocurrió el tres de marzo del dos mil trece mientras encendía mi moto marca Yamaha”

Sin embargo, está declaración de los hechos en tiempo pasado y con la certeza de que sería hallado por alguien y convertido al menos en una condena lo suficientemente larga o tortuosa para el perpetrador del acto que continúa restando no solo años de libertad, sino que me ha dejado carente de alegría o ilusión, me dio repugnancia, el tiempo de cautiverio me habían arruinado las altas expectativas que siempre tuve de la vida. Ya ni considero factible el acto de salir un día de este mohoso escondite.

Pienso a diario en Ana Frank y su hermoso relato a pesar de haberse encontrado post mortem, como la crudeza de la realidad a la que estuvo expuesta unida a la inocencia de esa sufrida pubertad, aún deben ser noticia y estoy más que segura que su nombre nunca será olvidado, su dolor estará en la piel de todo el que lee su diario y la voz de todo un pueblo disminuido en cenizas representado tan bien en esas páginas. Es increíble estar en la actualidad en una situación siquiera un poco similar a lo que ella paso, no estoy en medio de guerra, no hay conflictos armados, ni perdida de los derechos humanos, pero a mí este hombre me ha robado lo más valioso que se puede tener, me cegó mi libertad, mi libre albedrío, mi vida.

Pero no deseo exponer en estas páginas escritas a mano con unas hojas sucias que encontré en este sótano y un pequeño lápiz sin punta afilada con la que años atrás no hubiese escrito absolutamente nada, con las lágrimas que caen constantemente y terminan de curtir las letras, una crónica de miedo y desesperación, aunque la unión de todas esas emociones se agolpa por intervalos en mi estómago haciéndome tener episodios tan intensos, incomprensibles, indomables, desesperantes, asfixiantes, donde termino lastimada el setenta por ciento de las veces, esto por mi incapacidad de oponerme a quien debería.

Pero por que resignarme a dar una simple cronología de los hechos ocurridos en esta oscura morada, quiero al igual que Ana ser la vocera de las mujeres atrapadas, engañadas, encerradas, acorraladas, en peligro eminente. Pero también quiero mostrar el tórrido desenlace de una obsesión, como si al contrario de lo que aparece en las películas románticas cuando un hombre tóxico pero que te gusta te busca sin parar, ella en la pantalla se resiste a sus encantos ególatras con la intención de que esté cambie y vivir una saludable historia de amor en el futuro.

Qué maravilla esos finales felices, pero… ¿Qué ocurre cuando no conoces al obsesivo? ¿Cuándo esté te observa un día en un centro comercial mientras compras una bolsa para llevar tus útiles a la universidad? Te sigue hasta el estacionamiento y toma la placa de tu vehículo siguiéndote de cerca desde el suyo hasta tu segunda parada la casa de tu mejor amiga, desde donde te acecha por las ventanas y te toma fotos en qué claramente no estás posando, pero no sé conforma con eso, quiere saber qué otra actividad va a realizar su objetivo de deseo, delimitando en su mente cada línea de tu curveado y esbelto cuerpo, es así que como tú guardaespaldas personal llega sin tu conocimiento a tu lugar de residencia en el cual explora todas las entradas posibles para observar tu rutina más de cerca

Con los días este interés lejos de extinguirse por el tiempo y dedicación que debe colocarle al espiar tus movimientos diarios se aviva más y más con el combustible de la lujuria, con la que dedicas las pocas horas que le quedan libres a imaginar una vida intensa a tu lado. Más de una en este punto me dirá que estoy siendo exagerada, que se escucha como el inicio de una soñada historia de amor y quién soy yo para juzgar quizás esta serie de eventos le dio en algún momento un amorío admirable a más de una pareja

Sin embargo, recuerden que soy la portavoz de las tragedias, del llanto, del horror, de la miseria y de cómo el empecinarse con algo o con alguien puede destruir almas. Es así como ese ser al tiempo conoce tus rutinas, tus amigos, las direcciones que frecuentas, en qué inviertes tu tiempo, que prefieres comer, que películas te gusta disfrutar. Cómo es posible toda esta investigación de mercado

Bueno él ha encontrado una ventana con la que accedió a tu cuarto, puso cámaras, micrófonos, control parental en tu teléfono y quién sabe qué otras cosas, al fin y al cabo, solo estudiaba idiomas no ingeniería de sistemas. En fin, te tiene en varias pantallas, por todos los ángulos y cuando no es así sabe dónde estás, con quién te escribes a quien llamas, a qué videos le das like y que comida ordenaste.

Con toda esta información recabada esa persona cree saber lo que piensas, cree conocer lo que te inquieta, apasiona y disgusta. Está convencido de cuáles son tus planes en el futuro, tus ilusiones y expectativas. Sin embargo, solo de lo que se observa superficialmente a menos que se estudie a profundidad la conducta humana, no te daría todos los datos necesarios para resolver la complicada ecuación de la psicóloga de un personaje. Ciego con lo que considera amor, trata de ingresar sutilmente a tu vida usando el canal que más fácil se le haga por lo menos en un principio.

En mi caso en específico, el cual no considero sea una excepción, el medio empleado fue las redes sociales, yo como gran parte de la población joven no poseemos un filtro para nuestros amigos, seguidores o visualizaciones según lo catalogue la aplicación empleada, cualquier ser interesado en subir el movimiento de mi contenido término utilizado para nombrar las babosadas que exponemos al escarnio público en Internet, era bien aceptado. Fue un día como cualquier otro cuando permití de forma descuidada y nada pensante que un desconocido más, solo para mí claro está, ya que él me conocía bastante bien, más de lo que me habría gustado sin duda, ingresará a mi mundo cibernético. Al principio eran solo reacciones a ciertas publicaciones, fue aumentando el número de estás hasta que cada insignificante detalle no escapaba de los ojos de él.

Incidente que me hizo buscar datos de su identidad ¿Pero donde busque los mismos? La respuesta es tan obvia como absurda, de la misma aplicación claro esta ¿Quién coloco dichos datos allí? La respuesta es evidente, el mismo ¿Coloco los datos reales? Solo Dios en este momento puede saberlo ya que incluso en todo este tiempo no he tenido acceso a información tan sencilla como en qué dirección me encuentro ubicada, va más lejos, aún no estoy convencida del nombre que me proporcionó, ni de la melancólica justificación que me relato. Para concluir no tengo idea alguna de quién es mi captor. No obstante, en ese preciso instante en qué ingresé en su perfil para tener más datos de ese fiel seguidor, me topé información como un nombre estrafalario y llamativo era Abinadab Maffei edad: veintiocho años, lugar de origen: México, estudios cursados: universidad de Culiacán, carrera: ingeniería, trabajo actual: ingeniero de redes, no había más nada de utilidad

Lo demás eran memes y burlas todas alusivas con el país de supuesto origen, recalcó lo de supuesto, ya que no he podido determinar su procedencia por lo menos a la fecha si hay algún cambio se los haré saber. El fin de esa revisión que pensaba exhaustiva concluí que era de padres árabes o un origen similar, nacido muy lejos de mi residencia en ese punto de mi existencia y de sus fotos solo parecía agradable con un aura de misterio. En retrospectiva eso fue lo único en lo que no me equivoqué. De todo esto solo hubo un cierre en mi mente muy bonito, pero no. Estaba convencida por una relación anterior y la única de muto acuerdo que he mantenido, que no deseaba una relación a distancia eran complicadas para perdurarlas en el tiempo

Dejé su perfil en paz y seguí con regularidad mis actividades creyendo firmemente que lo que hacía no tenía repercusión alguna. Me gustaría que mi yo de hoy tan delgada, maltratada y desaliñada viajará en una máquina del tiempo a ese justo momento y advertirle sobre lo que esa persona tenía planeado hacer, aunque con los escasos recursos informativos que en este instante poseo estoy segura que sería en vano, perdería mi tiempo, peor aún quizás la única oportunidad de salvarme.

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