Freya se paró frente al espejo y su reflejo mostraba una imagen que destilaba elegancia y sencillez. Llevaba un largo vestido sin la voluminosa falda, pero sus líneas limpias lo hacían destacar de manera excepcional. El vestido tenía un cautivador tono marfil, con un escote en forma de V y mangas con detalles florales. Al dar la vuelta, el vestido reveló su espalda, decorada con encaje chantilly y un delicado patrón floral que seguía la línea de su columna vertebral. Su cabello estaba semi recogido, con una diadema vintage de oro.
—Amiga, te ves absolutamente deslumbrante, pero no estás siguiendo la tradición de llevar el vestido blanco de novia con velo. Seguro que dejarás a muchos con la boca abierta —exclamó Isis, quien había sido su amiga desde que ella reencarnó, y juntas habían fortalecido sus fuerzas para este día.
—Lo que piensen los demás no importa en absoluto. A partir de hoy, comienza mi venganza contra aquellos que me llevaron a la muerte en mi vida pasada. Mi futuro esposo y la gente de esta manada pronto conocerán a la verdadera Freya Sith —declaró con una mirada gélida, desprovista de emoción.
En ese instante, tocaron la puerta y ambas jóvenes se voltearon. Isis inquirió.
—¿Quién es?
—Querida Freya, ¿estás lista? Todos aguardan en el templo de la Diosa Luna, el anciano sabio y tu mate te esperan en el altar —anunció Agamenón desde el otro lado de la puerta de la habitación, especialmente preparada cerca del templo para que la novia se arreglara.
Desde que Freya había renacido, evitó encontrarse con su mate. No deseaba llegar antes de la boda a la manada; todas sus pertenencias habían sido enviadas a la mansión Apka el mismo día. Un profundo suspiro se escapó de sus labios y, con una voz inquebrantable, declaró.
—Vamos, amiga, ha llegado el momento de encarar mi destino.
Con paso firme, se dirigió hacia la puerta y la abrió. Cuando Agamenón vio a su hija, su rostro se iluminó de satisfacción, y tomándola de la mano, le expresó con amor.
—Estás hermosa, mi lobita. Hace apenas un año, pensaba en entregarte a tu futuro esposo con un vestido blanco de princesa y un velo de flores, Sin embargo, esta nueva versión de ti, decidida, audaz y guerrera, me agrada. Aunque no esté a tu lado para protegerte, sé que sabrás cuidarte sola y serás una excelente compañera para Crono, y una valiosa luna para esta manada. Realmente estás hermosa, mi pequeña lobita. Eres la viva imagen de tu difunta madre.
—Papi, me vas a hacer llorar —respondió Freya sin emoción en sus ojos—. Sabes que estoy haciendo esto porque no tengo otra opción. —Luego, soltó un profundo suspiro y continuó—. Ya hemos hablado sobre esto, y necesito que te cuides. Si llegaras a necesitar apoyo o si la manada está en peligro, por favor, avísame, y estaré ahí para ustedes. —Desde que había renacido, vivía con el constante temor de no saber en quién podía confiar y quién había sido el traidor de su manada que entregó documentos al líder alfa de la región sur.
—Hija, el día después de tu decimoctavo cumpleaños, tuviste un cambio radical, desconfiando de todo el mundo y queriendo suspender tu casamiento. No comprendo qué te pasó para cambiar de un momento a otro. Sabes, estoy tranquilo y feliz de que estarás segura y protegida en las manos de tu futuro esposo.
Ella era la única hija de Agamenón, el líder de una poderosa manada de lobos. El día de su decimoctavo cumpleaños, ella descubrió que Crono era su pareja destinada, su mate. Esta revelación hizo que Agamenón se le hiciera más fácil casar a su hija con el hombre que amaba desde que lo vio por primera vez. El decidió forjar alianzas estratégicas con Crono que garantizaría la felicidad de su hija, y el ascenso de Crono hacia el puesto de alfa supremo de la región del norte de las tierras de lobos. La unión de su hija con su mate fortalecería la manada y aseguraría un futuro próspero y seguro para todos.