Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Novia del Señor Millonario
El arrepentimiento de mi exesposo
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
No me dejes, mi pareja
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Elisa
Mi nombre es Elisa y tengo 18 años, hace unos meses que trabajo y estudio a pesar de que aún no termino el colegio, mi madre murió y desde entonces mi padre se metió en las drogas cada mes gasta todo su salario en nuevas dosis o incluso hace favores a cambio de un papelillos. Pero nunca imaginé que estuviera tan endeudado con los narcos.
Recuerdo ese día como si fuera ayer, mi padre estaba jalando como siempre cuando un hombre de unos 30 años, muy bien vestido entra a nuestro pequeño departamento. Lo podía ver desde la cocina.
-Creo que ya he tenido mucha paciencia contigo, Roberto, quiero mi plata y la quiero ahora.
-Pero jefe, aun no me pagan, deme unos días- Dijo mi padre.
-No tengo unos días- dijo y pude ver como sacaba un arma.
Sin pensarlo corrí hasta él y lo cubrí con mi cuerpo.
-Por favor señor, perdone a mi padre, puede llevarse cualquier cosa de la casa pero no lo mate.
-No me interesan tus baratijas- Dijo él despectivamente.
-ya sé- Dijo mi padre como si se le hubiera ocurrido una idea brillante- llévesela, puede tomar a mi hija como compensación, por favor, mírela, es muy bella y sabe limpiar y cocinar muy bien.
El hombre guardó el arma, tomó una de mis manos y me hizo mirarlo mientras él me estudiaba con la mirada.
-Esta bien, con esto está saldada tu deuda- Dijo como si yo fuera un objeto cualquiera.
-¿Qué? No, tienes que estar bromeando- Dije forcejeando pero su agarre era firme y tenía mucha fuerza.
-Yo nunca bromeo "cariño"- dijo el narco- Y es mejor que vengas conmigo sin hacer escándalo a menos que quieras que le meta una bala en la cabeza a tu padre.
No dije nada pero dejé de resistirme, no quería que mi padre muriera por mi culpa, por muy malo que pudiera parecer, era el único padre que tenía y yo lo quería, lo quería por como fue conmigo antes de las drogas así que definitivamente no quería que lo mataran, mucho menos ver como lo hacían.
-Así está mejor- dijo y tomando con fuerza mi mano me llevó hasta el estacionamiento del edificio donde había una enorme camioneta 4x4 negra con vidrios polarizados, me abrió la puerta del copiloto- entra- dijo, luego sacó un par de esposas de no se donde y me las puso- No intentes nada estúpido.
-No lo haré señor- Respondí no sé porqué lo llamé señor solo me nació hacerlo.
-muy bien- Dijo él y subió en el asiento del piloto, dos de sus hombres subieron en el asiento de atrás y otros tres iban en otro auto. Algo me decía que mi padre no era el único deudor en el edificio.
Él manejó varios minutos antes de llegar a nuestra primera parada donde uno de sus hombre bajó en una casa de dos pisos muy bonita, luego de 10 minutos dejamos al otro en una casa de similares características, luego manejó durante varios minutos mientras yo me preguntaba a donde me llevaba, lo miré de reojo varias veces, era guapo aunque muy mayor para mi que solo tenía 18 años, tenía un aire de misterio y un gesto serio, intercalaba miradas entre el camino y yo, un par de veces nuestras miradas se encontraron, cada vez que eso pasaba él la apartaba rápidamente.
-¿Qué miras tanto?- Dijo como si estuviera molesto.
-Lo siento, no quise incomodarte
-Esta bien, solo no lo vuelvas a hacer.
-Sí -Dije y empecé a "jugar" con las esposas, solo para pasar el tiempo.
-No pierdas tu tiempo, no vas a lograr quitártelas- Dijo entonces reparé en que no sabía su nombre.
-No intentaba quitármelas, solo jugaba -Le dije- a todo esto ¿Cómo te llamas?
-Alonso- Respondió- Pero tu me dirás señor ¿entendido?
-Si señor- dije forzando un poco las palabras.
De pronto llegamos a una hermosa mansión como de película tenía todo lo que uno pudiera esperar de una casa tan elegante, arbustos cortados como estatuas, una fuente en la entrada y un garaje donde había estacionado un Ferrari, dos porche y cuatro motos harley davison
-¿Está es tu, digo su, casa?- dije asombrada.
-¿Te gusta?
-Cómo podría no gustarme- Dije impresionada.
-Me alegra que te guste, porque este será tu nuevo hogar, vamos adentro, te explicaré lo que quiero de ti- dijo bajándose del auto.
-Claro -Dije tragando saliva ¿qué querría hacer conmigo ese mafioso de la droga?
Abrió mi puerta y me ayudó a bajar ya que el auto era alto y con las manos esposadas se dificultaba hacerlo.
Atravesamos un recibidor con muchas muestras de arte, cuadros y estatuas, luego caminamos por un largo pasillo, sacó una llave y abrió la última puerta, tras esta había un hermosa habitación, me llamó la atención que en los respaldos de la cama había una argolla a cada lado, luego reparé en unas cadenas que había a los pies de la cama, no había que ser muy lista para adivinar lo que haría con eso.
-Voy a ser directo, si accedí al trato que propuso tu padre es exclusivamente por una razón- Dijo quitándome las esposas- Quiero hacerte mía- Dijo abrazándome por la cintura, yo tragué saliva.
-Yo...
-Tu nada, no tienes derecho a opinión aquí, de ahora en adelante serás mi esclava sexual ¿entiendes?
-Sí ,pero...
-¿Sí qué?- me interrumpió.
-Sí señor, pero...
-no hay pero que valga- Dijo él sin dejarme hablar así que fui directo al grano, si iba a ser su esclava sexual había algo que tenía que saber.
-¡Yo soy virgen!- Exclamé apresuradamente antes de que me volviera a interrumpir.