Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
El arrepentimiento de mi exesposo
Novia del Señor Millonario
Destinada a mi gran cuñado
No me dejes, mi pareja
Regreso de la heredera mafiosa: Es más de lo que crees
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
Diamante disfrazado: Ahora mírame brillar
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Me desperté sobresaltada sintiendo mi corazón acelerado, miré alrededor de mi habitación todo estaba oscuro, no había nadie, pero sabía tenía esa extraña sensación de ser observada. Aparté las sábanas a un lado para salir al pasillo de puntillas para no despertar a mis padres, necesitaba a la única persona que me tranquilizaba.
Mi abuela.
Entré a la habitación, ella dormía con rulos en la cabeza y una crema verde que según su teoría le quitaría las arrugas, aunque no era algo que hubiera comprobado. Me acosté a su lado y la abracé sintiéndome automáticamente protegida.
—¿No puedes dormir? —Murmuró mi abuela, negué con la cabeza en respuesta, pero era algo común en mí—, ¿Quieres que te cuente la historia?
No dije nada porque ella sabía que mi respuesta siempre sería “si”, era la única historia que me calmaba.
—Tobi era un niño feliz y amaba a su perro Spaik. Un buen día Tobi llegó de la escuela y se dio cuenta que su perro no estaba, sintió temor porque sabía que se lo habían llevado, y debía salvar a Spaik de aquellos que llamaban muertos. Entonces el niño Tobi excavó un hoyo tan profundo que llegó al volcán de la diosa clavando la estaca en la piedra mágica de la vida y los muertos desaparecieron. Luego de eso, Tobi y Spaik regresaron a casa para vivir felices por siempre…
No era la historia más hermosa del mundo, pero me tranquilizaba. En ese momento jamás pensé, que esa historia sería el inicio de todo lo que arruinó mi vida.
Muchos años después.
Esperaba al profesor en el aula para presentar nuestro importantísimo exámen de matemáticas, cuando de repente a las afueras del instituto escuché una extraña música de circo, joder, odiaba esa clase de música que parecía sínica, puede que me daba escalofríos porque la había visto en una película de terror que trataba de payasos. Odiaba los payasos.
Me levanté y me acerqué a la ventana porque soy curiosa por naturaleza, una pequeña camioneta, con afiches de algo que no alcancé a leer era el causante.
— ”¡ASÍ ES, YA LLEGÓ LA FELICIDAD A LA PEQUEÑA VENEZIA!, ¡ESTA NOCHE EN FUNCIÓN GRATUITA CIRCO FURLÉZ!, SOLO POR HOY FUNCIÓN GRATUITA..."
—La alcaldía está patrocinando esto —dijo Julia como si alguien le hubiera preguntado—, está amenazada por la gobernación, porque no invierten en festivales o en construcciones para la ciudad.
Ah, ¿por eso tanto escándalo?
La ciudad no necesitaba de construcciones, ya era perfecta. Suponía que a la gobernación le molestaba el hecho de que los alcaldes no usaran el dinero para algo más que mantener la ciudad limpia.
—Creo que con esto –continuó—, la gobernación los dejará en paz para siempre.
—¿Sabes dónde es? –me atreví a preguntar solo por hacer conversación, odiaba los circos, bueno, no tanto odio, sino tal vez desinterés, ¿gente haciendo payasadas para entretener? No, prefería un libro, gracias.
O simplemente mirar el techo, yo no era exactamente el alma de la fiesta, principalmente porque no iba a fiestas.
—Obvio en el único lugar donde puede caber tanta gente, el estadio Merlín, y dudo que alcance, en el hotel de mi abuelo ya sabes, el Jorge Venezia, el más grande de la ciudad —alardeó, ella siempre fue engreída— vino gente hasta de Alemania y Japón...
Ella siguió hablando de que era heredera de algo que no entendí, así que no le presté más atención, odiaba que fuera tan petulante, bueno en realidad odiaba a todo el mundo, nunca lograba llevarme bien con las personas, siempre me tildaban de odiosa, pero me valía, yo era feliz en mi mundo con mis libros, siendo incomprendida.
No, yo no odiaba a todo el mundo... Me valía mierda la gente y el mundo, y eso según yo era muy diferente.
Pero no ponía en duda que no alcanzara la capacidad, el circo Furléz era el circo más famoso a nivel internacional desde hacía muchos años, sus acrobacias e ilusiones eran algo fenomenal, o por lo menos eso vi en la televisión. Eso explicaba por qué estos días había tantas personas extranjeras hospedándose en la ciudad y las calles con exagerada población...
Deje de darle vueltas al asunto cuando entró el profesor y por fin presentamos la tan esperada prueba.
— ¿Cómo te fue en el examen Francia? —dijo Luis apareciendo a mi lado cuando bajaba el último escalón de la entrada de la universidad.
Él estudiaba conmigo, no éramos exactamente amigos, tal vez solo conocidos y por conocidos, me refería a que solo sabía que se llamaba Luis. Aunque en realidad yo no tenía... amigos, como dije antes, nunca lograba encajar y prefería simplemente dejar de intentarlo.
—Bien —me limité a decir, realmente no quería seguir hablando con él y no entendía por qué se me había acercado en primer lugar, creí que mi rostro gélido y mi lenguaje de “no te me acerques” era suficiente.
—Bueno yo con los exámenes anteriores había aprobado matemáticas —explicó dispuesto a seguir haciendo conversación—, solo presenté esta última evaluación para aumentar el promedio.
Ah, claro, yo pertenecía al resto de los simples mortales que debía presentar para poder aprobar.
Celos, maldito celos por no ser tan inteligente.
No sabía exactamente a donde él se dirigía, pero ya casi llegábamos a mi casa y él no se despegaba de mi lado hablando de lo que fuera que pasaba por su mente, ya me estaba mareando, no quería seguir escuchándolo pero a la vez me daba curiosidad por saber por qué de repente tenía interés en mí.
Yo no era exactamente alguien interesante.
—Bueno yo me quedo aquí —lo despedí con un gesto de mi mano justo cuando nos detuvimos frente a mi casa, noté como pareció nervioso y me tomó de la muñeca para detenerme cuando le di la espalda para irme.
No me toques.
Me estremecí un poco en desagrado, odiaba que me tocaran. Miré el agarre que tenía en mi muñeca y él me soltó posiblemente percibiendo mi enojo.
—Lo… lo siento, es que quería decirte algo —dijo—. El esposo de mi hermana trabaja en la alcaldía y está en el equipo que organiza el evento de esta noche, ya sabes el circo, me dio dos entradas, ¿quieres ir conmigo?
Oh.
Me estaba invitando a salir.
Sentí mis mejillas sonrojarme, ¿por qué yo? Yo no era precisamente la mejor compañía para salir o ir a eventos a divertirse.
— ¿Qué acaso no era gratis? —Dije dudosa—, ¿para qué son las entradas?
Él sonrió como si hubiera aceptado ir con él, pero realmente solo preguntaba por curiosidad, prefería mirar el techo antes que salir, mucho menos con él, no me atraía en lo absoluto.
—Las generales en las gradas son gratis, pero las entradas que tengo son VIP —agitó las cejas, pero como eran gruesas parecía que era una sola, casi como una oruga moviéndose. Apreté los labios para evitar reírme de mi absurdo pensamiento de la oruga, pero creo que él creía que había aceptado y estaba emocionada por la idea de ir con él.
—Perfecto —dijo— paso por ti a las seis.
Stop, espera un momento.
Voltee con una excusa en mis labios justo cuando Luis salió corriendo tan rápido que apenas vi su reflejo alejarse, como si hubiera percibido que lo iba a rechazar.
Mierda.
Yo no quería ir, pensar en la muchedumbre, el aire expuesto me daba escalofríos, no me gustaba esos lugares con exceso de gente, me traía recuerdos por lo que había ocurrido con mi familia…
Eso me pasaba por burlarme de él en mi mente.