POV JULIANA
El dolor por el que atravieso no me deja ser feliz, no puedo parar de pensar en las palabras de esa maldita víbora que hace unos días apareció en mi casa,
Flash back…
-Tú no eres la mujer para él, siempre a tu lado ha sido infeliz, le has causado problemas, ahora que tienes a tus hijos juntos aprovecha y vete a la mierda, déjalo que rehaga su vida a mi lado, por tu culpa casi muere dos veces, ¿Qué esperas, que a la tercera si lo maten? No te negare que te ama, que esa noche se acostó conmigo mencionando tu nombre, pero eres un peligro en su vida, mira a tu alrededor, les toca andar con guardaespaldas con miedo a morir, esa no es vida para la persona que amas, si lo amas déjalo en paz, yo puedo ofrecerle una vida sin tanto peligro una vida tranquila y feliz, no con tanto llanto y dolor como la que tú le ofreces -expresa Selena.
-El amor que siento por él jamás podrás entenderlo, porque tu solo estas encaprichada con un hombre que ama a otra, que ni al tener sexo contigo pudo dejar de pensar en mí, vete a la mierda y no vuelvas a mi casa, no quiero verte, eres la peor basura del mundo, no tienes dignidad, te toca mendigar el amor de un hombre prohibido, de un hombre que jamás te amara como a mí, pueda que se acostó contigo, pero ten en cuenta que esa noche a la mujer que besaba, a la que tenía en sus brazos no eras tú, siempre fui yo -escupo todo mi veneno con odio, sáquenla de mi casa, esta mujer tiene prohibida la entrada…
Fin de flash back…
Esas palabras resuenan en mi mente, sé que fui la culpable de las veces que ha estado en peligro de muerte, no puedo hacerle más daño, además su error me lastima, a Selena le dije todas esas palabras para herirla, para que no pensara que ella gano, pero no puedo con el dolor, ya mañana sale de la clínica y no he sido capaz de visitarlo más, Renata escucho mi discusión con Selena, me toco decirle la verdad, ella me apoya y dice que no quiere ver a su hijo por ahora porque lo golpearía y lo mandaría de nuevo al hospital.
Mis hijos han sido lo mejor, en ellos encuentro esa paz que en las noches pierdo al ver el vacío de mi cama, Julián adora a su hermana y ella a él, ese lazo que tenían en el vientre lo recuperaron nuevamente, mis amigos viene a mi casa y están felices de conocer a mi hijo, todos disfrutamos de su presencia, de su carisma, es un niño muy inteligente que te sorprende día a día, estar con mis hijos es el regalo más grande y creo que Alexander también merece disfrutar esos momentos, pero cuando salga del hospital se llevara muchas sorpresas y tendremos una larga conversación de nuestra nueva realidad, cuando pienso en él creo que todo en mí se rompe, pero también tengo que agradecerle que me haya devuelto la felicidad con rescatar y salvar a nuestro hijo.
Llega el día que tanto temía, él está entrando en este momento, lo veo y se ve muy bien, mi esposo es un hombre muy atractivo y ese cabello largo y alborotado lo hace ver aún mejor. Contengo mis ganas de saltarle encima y decirle cuanto lo amo, cuanto lo he extrañado todo este tiempo, pero sé que no está bien, que Selena tiene razón en que por mi culpa lo han herido ya dos veces, y no quiero que haya una tercera, además el dolor no desaparece por más que ya lo perdone, ese dolor de su traición sigue latente en mí, cada día me duele más, a mi mente llegan imágenes de él y ella, aunque no los vi, puedo imaginarlo y eso es una maldita tortura.
-Me alegra que estés mejor -digo tratando de ser lo más indiferente posible, porque me muero por besarlo, por estar en sus brazos.
-Te lo agradezco -expresa con la mirada perdida.
-Los niños y Tifany no están en casa, se fueron con tu madre y no vendrán hasta mañana, creo que este tema que tu yo tenemos que hablar es muy delicado y no quiero que estén presentes, siéntate por favor -expongo de manera tranquila, no quiero ser la villana en esta historia.
-Amor yo…-dice y lo freno en seco, escucharlo llamarme amor me quema, sus palabras me hacen sentir un maldito nudo en la garganta que me siento ahogada, que siento quedarme sin respiración.
-No por favor, déjame hablar a mí y luego tú dices lo que quieras -le indico seriamente.
Le digo lo que pienso, lo que planee para lograr que se aleje de mí, me siento débil y me acerco al ver que está llorando, limpio sus lágrimas porque mi corazón está en agonía al verlo tan vulnerable, toma mis manos entre las suyas y deja un cálido beso en ellas, un beso que desearía diera en mis labios, porque besarlo es tocar el cielo.
-Yo te juro que te amo, que no sé qué paso, no me acuerdo de nada, solo que tú estabas ahí, perdóname, perdóname mi amor -explica con dolor, sé que es cierto, pero no puedo aceptarte en mi vida nuevamente para que te hagan daño por mi culpa -pienso angustiada.
-Yo… yo también te amo, pero esto me duele mucho, siento que me quema el alma, que me arrancaste el corazón, yo te entregue todo de mí, luche contra el dolor de la supuesta muerte de mi hijo por amor a ti, por amor a Alexa, cada parte de mi grita, de dolor con esto…-expreso sincera y dejando que esta vez hable mi corazón y no mi mente.
Toma mi rostro con sus manos y ambos lloramos observándonos, puedo ver el dolor en su mirada, puedo sentir que está muy mal, que esto lo destruye tanto como a mí, pero si lo acepto lo pondría en riesgo y no puedo ser tan egoísta y permitir que termine muerto por mi culpa
-Eres mi todo, yo sin ti…-dice.
Lo interrumpo y dejo que mi corazón desahogue lo que siente por su traición, le explico mi punto de vista y sin poder más corro a la que era nuestra habitación, porque después de que se valla yo tampoco seré capaz de vivir en ella.
Él grita y mi nombre me llama desesperado, pero no me detengo, en cuanto entra a la habitación tomo fuerzas y …
-Llévatelas, y vete, porque si no lo haces tú, lo hare yo -expongo firme, sé que él no permitirá que me valla de la casa por seguridad, pero no veo otra opción para presionarlo a que se ponga a salvo.