Ámbar Urrutia sentía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. la promesa de un amor que había estado cultivando en secreto durante dos largos años junto a Julián.
Desde ese momento en que se conocieron, Ámbar supo que Julián era muy diferente a los demás hombres. Su mirada penetrante, su sonrisa enigmática y su presencia imponente la habían cautivado deseando lo prohibido.
Su manera paciente de llevar su relación y esperarla. Aunque para ella no era obligado, le daba la seguridad de querer entregarse a él.
Y aunque la distancia y la paciencia habían sido sus compañeras durante años, Ámbar sabía que valdría la pena.
Mientras observaba su hermoso vestido recordaba esa primera vez que sus miradas se fijaron quedando ambos flechados.
Con una sonrisa recordó ese día tan especial.
Flashback
Ámbar caminaba de retroceso para poder pasar desapercibida antes los guardaespaldas de su padre, deseaba salir de la empresa y justo chocó con un cuerpo, con los ojos cerrados volteo, creyendo que era uno de los de seguridad.
-Perdón -habló en un susurro
-¿Estás escapando? -la voz de un hombre joven la hizo abrir los ojos y quedó observándose sin parpadear.
Unos ojos verdes casi grises, cejas pobladas y arqueadas, un cabello desordenado y barba apenas visible.
-¡No! -reaccionó Ámbar, sacando una sonrisa del hombre, quien ya había observado a la chica, sus ojos grises con un círculo negro, su piel blanca y casi rosada como sus labios.
Fin del Flashback
Ámbar sonreía tiernamente al recordarlo, seguía sintiendo el olor a colonia de Julián, su aroma fresco y masculino que la hacía sentir un cosquilleo en su estómago. Su voz, profunda y suave, que la hacía estremecer.
Y es que en la misma situación se encontraba Julián.
Recordando no solo el día en que la conoció, también lo sucedido dos años después. Porque de algo estaba seguro, su intención con ella, iban más allá de enseñarle cualquier cosa que tuviese que ver con el se*o.
Sus ganas de enseñarle que el amor y la pasión debían ir de la mano siempre, lo llevó a mantener la distancia de ella para aguantarse en darle lo que su lobita tanto buscaba con desdén.
Recordaba aún ese día en esa fiesta donde su amiga se estaba casando con el amor de su vida.
Sabía que su lobita estaba molesta por las veces que rechazó la oferta de verse a solas. Pero se conocía perfectamente, aunque él fuese un caballero, también tenía un lobo feroz en su interior, ese que sacaba cuando algo le importaba lo suficiente para saciar su deseo.
Flashback
-¿Qué haces aquí? -Reclamo de brazos cruzados Ámbar, en el baño de mujeres.