Tokio, Japón 1991
—Mi señor Kimura estamos listos para quitar del camino a su hermano Miroku. —Le dice con malicia uno de los corpulentos hombres de la mafia china.
— ¡Yo los acompaño!, quiero personalmente deshacerme de Miroku. Él es quien me arrebató el amor de mi querida Akira. —Miroku contesta enérgicamente y lleno de mucho odio.
Kimura el hermano menor de Miroku fue el primer enamorado de Akira la actual esposa de su hermano, pero por sus malos tratos, su conexión con la mafia y su vida mundana ella lo abandonó refugiándose en los brazos de Miroku.
Desde aquel día el malvado Kimura no ha descansado en sus intentos de deshacerse de su hermano Miroku. Su obsesión por recuperar a Akira la esposa de Miroku, lo ha vuelto loco a tal punto de querer asesinar a su propio hermano.
Para empeorar la situación, ella y su esposo Miroku se dirigen al hospital de urgencia ya que ella está a punto de dar a luz, Kimura no puede aguantar más al saber que Akira va a tener una hija de Miroku, así que apenas ella salga del hospital con la niña en brazos, será el momento propicio para quitar la vida a su hermano y quedarse con Akira y su hija a través de engaños y mentiras.
Akira acaba de ingresar al hospital para dar a luz a una preciosa niña la hija primogénita de Miroku. Ella sabiendo de las malvadas intenciones de Kimura, advierte a Miroku que apenas dé a luz a su hija viajen lejos a un país donde nadie los pueda encontrar.
Akira sabe con certeza que Kimura tiene fuertes contactos con la mafia china y que en varias ocasiones él ha amenazado con quitarle la vida a su esposo Miroku. Sin embargo, Miroku no le cree a Akira porque ve a su hermano Kimura como una gran persona.
Ese mismo día el plan maquiavélico de Kimura se pone en marcha, junto con dos de sus guardas espaladas aguardan afuera del hospital esperando la salida de Akira, Miroku y la pequeña bebé.
Vestidos de negro con una máscara que les cubra el rostro y armados con una pistola silenciadora 9mm, están dentro del auto color gris con los vidrios ahumados esperando para cometer el crimen.
Mientras tanto en el cuarto del hospital un bebé nace, el doctor un amable hombre de mirada profunda y sonrisa apacible le da la buena noticia a Akira diciéndole:
— ¡Felicidades señorita Akira! Su hija es preciosa y está en perfectas condiciones.
—Gracias doctor por cuidar bien de mí y mi hija. En verdad es muy hermosa. —Akira con los ojos húmedos de la alegría besa tiernamente la frente de su hija.
En ese instante el doctor llama a Miroku dándole la buena noticia, él al entrar se acerca rápidamente a la cama donde está Akira y su pequeña hija. Los tres se ven muy felices, Miroku abraza a las dos diciéndoles lo mucho que las ama, un sentimiento profundo emerge de su interior.
—Mi amado Miroku nuestra hija es blanca como la nieve y muy hermosa, mírala tiene los ojos de su padre y la sonrisa de su madre. —Akira carga en los brazos a la pequeña Kejoni mirándola con amor y dulzura.
— ¡Es verdad mi cielo, nuestra pequeña es la bebé más hermosa del mundo! —Miroku pasa suavemente los dedos por el rostro de Kejoni acariciándole las mejillas.
—Es hora de ir a casa Miroku, debemos indicar a la servidumbre que tengan lista la mansión para recibir a los invitados. —Akira le dice mientras sonríe al sentirse feliz con su hija en los brazos.
—Este es el día más bonito de mi vida después de nuestra boda mi amor. —Miroku abraza con ternura a Akira y le da un beso en los labios.
Akira al salir del hospital con su esposo Miroku y su hija recién nacida Kejoni, tres hombres vestidos de negro con los rostros tapados con máscaras, se acercan a Miroku apuntándolo con un arma en la cabeza.