Una historia no puede empezar sin un comienzo cada año en mis vacaciones me encantaba ir de paseo ala finca de mis abuelitos cuando llegábamos mi hermano Javier y yo eran días emocionantes que mis abuelos nos recibieran con todo el amor del mundo sus sonrisas, sus caricias era lo más hermoso llegábamos a correr detrás de las gallinas ese aire fresco era una caricia para nuestras vidas mis padres se quedaban en la ciudad y ahí empezaba nuestra gran historia de esas bellas vacaciones nos volvíamos locos de emoción.