Aquel accidente automovilístico del 15 de febrero había cambiado la vida de muchas personas, pero aún más de estas dos mujeres.
Rebeca. Nada fue igual desde que los federales se cruzaron en su camino hace tiempo atrás, con intenciones de investigar y detener a la persona que más amaba. A pesar del dolor de saber las atrocidades que estaba cometiendo, decidió ayudar en la investigación. Después de todo debía cumplir con su deber a pesar de todo.
Olivia Martínez era quién sufría por las noches, se había enamorado del mayor enemigo de su hermana y aún no sabe cómo es que eso malditamente sucedió.
Una misión que estaba terminando con esa mujer, todo lo que había sucedido en el último mes fue demasiado para ella.
—Lo siento, Rebe —murmura mientras se mira al espejo. Ella cierra los ojos y da una larga bocanada de aire para no lagrimear allí, el lugar estaba lleno de personas y lo que menos tenía que hacer era levantar sospechas en su esposo temporal.
La fiesta de cumpleaños de Kylian estaba en todo su esplendor en aquel hotel que habían arreglado para que sea solo para ellos. Muchas personas invitadas, la prensa, amigos y personas conocidas esperaban que la flamante pareja bajara para hacer su aparición.
Dos pequeños toques en la puerta hacen que ella vuelva a la realidad. Kylian se asoma con una sonrisa enorme en su rostro mientras mira a la hermosa mujer frente a sus ojos, sin dudas la elección que había hecho con su vestido era el mejor.
—Hola preciosa, ¿Estás lista?
Kylian se acerca a ella mientras mira sus curvas, aquel vestido rojo que se pegaba a su cuerpo la hacía lucir espectacular. Era uno simple, hombros descubiertos, dos pequeñas tiras que adornaban sus brazos y con la espalda descubierta mientras que le quedaba unos centímetros por encima de su rodilla. Sus tacones altos hacían lucir sus piernas deslumbrantes, ella se acerca mientras que clavaba sus ojos en su trasero antes de abrazarla por la cintura.
—Estás preciosa —dice el moreno
Olivia maldecía a su estúpido corazón por derretirse tan pronto por ese hombre, no entiende cómo es que se pudo haber enamorado de él después de saber todo lo que sucedía detrás de esa personalidad asombrosa.
Sus ojos se cierran cuando siente los labios de Kylian sobre la piel de su hombro descubierto. Su cuerpo comienza a temblar y sus labios se separan para dejar salir un bajo gemido. El hombre suspira y aprieta el agarre de la cintura de la castaña frente a él, sintiendo el calor de su cuerpo, su piel se ha convertido en una adicción en el último tiempo.
Las piernas de Olivia comienzan a perder la fuerza cuando él está besando su cuello, utilizando la lengua y dientes, riéndose por lo bajo ante su reacción
—Kylian —gruñe por lo bajo, aún con sus ojos cerrados.
—Bebé, no podré mantener mis manos lejos de ti si me hablas con esa voz —da un largo suspiro y pega aún más su cuerpo al trasero de la mujer
—Ne... necesitamos bajar —logra decir luego de tragar saliva.
—Lo sé —muerde su cuello, gimiendo en protesta al tenerse que separar—. Thomas nos espera, pero lo seguiremos en casa si tú quieres —le promete mordiendo su labio inferior mientras la mira a través del espejo.
Para Kylian era un deleite mirarla con los labios entreabiertos, sus ojos cerrados y la respiración pesada. Sabía que estaba tan afectada como él, pero tenían cosas para hacer antes de continuar, y también debían hablar.
Los ojos azules de Olivia se encuentran con aquellos negros que tantos estragos le hacen a su corazón. Ambas miradas intensas se dicen aquello que no pueden hablar, eso que ambos sienten y que el otro sabe, pero prefiere no pensarlo.
—¿Te encuentras bien?
Olivia muerde su labio inferior nerviosa y decide que es mejor comenzar a actuar y no demostrarle que en este momento se siente una absoluta traidora y una mierda de persona por desear y adorar al esposo de su hermana, que encima de todo, es un delincuente de primera.
—Es mejor que bajemos, nos están esperando —murmura ella luego de girarse sobre sus pies y llevar ambas manos a sus hombros.
—Sí, pero primero necesito algo de ti —Kylian sonríe de aquella manera que tanto le moja las bragas a Olivia.
—¿Qué necesitas? —ella levanta una ceja, esperando su respuesta. Kylian se ríe, con aquel brillo especial en sus ojos
Él se inclina y termina el espacio entre ambos, tomando su labio inferior para besarla por fin, después de tantas horas lejos de su calor.
Lo que Olivia sentía dentro de su interior, ni siquiera lo podía explicar, le encantaba tanto besarlo y sentirse cerca que, sin dudas, una pequeña pizca de culpa se asomaba por las noches cuando estaba sola en su cama.
Había tantos secretos entre ellos dos que silenciosamente se amaban que no era fácil de explicar.
—Mierda, bebé. Amo tus labios —suspira Kylian sobre su boca—. Me encantaría quedarme, pero debemos bajar.
—¿Y Thomas? —dice luego de unos segundos, cuando retoma su respiración normal
—Está abajo, con Nicki. ¿Vamos por unas copas? —le sonríe mientras Olivia muerde su labio inferior—. Y tengo una sorpresa para ti.
—¿Ah sí? —Olivia levanta una ceja y su boca se eleva, regalándole una sonrisa de lado— ¿Qué es esa sorpresa?
—Tú y yo, un fin de semana para nosotros —Kylian le roba un pequeño beso—. Thomas se quedará con Nicki, necesito unos días para estar contigo —Olivia comienza a morder su labio inferior—. Necesito que nos olvidemos de todo por un momento, solo quiero estar contigo, y disfrutarte —acerca su cintura, abrazándola aún más— ¿Quieres?
—Kylian, no podemos hacer eso.
—Tengo todo planeado, bebé. No tienes que preocuparte por nada, tenemos derecho a tomarnos unos pocos días para nosotros —Olivia, ni siquiera se puede resistir a esa mirada.
—¿Solo nosotros? —pregunta con cierta ilusión
—Solo tú y yo, bebé —sonríe—. Lejos de todo esto, te lo aseguro.
—¿Cuándo?
—Mañana en la noche. ¿Lugar frío o cálido? —pregunta luego de robarle un corto beso
—Cálido —Olivia vuelve a sonreír
—Bien. Deja todo en mis manos. —vuelve a conectar sus labios, no puede resistirse al tenerla tan cerca—. Vamos abajo o enviaré mi cumpleaños al demonio —Olivia comienza a reír
—Vamos.
Olivia se ríe contra sus labios cuando el hombre no se resiste a lanzarse contra su boca de nuevo. No tarda demasiado en tragarse la risa y comenzar a gemir por lo bajo cuando el beso se vuelve más intenso y sus cuerpos se presionan entre sí. Sin dudas ese hombre va a terminar con ella, solamente espera ser lo suficientemente fuerte para cuando todo explote.
Kylian le regala una sonrisa antes de tomar su mano y comenzar a caminar hacia afuera, totalmente en contra de su voluntad. No hay nada más que desee que quedarse allí, pero para eso había pensado ese viaje fugaz, necesitaba estar con ella por un momento, lejos de todo.
—¿Lista? —Olivia le guiña un ojo y sonríe
Los ojos de Olivia comienzan a mirar todo el salón mientras ambas comienzan a bajar. Hay muchas personas, a algunas las puede reconocer, a otras no. La música alegre hace que su corazón se sienta menos presionado, quiere disfrutar de esto por un instante, aunque de todas maneras tiene que sonreír por apariencias.
Kylian le susurra que se quede a su lado, a pesar de que todos comienzan a acercarse hacia ella para saludarlo, festejando sus treinta. Thomas aparece a su lado por un momento, llamándola con un pequeño apretón de su mano, mirándolo tímido.
—Hola, bebé —Olivia se inclina por un momento cuando lo mira, tomándolo entre sus brazos— ¿Saludaste a papá?
—Sí, hoy temprano —responde aquella vocecita que hace derretir a Olivia por dentro
—Cuando lleguemos a casa le daremos el regalo que preparamos ¿Sí? —Thomas sonríe
—Si, le va a encantar —dice entusiasmado
—¿Qué secreto me estoy perdiendo? —Kylian se acerca con una sonrisa, apoyando su mano en la espalda baja de Olivia
—¡Nada, papá! —dice él con una risa traviesa— ¡Feliz cumpleaños, te amo!
Thomas estira sus brazos para que su padre lo tome y así lo hace Kylian mientras se derrite. Su hijo es su mayor debilidad, no puede sentirse más feliz en ese momento. Olivia está demasiado sensible y sus ojos se cristalizan mientras tiene una enorme sonrisa en su rostro.
Sin embargo, esa felicidad es interrumpida, haciendo que el corazón de Olivia comience a andar frenéticamente dentro de su cuerpo cuando ve a Abel Edwards tocando la espalda de Kylian. Él le dedica una mirada cómplice y luego le sonríe al hombre que se gira con su hijo en brazos.
—¡Feliz cumpleaños, yerno! —el hombre sonríe y le da un pequeño abrazo, tendiendo una pequeña caja roja
—Oh gracias, Abel. No hacía falta —responde él con una sonrisa
—Por supuesto que sí. Dime si te gusta, por favor.
Kylian mira a su esposa y ella entiende a la perfección, tomando al niño en sus brazos para que él tenga ambas manos libres. Thomas enseguida abraza a la castaña y esconde su rostro en su cuello, quedándose allí mientras el hombre abre la pequeña caja.
A Kylian no le queda otra opción que aceptarlo, después de todo no quiere ser grosero con su suegro. El hombre muchas veces le cae demasiado mal; sin embargo, solo le dan una sonrisa y decide colocarlo por su cuenta.
Quizás Abel Edwards no era al hombre más agradable del planeta, pero no podía sacarlo de la fiesta como tanto desearía, al contrario de eso, tenía que sonreír y fingir que lo quería a pesar de todo.
El reloj claramente costoso es colocado en su muñeca y Kylian sonríe ante el regalo, mostrándole a su esposa el resultado final.