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ESPOSA SUPLENTE

ESPOSA SUPLENTE

M. Anadón

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Capítulo

¿Qué sucede cuando te enamoras del esposo de tu hermana? Sabes que es un criminal, que tienes que despreciarlo y no pensar que es jodidamente encantador, sin embargo, lo haces. Olivia estuvo a prueba desde que fue elegida para suplantar a su gemela y fingir ser su esposa, aunque se llevó muchas sorpresas. ¿Quién era realmente aquel hombre millonario que dormía bajo el mismo techo?

Capítulo 1 Amarte no es actuación

Aquel accidente automovilístico del 15 de febrero había cambiado la vida de muchas personas, pero aún más de estas dos mujeres.

Rebeca. Nada fue igual desde que los federales se cruzaron en su camino hace tiempo atrás, con intenciones de investigar y detener a la persona que más amaba. A pesar del dolor de saber las atrocidades que estaba cometiendo, decidió ayudar en la investigación. Después de todo debía cumplir con su deber a pesar de todo.

Olivia Martínez era quién sufría por las noches, se había enamorado del mayor enemigo de su hermana y aún no sabe cómo es que eso malditamente sucedió.

Una misión que estaba terminando con esa mujer, todo lo que había sucedido en el último mes fue demasiado para ella.

—Lo siento, Rebe —murmura mientras se mira al espejo. Ella cierra los ojos y da una larga bocanada de aire para no lagrimear allí, el lugar estaba lleno de personas y lo que menos tenía que hacer era levantar sospechas en su esposo temporal.

La fiesta de cumpleaños de Kylian estaba en todo su esplendor en aquel hotel que habían arreglado para que sea solo para ellos. Muchas personas invitadas, la prensa, amigos y personas conocidas esperaban que la flamante pareja bajara para hacer su aparición.

Dos pequeños toques en la puerta hacen que ella vuelva a la realidad. Kylian se asoma con una sonrisa enorme en su rostro mientras mira a la hermosa mujer frente a sus ojos, sin dudas la elección que había hecho con su vestido era el mejor.

—Hola preciosa, ¿Estás lista?

Kylian se acerca a ella mientras mira sus curvas, aquel vestido rojo que se pegaba a su cuerpo la hacía lucir espectacular. Era uno simple, hombros descubiertos, dos pequeñas tiras que adornaban sus brazos y con la espalda descubierta mientras que le quedaba unos centímetros por encima de su rodilla. Sus tacones altos hacían lucir sus piernas deslumbrantes, ella se acerca mientras que clavaba sus ojos en su trasero antes de abrazarla por la cintura.

—Estás preciosa —dice el moreno

Olivia maldecía a su estúpido corazón por derretirse tan pronto por ese hombre, no entiende cómo es que se pudo haber enamorado de él después de saber todo lo que sucedía detrás de esa personalidad asombrosa.

Sus ojos se cierran cuando siente los labios de Kylian sobre la piel de su hombro descubierto. Su cuerpo comienza a temblar y sus labios se separan para dejar salir un bajo gemido. El hombre suspira y aprieta el agarre de la cintura de la castaña frente a él, sintiendo el calor de su cuerpo, su piel se ha convertido en una adicción en el último tiempo.

Las piernas de Olivia comienzan a perder la fuerza cuando él está besando su cuello, utilizando la lengua y dientes, riéndose por lo bajo ante su reacción

—Kylian —gruñe por lo bajo, aún con sus ojos cerrados.

—Bebé, no podré mantener mis manos lejos de ti si me hablas con esa voz —da un largo suspiro y pega aún más su cuerpo al trasero de la mujer

—Ne... necesitamos bajar —logra decir luego de tragar saliva.

—Lo sé —muerde su cuello, gimiendo en protesta al tenerse que separar—. Thomas nos espera, pero lo seguiremos en casa si tú quieres —le promete mordiendo su labio inferior mientras la mira a través del espejo.

Para Kylian era un deleite mirarla con los labios entreabiertos, sus ojos cerrados y la respiración pesada. Sabía que estaba tan afectada como él, pero tenían cosas para hacer antes de continuar, y también debían hablar.

Los ojos azules de Olivia se encuentran con aquellos negros que tantos estragos le hacen a su corazón. Ambas miradas intensas se dicen aquello que no pueden hablar, eso que ambos sienten y que el otro sabe, pero prefiere no pensarlo.

—¿Te encuentras bien?

Olivia muerde su labio inferior nerviosa y decide que es mejor comenzar a actuar y no demostrarle que en este momento se siente una absoluta traidora y una mierda de persona por desear y adorar al esposo de su hermana, que encima de todo, es un delincuente de primera.

—Es mejor que bajemos, nos están esperando —murmura ella luego de girarse sobre sus pies y llevar ambas manos a sus hombros.

—Sí, pero primero necesito algo de ti —Kylian sonríe de aquella manera que tanto le moja las bragas a Olivia.

—¿Qué necesitas? —ella levanta una ceja, esperando su respuesta. Kylian se ríe, con aquel brillo especial en sus ojos

Él se inclina y termina el espacio entre ambos, tomando su labio inferior para besarla por fin, después de tantas horas lejos de su calor.

Lo que Olivia sentía dentro de su interior, ni siquiera lo podía explicar, le encantaba tanto besarlo y sentirse cerca que, sin dudas, una pequeña pizca de culpa se asomaba por las noches cuando estaba sola en su cama.

Había tantos secretos entre ellos dos que silenciosamente se amaban que no era fácil de explicar.

—Mierda, bebé. Amo tus labios —suspira Kylian sobre su boca—. Me encantaría quedarme, pero debemos bajar.

—¿Y Thomas? —dice luego de unos segundos, cuando retoma su respiración normal

—Está abajo, con Nicki. ¿Vamos por unas copas? —le sonríe mientras Olivia muerde su labio inferior—. Y tengo una sorpresa para ti.

—¿Ah sí? —Olivia levanta una ceja y su boca se eleva, regalándole una sonrisa de lado— ¿Qué es esa sorpresa?

—Tú y yo, un fin de semana para nosotros —Kylian le roba un pequeño beso—. Thomas se quedará con Nicki, necesito unos días para estar contigo —Olivia comienza a morder su labio inferior—. Necesito que nos olvidemos de todo por un momento, solo quiero estar contigo, y disfrutarte —acerca su cintura, abrazándola aún más— ¿Quieres?

—Kylian, no podemos hacer eso.

—Tengo todo planeado, bebé. No tienes que preocuparte por nada, tenemos derecho a tomarnos unos pocos días para nosotros —Olivia, ni siquiera se puede resistir a esa mirada.

—¿Solo nosotros? —pregunta con cierta ilusión

—Solo tú y yo, bebé —sonríe—. Lejos de todo esto, te lo aseguro.

—¿Cuándo?

—Mañana en la noche. ¿Lugar frío o cálido? —pregunta luego de robarle un corto beso

—Cálido —Olivia vuelve a sonreír

—Bien. Deja todo en mis manos. —vuelve a conectar sus labios, no puede resistirse al tenerla tan cerca—. Vamos abajo o enviaré mi cumpleaños al demonio —Olivia comienza a reír

—Vamos.

Olivia se ríe contra sus labios cuando el hombre no se resiste a lanzarse contra su boca de nuevo. No tarda demasiado en tragarse la risa y comenzar a gemir por lo bajo cuando el beso se vuelve más intenso y sus cuerpos se presionan entre sí. Sin dudas ese hombre va a terminar con ella, solamente espera ser lo suficientemente fuerte para cuando todo explote.

Kylian le regala una sonrisa antes de tomar su mano y comenzar a caminar hacia afuera, totalmente en contra de su voluntad. No hay nada más que desee que quedarse allí, pero para eso había pensado ese viaje fugaz, necesitaba estar con ella por un momento, lejos de todo.

—¿Lista? —Olivia le guiña un ojo y sonríe

Los ojos de Olivia comienzan a mirar todo el salón mientras ambas comienzan a bajar. Hay muchas personas, a algunas las puede reconocer, a otras no. La música alegre hace que su corazón se sienta menos presionado, quiere disfrutar de esto por un instante, aunque de todas maneras tiene que sonreír por apariencias.

Kylian le susurra que se quede a su lado, a pesar de que todos comienzan a acercarse hacia ella para saludarlo, festejando sus treinta. Thomas aparece a su lado por un momento, llamándola con un pequeño apretón de su mano, mirándolo tímido.

—Hola, bebé —Olivia se inclina por un momento cuando lo mira, tomándolo entre sus brazos— ¿Saludaste a papá?

—Sí, hoy temprano —responde aquella vocecita que hace derretir a Olivia por dentro

—Cuando lleguemos a casa le daremos el regalo que preparamos ¿Sí? —Thomas sonríe

—Si, le va a encantar —dice entusiasmado

—¿Qué secreto me estoy perdiendo? —Kylian se acerca con una sonrisa, apoyando su mano en la espalda baja de Olivia

—¡Nada, papá! —dice él con una risa traviesa— ¡Feliz cumpleaños, te amo!

Thomas estira sus brazos para que su padre lo tome y así lo hace Kylian mientras se derrite. Su hijo es su mayor debilidad, no puede sentirse más feliz en ese momento. Olivia está demasiado sensible y sus ojos se cristalizan mientras tiene una enorme sonrisa en su rostro.

Sin embargo, esa felicidad es interrumpida, haciendo que el corazón de Olivia comience a andar frenéticamente dentro de su cuerpo cuando ve a Abel Edwards tocando la espalda de Kylian. Él le dedica una mirada cómplice y luego le sonríe al hombre que se gira con su hijo en brazos.

—¡Feliz cumpleaños, yerno! —el hombre sonríe y le da un pequeño abrazo, tendiendo una pequeña caja roja

—Oh gracias, Abel. No hacía falta —responde él con una sonrisa

—Por supuesto que sí. Dime si te gusta, por favor.

Kylian mira a su esposa y ella entiende a la perfección, tomando al niño en sus brazos para que él tenga ambas manos libres. Thomas enseguida abraza a la castaña y esconde su rostro en su cuello, quedándose allí mientras el hombre abre la pequeña caja.

A Kylian no le queda otra opción que aceptarlo, después de todo no quiere ser grosero con su suegro. El hombre muchas veces le cae demasiado mal; sin embargo, solo le dan una sonrisa y decide colocarlo por su cuenta.

Quizás Abel Edwards no era al hombre más agradable del planeta, pero no podía sacarlo de la fiesta como tanto desearía, al contrario de eso, tenía que sonreír y fingir que lo quería a pesar de todo.

El reloj claramente costoso es colocado en su muñeca y Kylian sonríe ante el regalo, mostrándole a su esposa el resultado final.

—Te queda hermoso —dice la rubia

—Gracias, cariño —Kylian se inclina para dejar un corto beso en sus labios y luego se gira para mirar a su suegro—. Me encanta, Abel. Muchas gracias.

—Gracias a ti por hacer tan feliz a mi hija —le dice mirándola a los ojos—. ¿Y tú no piensas saludar a tu padre? —dice el hombre mientras mira a la castaña

Olivia está un poco nerviosa con la situación, pero de todos modos se inclina y deja un beso en su mejilla, recibiendo el corto abrazo de "su padre", ya que tiene al pequeño Thomas colgado de su cuello.

—Sírvete lo que gustes, Abel. —le asegura Kylian

—Es hermosa la fiesta. Iré a tomar unas copas con Caleb, las veo en un momento.

—Me voy con la tía Nicki —dice Thomas de repente, saliendo de sus brazos

—Ten cuidado —dicen Olivia y Kylian a la vez.

—Voy a ver a Nicki un momento, ya vuelvo bebé —Kylian le da una mirada a su esposa, le guiña el ojo y comienza a caminar.

Mientras observa como el hombre se aleja piensa en lo lejos que se han ido las cosas entre ellos. Cuando llegó a la mansión nunca imaginó que estuvieran en un panorama parecido, ahora tenía que pensar la manera de retirarse de la vida de ambos sin sentir que una parte de su alma era desagarrada. A pesar de cualquier cosa que haya sucedido, o de lo que sepa sobre él, estaba segura de que todo sería muy difícil de afrontar.

Cuando alguien toca su hombro, ella deja sus pensamientos de lado por un momento cuando sus ojos se posan en Abel.

—Veo que eres muy buena actriz, te felicito —dice él, contento—. Parece que él está bien contigo.

—Sí, y no es nada fácil. Pero ya sabes —hace una mueca—. Me gustaría no tener que fingir.

—¿Tienes novedades?

—Aún no, pero una leve sospecha del asunto. Prefiero que lo hablemos en otro momento, él vendrá pronto.

—Haces un gran trabajo, tu hermana estaría orgullosa de ti —de nuevo aquella punzada en su corazón; sin embargo, sonríe—. Nos vemos luego, tengo que ir a ver un asunto.

—Nos vemos luego, Abel.

Si hay algo de lo que Olivia estaba segura es de que frente a Abel debía ponerse una máscara para que no se diera cuenta de lo enamorada que estaba del enemigo de su hermana gemela. Eso era algo que complicaría todo y sin dudas tenía que actuar frente a él.

Quiera o no, Abel tenía razón. No era actuación la parte de sus sentimientos, pero sí todo lo demás. La vida que había estado viviendo estas últimas semanas no era real.

Mientras camina y mira a su alrededor, se da cuenta de que está sola en aquel gran salón. Toma una copa de champagne mientras piensa que esa vida no le pertenecía, porque a pesar de estar tanto tiempo en ese lugar, nada de esto le resultaba familiar. Esos no eran sus amigos, ni tampoco su familia, ni Kylan era su esposo y Thomas mucho menos su hijo.

Le gustaría pensar que en realidad era así, pero esa vida le pertenecía a su hermana.

—¿Rebeca? —Nicki la mira con una sonrisa, invitándola a unirse con ellos, sin embargo, la mujer sonríe y niega con su cabeza

—Dame un momento, necesito un poco de aire.

La realidad es que quería llorar. Ella podía mantenerse en una burbuja y pensar que todo esto no podría explotar en cualquier momento, pero el padre de Rebeca no hacía más que recordárselo. Solo podía hablar con una persona que estaba cerca suyo, y ese era Erick.

—¿Qué es lo que sucede? ¿Quieres volver a la mansión?

—No puedo hacer eso, pero no puedo aguantar mucho tiempo más con toda esta farsa. Sé que todo se terminará si no encuentro lo que Abel me pide, pero si lo hago también debo largarme —le dice angustiada a través del teléfono.

—Hermana, no le debes nada a nadie. Si me dices que quieres irte en este momento, entonces voy por ti y nos vamos a Miami. Sé que vas a estar mejor en casa, que no tienes que porqué sentirte culpable cuando tus intensiones han sido buenas.

—Mis intensiones no fueron buenas, Erick. Me enamoré de Kylian y es el esposo de mi hermana. ¿Qué clase de mierda soy entonces?

—Estás allí, sabiendo que ese hombre probablemente sea uno de los mafiosos más peligrosos del país y aun así quieres ayudar a tu hermana. ¿Sabes que pienso sobre eso? —Erick suspira—. Nadie hubiera hecho lo que tú haces y no te convierte en una persona de mierda. Esto te está haciendo mal, O. Deberíamos volver a casa.

—¿Qué hago entonces? ¿Se lo digo?

—Olivia, sé que hay muchas cosas extrañas en esta historia, pero no puedes decirle nada. Si solo es un porcentaje del tipo de persona que Abel te ha descrito, entonces estamos acabados. Voy por ti ahora.

—No, espera —ella cierra los ojos—. Deja que pase este día, mañana nos iremos. Solo necesito pensar un poco más.

Decir que estaba negada a dejarlo del todo era algo totalmente cierto. Olivia se había aferrado un poco a la idea de que una cierta parte de esa realidad que había vivido en este último tiempo sea cierta, porque de alguna manera estúpida terminó enamorándose de quién menos debía.

Su corazón terminó de romperse cuando volvió a la fiesta y Kylian le pidió bailar. Nunca lo había visto tan feliz y sonriente como aquella noche, pero eso no fue lo que la destrozó, sino las palabras que dijo después.

—Cariño, te amo —suelta sin pensarlo. El corazón de Olivia ni siquiera sabía cómo sentirse y lo único que logró que no rompiera a llorar y le dijera toda la verdad fue cuando el pequeño Thomas se acercó llorando y diciendo que se había caído. Kylian tuvo que asistirlo y se alejó por un momento de ella, dejando que se recomponga.

Ese hombre jamás había dicho una palabra de cariño de ese calibre hacia ella, y aunque sabía que no estaba dirigido exactamente hacia su persona, le dolía. Le dolía más que en realidad no fuera realmente para ella.

La situación estuvo calmada hasta que la fiesta terminó, Kylian solo le dedicó miradas y sonrisas, pero no volvió a decirle algo semejante. Cuando vuelven a la mansión, Olivia se dirige hacia las escaleras, cierra la puerta de su habitación y comienza a llorar como hacía tiempo no lo hacía. Eso le dolía, principalmente por la traición y porque esas palabras no estuvieran dirigidas hacia su persona, sino hacia Rebeca.

No puede controlar su frustración y toma una de las pequeñas estatuillas que hay en el mueble de la entrada, lanzándola contra la pared siguiente. Sus lágrimas se detienen al igual que su corazón cuando frente a ella se cae un pedazo de pared, la cual parece hueca.

Ella se acerca y comienza a colapsar mentalmente, después de tanto tiempo todo había estado frente a sus narices. La pared era una pantalla, allí había un espacio que jamás había notado, por lo que aquel mueble que está allí comienza a ser corrido por sus manos temblorosas.

Apenas se nota si lo miras muy detenidamente. Una puerta secreta le da el acceso a eso que tanto había estado buscando. Necesitaría una llave para abrirla, pero ya que había dejado un hueco allí podía meter la mano de todas maneras.

Un maletín negro con las siglas de Rebeca es lo que se esconde en aquel lugar secreto. Ella corre hacia la puerta y le pone seguro a la puerta, necesita leer que hay allí y por más de que tenga un código de acceso toma una de las piedras de colección que su hermana tiene y le da unos pocos golpes secos antes de que el maletín ceda y se abra.

La laptop está allí junto a muchos papeles y el corazón de Olivia comienza a darle estragos, ella desea tanto saber lo que de verdad ocurre, pero a la vez está aterrada.

Después de tantas semanas, había encontrado lo que Abel pidió sobre Kylian, y no sabía qué pensar al respecto. Ahora todo tenía sentido.

Mientras tanto Kylian estaba despidiendo a su hijo, él se iría por unos días con su mejor amiga para que ellos pudieran pasar el fin de semana juntos.

—¿Me llamarás? —pregunta Kylian mientras mira a su hijo.

—Sí, papá. Adiós, te amo —Thomas se cuelga de su cuello y le da repetidos besos a su mejilla antes de ir hacia su amiga.

—Disfruta y deja de preocuparte, él estará bien —le asegura Nicki—. Te amo, me llamas si necesitas algo.

—Lo mismo para ti, si él necesita algo volveré lo más rápido que pueda.

—Dale un beso a Rebe de mi parte, adiós —ellos se abrazan por última vez antes de que todos se suban al auto de Nicki.

Kylian se queda mirándolos por un momento, saludando al esposo de Nicki quién está desde el auto. Da un largo suspiro cuando los ve alejarse. Siempre le costó dejar a su hijo por algunos días, pero sabe que estará con la persona que más lo quiere y quien lo cuidará, así que lo reconforta bastante.

Toca su puerta, esperando que la mujer abra para poder besarla de una vez, pasó demasiado tiempo desde que no tocaba sus labios. Unos minutos más tarde, ya que ella le había pedido un momento y logra verla desde el otro lado. Olivia sonríe cuando lo mira y justo cuando está a punto de decir algo, él habla primero.

—Estamos solas otra vez —dice Kylian con una enorme sonrisa en su rostro mientras que se acerca a la castaña.

—¿Estás segura de que él se encontrará bien? —Kylian asiente mientras abraza su cintura

—Cariño, él ama ir con Nicki y Berenice. Estará bien, ya le he dicho que estaremos fuera el fin de semana y no lo noté triste por ello —su boca se acerca al cuello descubierto de su esposa, haciéndola suspirar—. Carajo, esperé por esto toda la noche. Te extrañaba.

—Bebé —la voz ahogada de Olivia delata su estado.

Ella sabe que no puede detener esto, lo desea al igual que Kylian. Probablemente, luego de esta noche ella se sienta una mierda por completo, pero su razón no estaba funcionando justo ahora, con los labios de Kylian sobre su punto débil y las manos tocando su trasero. Su cuerpo reaccionaba a sus caricias, abriendo las piernas mientras que él se presionaba contra ella, creando una fricción de lo más exquisita.

—Mierda, bebé. Te deseo tanto —jadea Kylian sobre su piel

—Te necesito —murmura entre jadeos.

Ella estaba dispuesta a entregarse a Kylian, lo amaba demasiado, había muchos sentimientos dentro de esa habitación. Sin embargo, las cosas no se iban a dar como ellos tanto deseaban, había alguien que los estaba buscando en la sala de abajo, y precisamente es la que subía por las escaleras tratando de dar con el paradero de su esposo.

No se esperaba que, al abrir la puerta de su habitación, Kylian estuviera haciendo jadear a su hermana y para colmo le estuviera diciendo cosas sucias mientras intentaba quitarle el vestido. Fueron cuestión de segundos hasta que la puerta se azotó contra la pared y ambos se exaltaran y tanto el corazón de Kylian como el de Olivia comenzaran a colapsar al ver a Rebeca frente a ellas, con los brazos cruzados.

—¿En serio? ¿Con mi esposo? —pregunta mirando a Olivia

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