Hace dos años Thomas Clifford el Rey de Dallnalia exigió a sus subordinados que encontraran una esposa para él. No cualquier esposa. Thomas era el tipo de hombre que vivía rodeado de aduladores y mujeres muy atractivas, él tenía todo y todos en la palma de su mano. Para el Rey el "matrimonio" era algo muy marcado, no se trataba de fidelidad, o amor, era sobre tener la más bella de todas, sólo para que pudiera exhibir su trofeo.
Después de dos largos años buscando a la más bella, su mayordomo James, aseguró haber encontrado a la mujer ideal para su Rey, él entonces quedó fascinado con la noticia.
Con una belleza incomparable y solo veintidós años, Mila Rivera fue la elegida del Rey. Sin muchas opciones ella aceptó el pedido. Sus padres felices con la boda de la segunda hija, aprovecharon para venderla por el precio más alto y, por supuesto, que nuestro Rey pagó por ella.
No existían ceremonias de bodas en Dallnalia y cuando fue elegida para ser reina la misma solo conocería a su esposo después de la coronación.
Luego con la corona en la cabeza, aquella linda chica de ojos verdes, cabello negro y un cuerpo gracioso, fue encaminada para su nueva casa, siendo ahora Mila Clifford la Reina de Dallnalia.
¡Dios mío...qué hermoso es! Digo con la mano pegada a la ventana trasera del coche, enamorándome de la vista cada vez más que nos acercábamos al palacio.
Ese día pasó de ser feliz a aburrido en pocos segundos.
¡Piter, reina mila! Una voz alegre hace eco desde el pasillo de al lado, haciéndome estar de pie inmediatamente. - Perdón por el retraso, es que terminé enredándome con algunas tareas...
Un niño un poco más alto que yo, de cabello castaño y hombros anchos, camina hacia mí con la sonrisa de oreja a oreja.
Piter- Soy Piter Bennet, su guardia principal!
"Seguridad?"
Sólo cuando se pone delante de mí creo que tengo un problema cardíaco.
Mila- ¡El placer es mío, señor Bennet! _tartamudea.
"Dios, qué sonrisa perfecta..."
Traje, zapatos, reloj en la muñeca y una carita de bebé.
Él no era el Rey, pero era un castigo para mi mente perversa.
Piter- Es... _él extrañamente me mira a los ojos, pone su mano en la nuca y balancea su cabeza con una risa sabrosa.
Mila- ¿Pasa algo? _Me pongo roja.
"Chicos, ¿cuál es la necesidad de ese cabello liso desordenado y esos músculos, estilo chico malo?"
Piter- ¡Nada! _respondió afligido. -Es que acabo de darme cuenta que perdí una buena apuesta...
"¿Qué?"
Cruzo los brazos esperando una explicación más plausible.
Piter- Yo y la gente hicimos una apuesta sobre la Reina escogida... _explicó todo tímido. -Confieso que te vendo ahora, yo definitivamente voy a perder un dinero!
Lo siento, pero no entiendo...
Piter- ¡Es que usted es muy linda! _disparó dejándome pasma con su coraje y lenguaje. -Y yo no esperaba que James fuera a salir tan bien con su misión!
Mis ojos están muy abiertos y mi corazón no ha saltado del pecho. Si me acerco a ese chico, mi matrimonio estará perdido antes de que empiece.
Piter- Lo siento, no quería hacerla sentir incómoda!
Era difícil saber si lo que me hacía sentir incómodo era el cumplido, o el hecho de imaginarte atando a mi cama con tu corbata.
Mila- Está bien... intento tranquilizarlo.
Yo ya sabía que estaría rodeada por algunos guardias, pero no imaginaba que el único encargado de acompañarme, tendría esa carita de adolescente malicioso.
Lo siento, ¿cuántos años tienes? Soy directa, ahogándome en mi curiosidad.
Piter- ¿Cuántos años crees que tengo?
Es muy juguetón, lo que hacía las cosas más difíciles para mí.
Mila- No sé... _pauso para pensar. -Tal vez dieciocho!
Se ríe de nuevo, dejando sus hoyuelos torturantes muestra.
Piter- Si tengo dieciocho, ¿se convertirá en un problema entre nosotros?
"¡Maldita sea!"
"Ayuda, que alguien me saque de aquí!"
Mila- No... _mi boca dice "no", pero mis pensamientos se preocupan.
Piter- ¡Estoy jugando contigo! _él es suave. -Tengo veinte! _respondió.
No sé por qué, pero algo me dice que no está mintiendo. Puede parecer que bebió de la fuente de la juventud, pero su voz, su mirada e incluso su manera de hablar, muestran cierta madurez y otras cosas que solo un hombre experimentado sabe hacer.
Mila- Bueno... cambio de tema. -Si es usted el responsable de acompañarme las veinticuatro horas, imagino que también puede llevarme hasta mi cuarto, ¿verdad?
"Mujer del cielo, ¿vas con ese guardia de seguridad a la habitación?"
Piter- Claro! _respondió. -Puedo llevarla donde quiera... _dijo mordiéndose el labio inferior.