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La hija del General

La hija del General

VANESA SIMONTE

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Capítulo

—“No es posible Lady Rosy” —soltó una mujer de mediana edad a sus espaldas— “Una jovencita de su categoría está limitada por los estatutos del monarca a esta clase de eventos”. ¡Imagínese!, una criada Artegana arreglada como una dama de clase, no, Steverman no permitiría tal cosa. — Fueron los primeros comentarios sobre Tessa, la tercera hija del General Rodríguez y la ultima por desposar después de que concedieran en matrimonio a su hermana Rachel. Lo que nadie esperaba es que el Teniente Donato, posara sus ojos en Tess, la hermana equivocada. Tessa deberá escoger entre dos opciones, la vida religiosa o la matrimonial con otro hombre. ¿Cuál elegirá cuando acabe por darse cuenta que se enamoro del prometido de su hermana?

Capítulo 1 MATRIMONIO

“Aquí mismo lo dice, Rachel te vas a casar”

Tessa, no podía creer que su amado padre, volviera a cometer el mismo y absurdo error de arreglar un matrimonio con la segunda de sus hijas, pero lo que le resultaba más difícil de creer era que Rachel, lo aceptara. —“Estas loca.” —le dijo a su hermana soltando un suspiro de resignación, observando como Rachel danzaba tontamente en el medio del salón. —¿Puedes creerlo abuela? “Es teniente” —repetía una y otra vez moviendo el cuerpo, tarareando la melodía de un vals de bodas.

Antonieta le sonrió abiertamente a su nieta y le siguió la corriente al compás del tarareo. Tessa estaba indignada “¿Acaso no se escuchaba? “Es Teniente” “es teniente” repetía una voz que pasaba por su mente. “¿Qué diferencia había?”, la iban a casar con un hombre, al que a penas por una carta conocía.

—¡¿Te estas escuchando?!, ¿Qué tiene de maravilloso que sea Teniente?” —se quejó Tessa frunciendo el ceño. —No porque tenga un rango y provenga de una buena familia quiere decir que sea un hombre honorable. ¡Quién sabe!, incluso es posible que nuestro padre este equivocado y aquel sujeto sea un patán vanidoso.

La palabras de Tessa irritaron a Rachel y su respuesta no se tardó en escuchar:

—Puedo entender que tú, mi querida hermana quieras continuar llevando esta clase de vida humilde, simple y aburrida. Yo no, no quiero eso para mí, quiero más. Quiero ser la dama del Teniente, la esposa que toda mujer en este pueblo envidie. Después de todo ¿Qué tiene de malo casarse con un hombre rico? Amber lo hizo y no la acusas de nada como lo haces conmigo.

—Rachel no comiences, tu hermana no está aquí para defenderse —le amonesto Don Benito oyendo por casualidad la conversación, cuando paso de la sala del comedor a la cocina. Rachel se encogió de hombros y soltó una risilla traviesa, no esperaba ser reprendida por su abuelo.

—¿Sabes qué?, olvídalo. Esta conversación no nos llevara a ningún sitio. —expreso Tessa con fastidio, no podía creer que su hermana sea una persona tan superficial.

—Nada que puedas decir hoy arruinara este día. —alegó Rachel mientras diferentes pensamientos de una vida rica, llena de lujos y elegantes vestidos invadían su mente.

Tessa acomodo su postura y miro con desconfianza la carta que su abuela había dejado sobre la mesa. Una gota fría de sudor recorrió su mejilla, pero se armó de valentía y la leyó para asegurarse de que su padre no pretendiera hacer lo mismo con ella. Soltó un suspiro de alivio cuando comprobó que solo Rachel iba a ser desposada.

—“Tranquila cariño, no he omitido nada” —soltó con un dejo de empatía su abuela Antonieta. Ella como todos en la casa, conocían que Tessa prefería entregar su vida al noviciado antes que aceptar un matrimonio arreglado. Si, Tessa aborrecía que el único fin de conservar su decencia, crear una familia y perpetuar un apellido en el tiempo sea solo de esta manera.

—Lo siento abuela, vivo paranoica… — admitió Tess desanimada. —Últimamente en lo único que pienso es que George querrá casarme.

—¿Por qué piensas en eso querida? —consulto Antonieta tomando lugar a su lado.

—¿Cuánto tiempo más podre oponerme? —susurro por lo bajo con una voz inquieta y temblorosa. —No importa cuánto me niegue, algún día mi padre me ultimara como lo hizo con Amber y Rachel.

—¿Alguna vez te conté como saboteé mi primer arreglo matrimonial?

—¿Tu primer arreglo matrimonial? ¿De verdad hiciste eso abuela? —consulto Tessa asombrada. Rachel al escucharla, dejo de danzar y se arrimó a la mesa parando la oreja.

—Si. Tenía tu misma edad cuando hice un voto solemne de castidad. Me negaba a que tu bisabuelo me casara con un desconocido.

—¿Cómo es posible que hayas hecho eso abuela? —Le consulto Rachel sumándose a la conversación. —¡Cuéntanos! ¿Qué dijo la familia de tu pretendiente? ¿Se enojaron mucho? — indagó con un aire burlón.

—“Fue todo un escándalo querida”. —dijo Benito asomándose por el corredor — El día de la celebración, su abuela no tuvo mejor idea que decirle al sacerdote que deseaba ser novicia para impedir que se llevara a cabo la ceremonia.

—¿Cómo sabes eso abuelo? — Consulto Tessa sonriéndose por la situación.

—Yo era el prometido. —revelo con una sonrisa tomando sus anteojos del viejo aparador.

—Pero … ¿Cómo lograste que se casara contigo?

—Esa es otra historia Rachel. —respondió Benito besando la frente de su esposa y retornando de nuevo para la sala conjunta. —¡Cuéntame abuelo! —insistió Rachel siguiendo sus pasos.

—No creas que no puedo entenderte Tessa. —dijo Antonieta observando marchar a su esposo. —A veces solemos ser tan obstinados que no vemos las buenas cosas que nos ofrece la vida.

—Tu caso es excepcional abuela— espeto Tess con desencanto.

—Lo sé. Soy una mujer afortunada —admitió tomándola de la mano—Solo, cuando llegue el momento, has lo que dicte tu conciencia. ¿De acuerdo?

Tessa se mostró de acuerdo con sus palabras, pero... ¿Acaso intentaba mostrarle el camino a espaldas de su padre? Pensó en silencio.

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