Punto de vista de Angélica:
"¿Quién diablos eres tú? ¡Suéltame!".
Mis gritos de horror estaban, de alguna manera, entrelazados con su respiración pesada.
"Oye, ¿qué te pasa? ¿Te duele?".
Tras esas palabras, y con mi espalda apoyada contra el asiento trasero del auto, él levantó mi falda corta, y luego, presionó mucho más su pesado cuerpo contra el mío. Entonces, con su fuerte mano, sostuvo las mías por encima de mi cabeza. Y mientras yo trataba de liberarme de su agarre, me tocó los muslos con rudeza.
Al instante, comenzaron a rodar las lágrimas calientes por mis mejillas y mi cabeza no dejaba de palpitar. Su toque me hacía sentir enferma y todo mi cuerpo temblaba sin cesar. Al ver que no respondí a su pregunta, ejerció más fuerza y me desabrochó la camisa con rudeza.
"Por favor, ya déjame ir. ¡No me hagas esto!", imploré.
"¡Cállate! Simplemente, sé una buena chica. Ahora, contéstame, ¿te gusta?", replicó él.
"Por favor, suéltame, tan solo quiero irme a casa".
"¿Irte a casa? ¡Ja, ja! Ni siquiera pienses en eso. ¡No te irás a ninguna parte!", al pronunciar esas palabras, aquel chico perverso me dedicó una sonrisa maliciosa y luego comenzó a lamer mis pezones.
"¡Basta! Deja de hacer eso. Si no me dejas ir en este momento, yo voy a... ¡Aaah!".
En medio de mi reclamo, tuve que hacer una pausa y grité a todo pulmón, puesto que él acababa de morderme muy fuerte el pezón.
"Si no me detengo, ¿qué es lo que harás? Dime, quiero escucharlo. Pero será mejor que hables más alto", mientras él hablaba en tono burlón, pellizcó mi pezón, lo cual envió un dolor indescriptible directamente a mi cerebro.
"¡Eres un imbécil! ¡Te denunciaré!", exclamé, con todas mis fuerzas.
Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, su rostro satírico se oscureció por completo. Luego, me abofeteó en la cara con su enorme mano.
De inmediato, comencé a sentirme muy mareada y no estaba completamente consciente de lo que sucedía a mí alrededor.
Debido a ello, luché todo lo que pude por abrir los ojos. "¡Maldición!", murmuré, molesta. Una vez más, había tenido ese mismo sueño. Durante los últimos cuatro años, esa horrible pesadilla me había perseguido cada noche.
En ese instante, mi despertador comenzó a sonar, por lo que extendí la mano hacia la mesita de noche para silenciarlo. Después, bostezando perezosamente, hice todo lo que pude por abrir los ojos y miré la hora, así, me di cuenta de que casi se me hacía tarde para ir a la universidad..
Por eso me levanté de la cama de prisa y me dirigí directamente al baño para asearme. Al terminar de hacerlo, me puse mi uniforme y me fui a la universidad rápidamente.
Un momento después, y con una brillante sonrisa en mis labios, entré de manera veloz al edificio de clases. Una vez allí, cuando vi que el pasillo todavía estaba lleno de estudiantes, miré mi reloj de pulsera. Resultó que, aunque me había despertado tarde, logré llegar a tiempo, dado que aún quedaban unos quince minutos antes de que comenzara mi primera clase. Por lo tanto, suspirando de alivio, me dirigí hacia mi aula.
"¡Ay, Dios mío! ¡Él es muy apuesto! ¡Nuestros ojos se encontraron hace un momento y pude sentir una descarga eléctrica en todo mi cuerpo!".
"¡Sí, es cierto! Y, en realidad, se ve muy travieso cuando sonríe. Él es totalmente mi tipo. ¡Dios mío! Es un bombón alto y cremoso. ¡Podría comérmelo entero!".
"¡Yuuujuu! ¡Estoy extremadamente emocionada! Es el chico más guapo que he visto en toda mi vida. ¡Necesito conseguir su número de teléfono de inmediato!".
"Hace un momento, pasé junto a él cuando estaba en el vestíbulo. ¡Por Dios! Es como un dios griego, o algo así. Su aura por poco me asfixia. ¡Lo quiero para mí!".
Mientras avanzaba hacia mi salón de clases, escuché a algunas chicas un tanto extasiadas hablando acerca de un chico. Y a juzgar por su conversación, pude notar que se trataba de un estudiante nuevo. Yo simplemente sonreí con desprecio y aceleré el paso.
"Yo lo acabo de ver en la oficina del administrador. Creo que estaba allí para terminar el papeleo con su documentación. Lo importante, es que pude ver su nombre en el archivo. Se llama César. Ah, me encanta su nombre. ¡Es tan hermoso como él!".
"¿César?", repetí de inmediato. Ese nombre envió una onda de conmoción a mi cerebro, nada más con escucharlo. Pese a que mi sueño había estado plagado de pesadillas acerca de aquel horrible incidente, gradualmente se estaba quedando enterrado en la parte más profunda de mi memoria y me sentía a punto de sanar. Sin embargo, aquel nombre de repente logró reavivar todos los malos recuerdos. Debido a ello, me detuve involuntariamente en seco.
"Sí, su nombre es César Hernández", dijo la chica, completamente segura, mientras se volteaba para mirarme.
"Cé... Cé... César... Hernández", repetí el nombre tartamudeando. Al instante, mi frente comenzó a sudar, y mi cuerpo, a temblar.
Aquel nombre me hizo recordar mi terrible pasado.
Escena retrospectiva:
Esa ciudad tan concurrida no era donde solía vivir con mis padres cuatro años atrás. Cuando era tan solo una adolescente en mi antiguo vecindario, experimenté algo por lo que nadie merecía pasar. Ese fue el peor día de toda mi vida.
Comenzó siendo un día completamente normal para mí. Al salir de la escuela, caminé por el callejón solitario por el que solía pasar en el camino de regreso a casa. Pero, sin que yo lo supiera, me estaban siguiendo. Mientras tarareaba tranquilamente una canción, de repente, alguien me cubrió los ojos y la boca. Luego, me llevaron a rastras a un auto. En aquel momento, yo era más joven y muy inocente, así que no sabía absolutamente nada de sexo. Sin embargo, lo que sí sabía era que estaba mal que alguien me arrastrara a su auto.
Y cuando sus enormes manos me quitaron la ropa interior con brusquedad, sentí una humillación sin precedentes. Mis ojos instantáneamente se llenaron de lágrimas y comencé a rogarle, y a luchar con él. No obstante, en lugar de escuchar mis súplicas, siguió tocando mi cuerpo en los lugares más privados. Su toque era digno de vergüenza, por lo que seguí gritando a todo pulmón.
Poco tiempo después, una mujer de limpieza que pasaba casualmente por allí escuchó mis gritos de ayuda, así que ella se detuvo de inmediato para salvarme.