Cambia El Novio En Su Boda

Cambia El Novio En Su Boda

Gavin

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El aire en la mansión Torres vibraba con la promesa de un futuro perfecto. Hoy, la élite de México celebraba el compromiso entre Sofía, la diseñadora de moda más prometedora, y Alejandro Torres, heredero del imperio textil, una unión de poder y talento. Todo era idílico, hasta que un grito desgarrador rompió la solemnidad de la pedida de mano, congelando el ambiente festivo en un terror palpable. "¡ALEJANDRO!" La voz desesperada de una mujer, llena de locura, venía del piso de arriba, y la sonrisa antes inquebrantable de Alejandro se transformó en una máscara de pánico puro. Como un rayo, corrió escaleras arriba, abandonando a Sofía, el anillo, y a los cientos de invitados a su suerte. "Es Isabella" , susurró Alejandro, su voz cargada de un terror que Sofía no comprendía. En su lugar, una sirvienta bajó corriendo, gritando que Isabella, su prima, amenazaba con arrojarse desde el balcón de la casa de Sofía, ¡vestida de novia! La humillación fue pública, brutal e ineludible. Alejandro, sin importarle la presencia de Sofía o de ambas familias, le suplicó a Isabella: "¡Isabella, por favor, no hagas ninguna locura! ¡Baja de ahí!" Y luego la abrazó con una ternura desesperada, susurrándole: "Tranquila, mi amor, tranquila. Estoy aquí. No te dejaré." "Mi amor." Esa palabra lo confirmó todo. No era un capricho. Era algo retorcido. Isabella sonrió triunfante a Sofía, transformándola en la villana, la intrusa que intentaba separar a dos "amantes desesperados", y la humillación de Sofía fue completa. Frente a todos, Alejandro pidió formalmente anular el compromiso. "¡Pero papá, yo amo a Isabella!" , exclamó Alejandro, su verdad envenenando el aire. Fue entonces que, en su desesperación, el señor Torres, el patriarca, señaló a Ricardo, el joven y humilde chef de la familia. "Te ofrezco a Ricardo como esposo para tu hija. El compromiso se mantiene. La alianza se fortalece. La humillación se borra. Un Torres se casará con tu hija hoy mismo." Sofía, ya no la novia engañada, sino una mujer que recuperaba su albedrío, tomó una decisión que cambiaría su vida por completo: "Acepto la propuesta. Me casaré con Ricardo." La boda no se canceló. Simplemente, cambió de novio. ¿Qué nuevo destino le aguardaba a Sofía al unirse a un hombre que solo conocía de nombre?

Introducción

El aire en la mansión Torres vibraba con la promesa de un futuro perfecto.

Hoy, la élite de México celebraba el compromiso entre Sofía, la diseñadora de moda más prometedora, y Alejandro Torres, heredero del imperio textil, una unión de poder y talento.

Todo era idílico, hasta que un grito desgarrador rompió la solemnidad de la pedida de mano, congelando el ambiente festivo en un terror palpable.

"¡ALEJANDRO!"

La voz desesperada de una mujer, llena de locura, venía del piso de arriba, y la sonrisa antes inquebrantable de Alejandro se transformó en una máscara de pánico puro.

Como un rayo, corrió escaleras arriba, abandonando a Sofía, el anillo, y a los cientos de invitados a su suerte.

"Es Isabella" , susurró Alejandro, su voz cargada de un terror que Sofía no comprendía.

En su lugar, una sirvienta bajó corriendo, gritando que Isabella, su prima, amenazaba con arrojarse desde el balcón de la casa de Sofía, ¡vestida de novia!

La humillación fue pública, brutal e ineludible.

Alejandro, sin importarle la presencia de Sofía o de ambas familias, le suplicó a Isabella: "¡Isabella, por favor, no hagas ninguna locura! ¡Baja de ahí!"

Y luego la abrazó con una ternura desesperada, susurrándole: "Tranquila, mi amor, tranquila. Estoy aquí. No te dejaré."

"Mi amor."

Esa palabra lo confirmó todo.

No era un capricho.

Era algo retorcido.

Isabella sonrió triunfante a Sofía, transformándola en la villana, la intrusa que intentaba separar a dos "amantes desesperados", y la humillación de Sofía fue completa.

Frente a todos, Alejandro pidió formalmente anular el compromiso.

"¡Pero papá, yo amo a Isabella!" , exclamó Alejandro, su verdad envenenando el aire.

Fue entonces que, en su desesperación, el señor Torres, el patriarca, señaló a Ricardo, el joven y humilde chef de la familia.

"Te ofrezco a Ricardo como esposo para tu hija. El compromiso se mantiene. La alianza se fortalece. La humillación se borra. Un Torres se casará con tu hija hoy mismo."

Sofía, ya no la novia engañada, sino una mujer que recuperaba su albedrío, tomó una decisión que cambiaría su vida por completo: "Acepto la propuesta. Me casaré con Ricardo."

La boda no se canceló.

Simplemente, cambió de novio.

¿Qué nuevo destino le aguardaba a Sofía al unirse a un hombre que solo conocía de nombre?

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