Esta vez no sea tu Esposa

Esta vez no sea tu Esposa

Gavin

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En la familia de Mateo, ser una de sus "compañías" era como ser una concubina, y yo, Sofía, era una de las doce destinadas a quedar embarazada para casarme con él. En mi vida anterior, fui la primera en quedar embarazada. Pero en lugar de gloria, recibí un infierno sin fin. Mateo, cegado por el dolor tras el supuesto suicidio de su "amor verdadero", Isabella, me torturó hasta que perdí a nuestro hijo, para luego encerrarme hasta morir. Al despertar esta vez, ese sabor amargo de las píldoras anticonceptivas con las que me había obligado a abortar y la imagen de mi hijo muerto vinieron a mi mente. No entendía cómo el chico que una vez juró protegerme se había convertido en mi verdugo. Pero ya no cometería el mismo error: esta vez, haré que Isabella experimente la "alegría" de la cima, solo para verla caer al abismo más profundo.

Introducción

En la familia de Mateo, ser una de sus "compañías" era como ser una concubina, y yo, Sofía, era una de las doce destinadas a quedar embarazada para casarme con él.

En mi vida anterior, fui la primera en quedar embarazada.

Pero en lugar de gloria, recibí un infierno sin fin.

Mateo, cegado por el dolor tras el supuesto suicidio de su "amor verdadero", Isabella, me torturó hasta que perdí a nuestro hijo, para luego encerrarme hasta morir.

Al despertar esta vez, ese sabor amargo de las píldoras anticonceptivas con las que me había obligado a abortar y la imagen de mi hijo muerto vinieron a mi mente.

No entendía cómo el chico que una vez juró protegerme se había convertido en mi verdugo.

Pero ya no cometería el mismo error: esta vez, haré que Isabella experimente la "alegría" de la cima, solo para verla caer al abismo más profundo.

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5.0

El aire denso y sofocante de la habitación de hotel barata me asfixiaba. Frente al espejo manchado, la joven de ojos vacíos que me devolvía la mirada era casi una extraña. Pero el montón de billetes en la mesita de noche era real, sucio, tangible. Cien mil pesos. El precio, me convencía, de la vida de Alejandro. Por él, todo valía la pena; incluso la pureza que había sacrificado. Con el corazón latiéndome entre la esperanza y el pánico, corrí al hospital, el olor familiar a antiséptico prometiendo un nuevo comienzo. Pero al doblar la esquina, risas. No, no risas de alivio, sino carcajadas burlonas; la voz de Valeria, mi detestable rival, seguida por la de Alejandro. "¿En serio te creíste que esa tonta iba a conseguir la lana?" , dijo Valeria. "Claro que sí, mi amor. Sofía es tan ingenua... Le monté el numerito del enfermo terminal y se lo tragó enterito. Ya debe estar vendiendo hasta el alma para juntar el dinero" , respondió Alejandro. El suelo bajo mis pies se derrumbó. Su enfermedad, nuestro amor, todo era una farsa cruel. Una elaborada venganza por una beca que yo gané con mi esfuerzo. "Cuando traiga el dinero, la grabaré... Será la humillación de su vida" , susurró Alejandro, su voz conspiradora. Ahogué un sollozo, el dolor físico y emocional era insoportable. Me habían golpeado, manipulado, usado para el entretenimiento de una audiencia cruel. ¿Por qué? ¿Por qué esta maldad? En medio de mi desesperación, el teléfono sonó. Una llamada de Londres. La inoportuna noticia de un abuelo al que creía muerto para mí. Pero en ese instante de quiebre, una idea. Una única y afilada oportunidad para escapar. Decidí que no me destruirían. Esta vez, se acabó la Sofía ingenua. Ahora solo quedaba una Sofía decidida a contraatacar. Y ellos, mis torturadores, pagarían.

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