Tarde para el Arrepentimiento

Tarde para el Arrepentimiento

Gavin

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Un torero carismático. Una bailaora talentosa. Su amor, un sueño español. Pero tras una noche de caos en una verbena, mi esposo, el famoso Mateo Vargas, declaró públicamente: "El hijo de Valeria es mío". Con esas palabras, no solo negó a nuestro propio hijo por nacer, sino que me acusó, insinuando que mi embarazo era fruto de una infidelidad. La humillación fue insoportable. Fui obligada a abortar a nuestro bebé mientras Mateo mimaba a su supuesta amante, Valeria Soler. Ambos se confabularon, tendiéndome trampas una tras otra, haciéndome pasar por mentirosa, manipuladora y loca. Me empujaron al abismo, dejándome al borde de la muerte física y emocional. Mi propio hogar se convirtió en una prisión donde yo era un fantasma. ¿Cómo pudo un hombre al que entregué mi alma transformarse en tal monstruo? ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? Sentí que no había límite para su crueldad y la de ella. Pero la desesperación me dio un nuevo propósito. Ya no era la víctima, sino la estratega. Para el cumpleaños de Valeria, preparé un "regalo" inolvidable. Delante de todos, expuse la verdad: la conspiración de Valeria con su verdadero amante y la cruel realidad de mi aborto forzado. Mateo, cegado por la furia, se desató contra Valeria, quien perdió al bebé y terminó encarcelada. Mi familia, los Montenegro, trajo justicia, despojando a Mateo de todo. Yo renací, abandoné el pasado y bailo mi propia vida, más fuerte y libre.

Introducción

Un torero carismático. Una bailaora talentosa. Su amor, un sueño español. Pero tras una noche de caos en una verbena, mi esposo, el famoso Mateo Vargas, declaró públicamente: "El hijo de Valeria es mío". Con esas palabras, no solo negó a nuestro propio hijo por nacer, sino que me acusó, insinuando que mi embarazo era fruto de una infidelidad.

La humillación fue insoportable. Fui obligada a abortar a nuestro bebé mientras Mateo mimaba a su supuesta amante, Valeria Soler. Ambos se confabularon, tendiéndome trampas una tras otra, haciéndome pasar por mentirosa, manipuladora y loca. Me empujaron al abismo, dejándome al borde de la muerte física y emocional. Mi propio hogar se convirtió en una prisión donde yo era un fantasma.

¿Cómo pudo un hombre al que entregué mi alma transformarse en tal monstruo? ¿Cómo pude ser tan ciega, tan ingenua? Sentí que no había límite para su crueldad y la de ella.

Pero la desesperación me dio un nuevo propósito. Ya no era la víctima, sino la estratega. Para el cumpleaños de Valeria, preparé un "regalo" inolvidable. Delante de todos, expuse la verdad: la conspiración de Valeria con su verdadero amante y la cruel realidad de mi aborto forzado. Mateo, cegado por la furia, se desató contra Valeria, quien perdió al bebé y terminó encarcelada. Mi familia, los Montenegro, trajo justicia, despojando a Mateo de todo. Yo renací, abandoné el pasado y bailo mi propia vida, más fuerte y libre.

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5.0

El aire denso y sofocante de la habitación de hotel barata me asfixiaba. Frente al espejo manchado, la joven de ojos vacíos que me devolvía la mirada era casi una extraña. Pero el montón de billetes en la mesita de noche era real, sucio, tangible. Cien mil pesos. El precio, me convencía, de la vida de Alejandro. Por él, todo valía la pena; incluso la pureza que había sacrificado. Con el corazón latiéndome entre la esperanza y el pánico, corrí al hospital, el olor familiar a antiséptico prometiendo un nuevo comienzo. Pero al doblar la esquina, risas. No, no risas de alivio, sino carcajadas burlonas; la voz de Valeria, mi detestable rival, seguida por la de Alejandro. "¿En serio te creíste que esa tonta iba a conseguir la lana?" , dijo Valeria. "Claro que sí, mi amor. Sofía es tan ingenua... Le monté el numerito del enfermo terminal y se lo tragó enterito. Ya debe estar vendiendo hasta el alma para juntar el dinero" , respondió Alejandro. El suelo bajo mis pies se derrumbó. Su enfermedad, nuestro amor, todo era una farsa cruel. Una elaborada venganza por una beca que yo gané con mi esfuerzo. "Cuando traiga el dinero, la grabaré... Será la humillación de su vida" , susurró Alejandro, su voz conspiradora. Ahogué un sollozo, el dolor físico y emocional era insoportable. Me habían golpeado, manipulado, usado para el entretenimiento de una audiencia cruel. ¿Por qué? ¿Por qué esta maldad? En medio de mi desesperación, el teléfono sonó. Una llamada de Londres. La inoportuna noticia de un abuelo al que creía muerto para mí. Pero en ese instante de quiebre, una idea. Una única y afilada oportunidad para escapar. Decidí que no me destruirían. Esta vez, se acabó la Sofía ingenua. Ahora solo quedaba una Sofía decidida a contraatacar. Y ellos, mis torturadores, pagarían.

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