dilataron, las glándulas produjeron más sudor y más hormonas, se le erizaron los pelos de la nuca, un escalofrío recorrió su columna y un revoloteo en su estómago lo dejó en alerta. Alto, de casi 1,90 m de altura y figura esbelta, el blazer gris plomo se ajustaba perfectamente a su cuerpo, aportándole ligereza y elegancia, combinándolo con la camisa azul turquesa y el sombrero Stetson beige. Tenía los ojos protegidos por unas gafas de sol, un modelo deportivo de Ray-Ban, y Arnaldo supo que eran verdes, un verde esmeralda.