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La venganza es dulce como Breanna

La venganza es dulce como Breanna

Rocio_CE

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Capítulo

Cuando le preguntas a Breanna por la persona que más odia te responderá inmediatamente; Patricia. La chica con la cual sus tres últimos novios la han engañado. Ella quiere venganza y ve la oportunidad perfecta cuando una invitación para la boda de Patricia llega y el pedido de ayuda para la decoración de la misma. Ella solo pensaba en arruinar la boda, pero sus planes cambian al encontrarse al frío y guapo Dominick. Quien la hará tener un giro diferente en sus planes. "De planes en boda comienza esta cómica y caliente historia"

Capítulo 1 Una invitación

—Adivina quien encontró el amor y dejará el mundo del putismo—canturreo entrando al apartamento que comparto con mi mejor amiga.

La veo sentada con los pies cruzados en forma de indio mientras mantiene un tarro de helado en medio de sus piernas. Me cuestiono por un momento si ella no siente el frío que emana el helado, pero también recuerdo que mi amiga no conoce el concepto de ser una chica normal.

Su cabello está en un moño desordenado que parece un nido de pájaros mal hecho, oculto una sonrisa que se quiere escapar mientras ella me ignora mirando el televisor donde presentan algún documental de animales y donde puedo ver a uno de ellos muerto. Ella es como muchas chicas a las cuales ver personas morir no le causa nada, pero ver un animal morir es algo muy fuerte que las deja toda sensibles y donde tienen que llorar. Esa es otra razón por la cual no le pregunto qué le pasa cuando veo varias lágrimas bajar por sus mejillas. Ella pasa su mano con algo de fuerza por sus mejillas ensuciándolas un poco por el helado de vainilla. Ruedo los ojos mientras busco un pequeño pañuelo y se lo extiendo, siendo ignorada con una profesionalidad que me hace sentir invisible por leves segundos.

Como toda una chica dramática cuando no tiene la atención que quiere en ella, apago el televisor e inmediatamente una mirada molesta aparece en los ojos de mi mejor amiga destinado a mí. Me cruzo de brazos viendo sus ojos rojos y es algo sorprendente y a lo que aún no me acostumbro. Ella llora con una facilidad cuando ve los animales morir, pero puede ver documentales de personas siendo torturadas de la peor manera y eso no le causa nada. Creo que esto concluye en mi mejor amiga siendo muy, bastante rara.

—¿Se puede saber qué demonios te ocurre?—ella lame sus labios pasando la lengua lentamente por ellos, he visto a más de un hombre enloquecer por esa acción muy frecuente en ella. Ruedo mis ojos.

—Me ignorabas—acuso y me siento infantil al hacerlo.

—Efectivamente—coloca el tarro de helado en el suelo y dirige su mirada a mi mano—¿Qué es eso?—una sonrisa se extiende por mi rostro.

Sé que ella no aprobará lo que sin duda alguna quiero hacer, pero está decidido. Mi conciencia busca venganza, quiero venganza. Joder, necesito una puta venganza por mis días de martirio y guardarles luto a mis tres ex novios. Los últimos que he tenido.

Puedo decir que se bastante de hombres gracias a que he tenido ocho novios. En mí no encontraras esa clase de mujer que dice que encontró el amor de su vida a los diecisiete, porque déjenme decirles que eso es una falsa total.

Recuerdo cuando tenía diecisiete y estaba esperando el puto amor de mi vida como en cada libro de romance barato que leía. ¿Saben que sucedió? El amor de mi vida nunca llegó, puedo decir que en ese año no tuve novio, soy alguien que le gusta compartir y no se hace la mártir por meses esperando sanar un corazón, porque el mío no está roto, para nada que lo está.

—Una invitación a una boda—ella me mira claramente sorprendida.

—¿Quién se casa?—se levanta dejándome ver que solo lleva una camiseta que le cubre un poco su culo. Bosteza mientras camina a la cocina y yo la sigo con la sonrisa de maniática loca en mi rostro. Voy a disfrutar esto.

—Comienza con P y termina con A—ella rueda los ojos.

Sin duda alguna una de las cosas que más odia Alice, mi mejor amiga, aparte claro está de su ex novio quien ella llama el mal follador inicial, sus palabras no las mías. Lo llama de esta manera por ser el hombre que según ella la ha follado de la peor manera, creo que hasta tiene traumas gracias a él.

—Puedes meterte tu acertijo de mierda por el culo—levanto las manos en señal de calma y paz.

—No tienes que ofenderme—le digo—no entiendo por qué los hombres te consideran una chica tierna—una enorme sonrisa se posa en sus labios.

—Eso porque no me vas visto en una interesante posición del kamasutra, o porque nunca te he dado sexo oral—rio porque no hay manera en que no lo haga.

—Eso es encantador ¿quieres darme sexo oral?—pregunto haciéndome la coqueta.

—Lamento arruinar tus sueños de un amor épico conmigo, pero mi amor es hacia los hombres. ¡Que me den duro!—niego con una sonrisa.

—Estás loca—me lanza un beso.

—Cariño, si la locura tuviera un nombre llevaría el tuyo. Ahora dime quién demonios se casa, y nada de esa basura llamada acertijos—me señala de manera amenazante mientras se sirve un vaso de agua.

—Patricia—escupe toda el agua y esta cae en mi camisa—¡qué asco!—chillo de manera escandalosa.

—¿Me estas jodiendo?—pregunta con sus ojos negros tan abiertos que temo se salgan de orbita.

—Si te estuviera jodiendo tendrías una cara muy diferente, sería una cara toda caliente de tu satisfecha por mis dotes en la cama—quito la camisa quedando en sujetador frente a ella—y yo también quede de esa manera, ósea, es la puta de Patricia. La misma que me bajo a mis tres últimos novios—ella asiente.

¿Han tenido alguna vez esa clase de amiga que solo te baja los novios? Bueno esta chica es una experta en quitarme los novios. Aunque digo, ella le ofrece sexo fácil, claro que van a caer los jodidos idiotas que piensan solo con el puto pene. Pero creo que tres novios es algo ya fuera de lo común, la chica claramente tiene algo en mi contra. ¿Razón por la cual no la he mandado a la mierda donde definitivamente pertenece? Quiero hacerle ver que algún día llegará el hombre que no caiga bajo sus encantos folladores. Además, como dice el dicho; si no puedes con tu enemigo, únete a él.

Ella puede ser una actriz porno, digo, es una chica hermosa y natural, aunque odie decirlo tiene un cuerpo hermoso y natural. Pero el factor principal para que tenga ese trabajo es para que tenga tantas pollas que no necesite bajarles los novios a las amigas. Porque… ¡Joder! De verdad creí que alguno de ellos seria ese con el cual lo llevaría más lejos. Más lejos no hablo de sexo ya que desgraciadamente terminé acostándome con los dos primeros antes de enterarme que mi amiga me hacia el favor de follarlos cuando no estaba cerca. Lindo, ella se preocupaba por si yo los atendía sexualmente y luego los consolaba abriéndoles las piernas. La detesto.

Hablo de que creí que nosotros tendríamos eso de mudarnos juntos, les tenía mucha confianza y ellos la rompieron. Pero ellos no se llevan todo el protagonismo, también ella. La odio, la detesto, espero que nadie la coja nunca y muera de abstinencia.

—No me lo creo, digo, ella es hermosa y todo eso, pero es algo...

—¿Puta?—pregunto—¿baja novios, folladora de novios ajenos, zorra roba novios?—asiento pareciendo haber tomado una decisión más seria en llamarla así—porque es todo eso.

—Pero, aún no lo creo. Anoche estaba con Thomas—hace un puchero adorable. Amo a mi mejor amiga, aunque sea rarita a veces.

—Lamento decirte que ese no es el hombre que estará toda su vida junto a ella—informo. Abro la invitación—se llama Dominick—informo y ella me mira atenta—y es tan descara que nos invitó a ayudarla con la decoración—informo una vez más.

—¿Te negaste?—miro mis uñas y luego a ella.

—¿Tú qué crees?—asiente.

—Entonces mañana tenemos que ir a ayudar a la puta de Patricia—me dice.

—Su nombre empieza con P y eso es P de puta—le digo y ella ríe.

—Tú claramente necesitas descansar—asiento y camino junto a ella.

***

—De verdad lo siento, creo que deberíamos retomarlo nuevamente. Te amo de verdad. No sé en qué estaba pensando cuando cometí esa imprudencia, pero jamás he amado una mujer como te amo a ti—¿Mencioné que tres ex novios míos me traicionaron con la puta? Bueno, aquí está el último de ellos y con quien Patricia se enrollaba anoche según las palabras de Alice. Con Thomas.

Tengo que aceptar que Thomas es el chico más guapo que he salido con mis veintidós años. Él me lleva dos años de edad. Es esa clase de hombre que alborota tus hormonas y de una manera especial. Cuerpo trabajado, ojos azules, labios un poco carnosos, se viste bien y tiene una personalidad que te envuelve. Sí, es la clase de chico por la que mojarías tus bragas de manera vergonzosa. Tengo un buen rato escuchándolo disculparse y disfrazar que me dejó como una cornuda en sus palabras.

Y me jode, me jode porque yo lo apreciaba bastante. Por él pase tres días en mi casa llorando y comiendo mientras escuchaba canciones corta venas. No digo que él sea mi relación más larga, pero creo que fue a la que más me entregué. No duré un día de mártir, fueron tres.

—Corta el rollo Thomas—digo cansada de escuchar sus balbuceos en forma de disculpa—me convertiste en una cornuda, eso pasó hace tres meses y hasta ahora te estas disculpando, si podemos llamar a eso disculpa. ¿Crees de me interesas luego de traicionarme? Porque si tu intención es volver conmigo es bastante claro que nunca te dedicaste el tempo suficiente a conocerme y eso es algo bastante duro porque yo te quería bastante—tomo una pausa y la sorpresa es evidente en su rostro. ¿Él creía que volveríamos? Me río—¿esperabas que volviera contigo?—pregunto—entonces tú notoriamente eres un idiota. No sé si otras de tus ex volvieron contigo luego de montarles los cuernos, pero definitivamente yo no lo voy hacer. Si quieres puedes marcharte ahora mismo, no me interesas en lo más mínimo. Te quiero lejos de mi vida. Estoy agradecida de que nunca tuve sexo contigo, sería algo deplorable para mi haberlo tenido, con una persona que nunca tomó algo del tiempo que pasamos juntos para estudiarme y conocer mis pensamientos—me levanto de la mesa. Varias personas voltean a mirarme—ten buena vida—camino con rapidez saliendo de la cafetería.

La brisa fuerte que hace hoy en los L.A. alborota mi pelo por lo cual decido recogerlo en una coleta. Suerte que siempre llevo conmigo una liga. Hoy iré donde Patricia, la amada amiga baja novios.

Mi plan es arruinar su estúpida boda con el soso que debe ser su prometido cómo para no saber qué clase de mujer es ella. Miro el reloj en mi muñeca y voy algo tarde por lo cual subo en mi coche y conduzco en dirección al lugar que me envió. Espero y no me haya dado una mala dirección para que me secuestren y me violen antes de matarme. Creo que tengo algo de imaginación.

Subo una canción contagiosa que ni idea de quién es, pero me hace mover mi cuerpo en el asiento mientras espero con paciencia que el semáforo cambie. Algo toca el vidrio del coche y miro, otro conductor me llama por lo que bajo el volumen y bajo el vidrio.

—¿Pasa algo?—pregunto regalándole una sonrisa.

—Quisiera que te me muevas así—una mueca de asco de forma en mis labios.

—Cuando dejes de usar pastillas porque tu pene nunca podría funcionar y aguantarme—subo el volumen y el vidrio mientras acelero al semáforo cambiar de color.

Cuando llego mi boca bien podría besar el suelo, una puta mansión. Puta de buena manera, no como ella. Ya puedo saber el por qué se comprometió, hasta yo lo hago si tengo que vivir en esta mansión. Entro luego de que los guardias confirmarán que puedo pasar y encuentro a Alice rodando los ojos mientras mira a tu rival, que no comprendo porque lo es ya que la chica no es mala persona, pero ella la odia y dice que es su rival.

—Breanna, linda—grita Patricia con voz melosa mientras se acerca y besa mi mejilla. su rostro perfectamente maquillado mientras su cabello negro cae lizo por sus hombros. Sus ojos verdes me miran con superioridad. Es esa clase de mirada que grita: ¡Ja! Me caso primero que tú estúpida.

Le regalo mi sonrisa más amable para no tener que abrazar su cuello de manera no amistosa mientras la golpeo sin para. Ya ven lo que ella provoca en mí.

—Hola, Patricia—levanta su mano y se limpia nada, porque no tiene nada en la nariz y luego mis ojos captan el precioso anillo que debió costar más que el sueldo que cobro en dos años. Y eso que tengo un sueldo bastante decente.

—Ah, miras el anillo—dice riendo—mi prometido es un hombre encantador que me cumple todo lo que deseo.

—Creo que es un anillo bonito—no lo elogio más que eso.

—Es un anillo que cualquiera de nosotras querría—dice Emily quien es la mejor amiga de Patricia.

—Nuestros gustos son diferentes—me encojo de hombros.

—Ni tanto—me dice con una sonrisa—tuvimos los mismos gustos en varias ocasiones—muerdo mis labios para no mandarla a la mierda, y de paso hacer un escándalo que pueda arruinar mis planes de venganza.

—En esta ocasión no—no dejo que sus palabras me afecten?—creo que quisieras hablar de los preparativos ¿no?—ella muerde sus labios.

—Vamos a la piscina, creo que estaremos más cómodas allá—me sonríe con malicia y comienza a caminar. Alice se me acerca.

—Ten cuidado, creo que trama algo—asiento.

—Creo lo mismo. El prometido debe ser su soso de lo peor o un estúpido si la aguanta—ella se ríe y no puedo negar que estoy maravillada con esta mansión. Todo es hermoso. Parece una casa de ensueño.

Cuando llegamos nos sentamos cerca de la alberca, Patricia habla de todo lo que quiere que haya en la boda y en lo que le vamos ayudar. Mi boca está abierta con todo lo que ella quiere para la boda. Ni Jennifer López con todo su dinero haría una boda así, creo que estoy exagerando, pero la boda será algo a todo lo grande.

—Creo que ya Breanna tiene pareja, lo menciono porque me dijiste la última vez que tenías novio—habla Emily, mi cuerpo se tensa en deseo de golpearla tanto que todas sus uñas salgan fuera.

—Ya terminamos—me limito a decirle.

—¿Por qué?—pregunta son cara de cachorro.

Porque tu mejor amiga le chupaba la polla mientras yo trabajaba, pero es algo que tú sabes.

Solo sonrío.

—Diferencias de opiniones—murmuro y bebo un poco del zumo a mi lado.

—Escuche que prefirió otra chica—cierro los ojos y los abro.

—Entonces sabías que terminamos—me levanto de mesa—voy tomar un poco de aire, con permiso—salgo disparada de la mesa para no golpear a Emily y a Patricia.

Estoy aguantando esto por mi venganza, me pienso vengar de todos los novios que me quitó. Su boda de ensueño no se va a realizar porque yo la voy arruinar.

Un grito se escapa de mis labios cuando me empujan, pero se pierde cuando agua entra en ella. Mis ojos se abren y salgo a la superficie tosiendo porque la sorpresa no evito que agua entrar en mi boca. Todas las chicas están en la orilla mirándome, miro a la culpable. ¿Por qué no me sorprende que sea Emily? Ella me mira supuestamente arrepentida, pero la sonrisa que quiere salir de sus labios no es de alguien que está arrepentida. Me siento furiosa, puedo sentir mi cabello pegarse al mi cuello aun estando en la coleta. Respiro con fuerza mientras nado a la orilla. Estoy empapada.

Agradezco haber traído un pequeño bolso y que mi celular y dinero se encuentren en el o estaría en este momento quitando cada extensión del pelo de Emily. Las chicas me dejan salir y mis labios castañean, no sé si de enojo o de frío ya que está anocheciendo y la brisa es cada vez más fuerte.

—¡Dios, Breanna!—chilla Emily—como lo siento, me tropecé y te dejé caer. Soy una tonta—le doy una falsa sonrisa que podría ser considerada en los premios a mejor sonrisa falsa del mundo. Claro, eso si quieren hacer esos premios. Yo encantada que lo hagan.

—Descuida, creo que debo irme—mi piel se eriza por el frío.

—Ven, te doy algo de ropa para que te pongas, claro, no debes devolverla ya que a mi prometido le gusta comprarme ropa—hago de mi fuerza de voluntad para no rodar los ojos.

—Por supuesto, tú guíame—ella camina y una de las chicas del servicio me pasa unas dos toallas. Me seco con una para no mojar el piso y camino detrás de Patricia. La casa por fuera es impresiónate, bueno, por dentro no encuentro palabras para describirla.

Ella me conduce al segundo piso y luego camino por un pasillo hasta que abre una puerta y déjenme decirles que mi apartamento es grande, pero está sola habitación es lo que podría decir, asquerosamente grande, enorme y todo sinónimo de algo gigantesco. Me conduce a su closet y saca unas prendas, luego ropa interior con etiqueta de ser nueva.

—Señora, sus amigas dicen que vaya a ver algo urgente—dice una de las chicas de servicio.

—Voy enseguida—dice de mala manera—aprende a llamar primero, sabes que nos somos iguales—muerdo mi lengua cuando la chica baja la cabeza y asiente—largo de aquí—se aleja y suspiro—te dejo para que te cambies. Rápido, todavía tenemos que discutir sobre mi boda—sale y escucho sus tacones alejarse. Cierro la puerta y muerdo mis labios, espero y no haya cámaras guardadas y luego ella quiera chantajearme.

Me quito la blusa húmeda y el pantalón, la ropa interior y me seco con rapidez. Me coloco una ropa interior muy ¿Demostrativa? Joder, es encaje, uno muy sexy.

Mi vista cae sobre un collar que hay encima de su tocador. Camino despacio y me doy cuenta de que es el collar que creí haber perdido, uno que me regaló mi madre. Lo agarro con tanta rapidez que termina en debajo de la cama. Me agacho y curvo mucho la espalda para tomarlo. Mis dedos tantean hasta que lo siento entre ellos.

—Jodida mierda—una voz muy masculina se escucha y mis ojos se agrandan mientras me levanto con velocidad. Sé que debo lucir como un cordero sexy y asustado.

Esperen, sexy. Mi vista cae en mi cuerpo y abro la boca, pero estoy tan estupefacta que no hago nada. Mierda y más mierda.

—¡Joder! Date la vuelta—el hombre me da una mirada antes de respirar hondo y dar la vuelta. Tomo el vestido y me lo coloco. Es verde suave y algo suelto, lo cual es extraño ya que Patricia es de usar vestidor ajustados.

—¿Quién demonios es usted?—pregunta el hombre dándose vuelta y mirándome furioso. Cruzo mis brazos y alzo mi barbilla para mantener mi dignidad intacta.

—¿Usted quién demonios es?—digo furiosa—debía tocar la puerta—señalo enojada.

—¿Ahora debo tocar la puerta de mi habitación?—pregunta y no luce nada contento—es mi maldita casa y quiero saber quién demonios es usted—mis labios se abren.

—¿Usted es el prometido de Patricia?—pregunto incrédula.

—Señorita, estoy perdiendo la paciencia, ¿Quién demonios es usted y por qué estaba en esas fachas cuando entré?—mierda.

—Me vio semidesnuda—digo y estoy a punto de enloquecer—oh mierda, eso es lo que hace la puta, no yo—paso mi mano por mi cabello.

—¿Está usted loca?—restriego mi cara entre mis manos.

—Ay diosito, ay diosito—el hombre se acerca y es mejor no hacerlo cuando me encuentro tan histérica.

En mi momento de locura mi mano le cruza el rostro al hombre frente a mí en una fuerte bofetada. Un hombre que no parece muy feliz, que desgraciadamente es el prometido de la puta. Doble mierda.

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