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El Duelo De Nuestro Amor

El Duelo De Nuestro Amor

Sirley Aranda

5.0
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60
Capítulo

Sus caminos se cruzan, el tiene apariencia de un Ángel, pero es un demonio encantador, su amor , pero el dolor los va a cubrir con su manto, el enemigo los golpeará, pero el sangrado se detiene, y la cicatriz queda, Maximus Ferran no se olvida de quien lo golpea.

Capítulo 1 Ella fue utilizada

Todo su cuerpo temblando, sus pequeñas manos tratando de ocultar su piel desnuda mientras las lágrimas caían por su perfecto rostro encantador, su mirada tenía mucho dolor.

- Como fuiste tan ingenua de creer en aquel cuento del juramento al amor eterno - Hugo Martín observaba con desdén y con desprecio a la mujer con quien horas atrás se había casado, llevaban 2 años de noviazgo y unas horas de casado - Solamente he aceptado el juego del matrimonio contigo porque tu padre me lo ha rogado en su lecho de muerte, ya que no pude salvarlo le hice el favor además de que el 50% de las acciones de la Empresa Familiar es mía, nada más esperaré las 72 horas cuando vuelvas a Roma y tomaré cada porcentaje de tus acciones, el resto no me importa y nos divorciamos no eres una mujer para mí, es más estar en el mismo lugar que tú a mi me da asco no sabes que sacrificio era besarte, era asqueroso acariciarte, eres tan simple que ni siquiera puedes despertar deseo en mi cuerpo, vuelve a colocrte tus ropas y lárgate no me molestes porque voy a esperar a alguien que si sabe satisfacer mis necesidades si te valoras no vendrás a esta habitación si no quieres presenciar un hecho que te va a lastimar, vas a presenciar como un hombre como yo se satisface con el cuerpo de su amada, pero también sería bueno así aprendes.

Julieta quería gritar en ese momento ella no pudo contener las lágrimas aunque lo intentaba, el brillo con que había iniciado el día ahora estaba ahogado, el color rosa fue remplazado por el color gris, su corazón no puede soportar que Hugo la estaba acariciando y una vez que la tuvo desnuda procedió a despreciarla con palabras hirientes, aunque no sabía si estaría preparada para consumar el acto por lo menos lo iba a intentar, pero él la había despreciado cruelmente antes de que ocurra algo más, antes de entregarle su cuerpo ella fue despreciada y colo mujer su ego fue lastimado.

- Piérdete Julieta no quiero volver a verte - gritó enfurecido Hugo - No me hago responsable de lo que ocurra contigo si quieres puedes tirarte de la ventana a mi no me va a importar de hecho no tendrá nada que ver conmigo.

- Basta Hugo- Gritó ella desesperada.

- Acabo de decirte que quiero que desaparezcas de mi vista Julieta.

La mujer negó con la cabeza pensando que era tan fácil pasar de la felicidad al llanto, su pequeño rostro estaba pálido mientras observaba al hombre sentarse en el sofá con una sonrisa y una mirada despreocupada, pero cuando la mira a ella lo hace con odio y desprecio.

- ¿Que te he hecho? - Ella apretó las sabanas con las manos mientras seguía llorando.

- No estoy obligado a darte ninguna respuesta - Fue la respuesta dada por Hugo acomodando su reloj.

- Por supuesto que estoy en todo el derecho de saber, estamos casados por si no lo recuerdas y quiero saber que demonios ha ocurrido contigo con nosotros - Julieta se llevó las manos en el rostro mientras los sollozos son cada vez más altos.

- Eres una insignificante para mi, solamente eres alguien a quién utilice para lograr mi objetivo y nada más y todo es por tu fortuna, es por tu dinero que vale aclarara ahora ya no es tuyo todo es mio y recuerda mis palabras Julieta no te quiero, nunca lo hice, me das asco tú para mí no eres absolutamente nadie.

Julieta ya no estuvo dispuesta a seguir escuchando aquellas palabras hirientes dichas por su marido, ella podia escuchar su corazón destruirse, la mujer con mucho dolor levantó sus prendas se vistió, su pureza combina con su ropa, perro ella estaba con el corazón lastimado, como mujer sentía que no valía la pena, tomó la decisión de salir de la habitación, abrió la puerta, pero la voz de Hugo la hizo estremecer.

- Enviare por ti en 72 horas para que te lleven en el Palacio Civil para anular nuestro matrimonio y pobre de ti si no vas Julieta porque tu a mi no me conoces - Hugo tenía el desprecio impregnada en su mirada, las pequeñas manos de Julieta estaban sudando y temblando mordió su labio inferior cerrando la puerta por detrás de ella al momento de llegar al ascensor se abrazó a ella misma con las lágrimas empapando su vestido, ella cayó en el suelo permitiéndose continuar con las lágrimas.

- Así que este es nuestro comienzo y nuestro final Hugo, todo fríamente calculado por ti - Murmuró entre sollozos la mujer al momento de salir del hotel el aire fresco entró en contacto con ella logrando que su pequeño cuerpo tiemble, la tela que cubría su cuerpo era demasiado fina, observó la hora dándose cuenta de que faltaba poco para que fuera media noche había encontrado una pequeña cafetería que aun estaba abierta sin importar la hora y el peligro que pudiera frecuentarla a ese horario ella se había acomodado, justo en ese momento la cafetería cerró, Julieta estaba herida emocionalmente, pero sin importar nada lo único que ella quería era que Hugo viniera a buscarla, pero tal parece que aquello es imposible, había observado una mirada que nunca pudo distinguir en el hombre que ama.

Julieta abrió sus ojos 2 horas después un poco aturdida puesto que la mujer se había quedado dormida en la silla de la cafeteria.

- Que belleza de mujer tenemos aqui - la voz de un hombre erizo y provoco asco en el cuerpo de la mujer que había realizado el intento de reaccionar de manera inmediata, pero el hombre la había dejado prisionera en sus brazos al llegar a ella más rápido, Julieta sintió el cuchillo en su abdomen, la pequeña pelirroja de ojos verdes estaba pálida - Que mercancía tan rica, al Lider le encantará saber que tenemos carne fresca para él - el hombre ejerciomas fuerza con el cuchillo.

La mujer había quedado paralizada, pero a la vez se encontraba horrorizada parecía ser que no había escapatoria, el maleante era extremadamente musculoso y le sacaba mucha diferencia - Si cooperas no dolerá muñeca - Julieta estaba muy asustada mientras sentía que su pequeño cuerpo era empujado, su mente al igual que su cuerpo estaba congelado, ella de pura suerte estaba con los ojos abiertos.

Pero entonces algo que la hizo reaccionar ocurrió, las llantas de los vehículos rechinan, 4 vehículos de alta gama detuvieron su andar, y del vehículo que se había estacionado en el centro había descendido un hombre vestido completamente de negro, sus ojos verdes y su rostro encantador, presumido y peligroso estremeció el cuerpo del hombre que sostenía a Julieta entonces 5 segundos después una bala directo a la cabeza del hombre que cayó al suelo de inmediato fue la siguiente acción, a Julieta le dolió la cabeza.

La mujer seguía impactada por lo ocurrido y por la apariencia del misterioso hombre, ella en sus años de modelo nunca había visto un hombre tan exquisito y agradable ante la vista de los demás, poseía una mirada penetrante, su vista viajó de la chica al hombre que yacía muerto devolviéndose nuevamente a la chica, una media sonrisa ladina tiró de sus labios capaces de estremecer a cualquiera, el ambiente se había tornado más peligroso de lo habitual, pero alguien debía de calmar aquel ambiente.

- Gra, gracias- Julieta tenía los labios temblorosos y su voz se escuchaba entrecortada, pero sus palabras no tuvieron respuesta alguna el fascinante chico no le quitaba sus penetrantes ojos verdes de encima y eso acelera mucho más los latidos de la mujer.

- No estás en tú habitad conejita, si no te hubiera salvado a estas horas quizás ya estarías cruzando la entrada de la Ciudad - Todo el cuerpo de Julieta convulsionó al escuchar la voz del hombre, tenía la voz de mando y con unas simples palabras dejaba en claro quién era el Líder de aquel Clan, una voz grave y profunda.

- Acabo de agradecer aquello - Julieta se sintió mareada, puesto que el hombre sin que se diera cuenta ya se encontraba a escasos centímetros de ella, entonces pudo observar mejor sus facciones como hechos a mano.

- No es que al Joven Maestro de la Secta Ferran se le puede agradecer con un simple gracias - El hombre acarició la frente sudada de Julieta y al momento en que su mano fría entró en contacto con la piel de la mujer, ella ahogó un gemido, además de escuchar aquel Apellido prestigioso que muchos relacionan con la Sangre y con la Muerte, pero rogaba en sus adentros que no fuera el Heredero de la Mafia Italiana, pero sabe que era muy probable que el hombre sea el Criminal más respetado de Italia.

- No sé dé que otra manera pueda agradecerle - Susurró Julieta con mucho nuevo.

- Maximus Ferran solo recuerda este nombre - con su voz totalmente aterciopelada en ese momento el hombre tomó distancia de ella, la pequeña mujer se había quedado con las piernas temblorosas mientras observaba como el misterioso e imponente hombre se marcha.

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