El Duelo De Nuestro Amor
pero una sonrisa con una pasión Lobuna capaz de desnudar el Alma d
o se posaron por encima de su pistola, abrió la cortina y dejó que la luna enfoqué ligeramente su brillo en su rostro, dejando ver el destello peligroso de su mirada - Casada con el hombre que trabaja con los que acabo con la vida de mi padre
tantes, pero cuándo la puerta fue abierta la elegante figura oscura parado observándola quedó ante los ojos de ella, entonces Julieta supo que era alguien peor que un ladrón, no supo cómo reaccionar, Maximus tampo
de expresar aquellas palabras Maximus habí
lo observa de manera agraviada - ya hasta
a que tomen tus palabras- el hombre se burló, sus largas pie
sando- la mujer se había puesto de pie, pero al siguiente segundo su muñeca fue estirada fuertemente cayendo en
er - Si sigues gritando, voy a comerte - Julieta se agitó y su rostro era como un tomate maduro, el homb
n sensualidad, sus labios entre abiertos con una peq
os ardientes, que sean capaz de transmitir la sensación de tragarse el alma entera, sus grandes manos querían explorar el pequ
an apretados, el ambiente fue tenso, Julieta sintió frío, se había puesto pálida, no quería que nadie más supiera que su relación esta
parecía defender aquella unión, aunque su marido se divirte, pero co
nión? - Fue la pregunta rea
xcelente relación, aunque a veces el matrimonio tiene tropiezos, nosotros los superamos
o - Mañana mismo vas a divorciarte de
estaba a escasos centímetros de ella ya muy cerca se encontraban, Julieta retrocedió chocando por el Sofá que estaba a espaldas de ella, su cuerpo había caído al
tu dueño a partir de este momento, es mejo
e apartar a Maximus con sus pequeñas manos, pero era impos
mando la decisión de agregar algo más.- ¿Entonces si me detengo te divorcias? - Maximus estaba sobrepasando los límites, pero ni siquiera la propia Ley le importaba
ada a nada, incluso era imposible que usted
illa - Mañana te llevaré al Palacio Civil, llama a tu marido y dile qu
esto? - Julieta
ándo yo elijo, nadie es capaz de lograr que cambie de idea, a mí nadie me somete,
ieta lo miraba fijamente aunque cost
stola se posicionó en su frente, Julieta sudo frío al
obstinado ante el peligroso hombre que tenía
on ella, no importa cuánto la mujer pataleará, gritará el hombre la colocó en el asiento del Copiloto, en un ágil
ientras Julieta no entendía lo que estaba haciendo, ni siquiera supo en qué mome
él se alejó, solamente la noche y la Luna sabían cuál había sido el paradero del hombre esa noche, pero se detuvo en la Base de la Mafia Italiana, allí dónde con tan s
dignos de usted, pero no se detienen ante nadie señor, las esposas de sus enemigos son degolladas y la cabeza de las mujeres son enviadas a sus
una debilidad llamado hijo de mi propia sangre, las esposas van y vienen- Maximus ajustó sus emociones ráp
el hombre con total elegancia sonriendo, sus guardaespaldas rápidamente lo habían rodeado, mientras Julieta también descendía, Hugo también lo hizo, pero el hombre al ver a su esposa y a su acompañante se