—¿Estas lista para recibir mi polla en este bonito culo?
—No estoy muy segura, señor Carter. La verdad es que tengo mucho miedo.
—Te puedo asegurar que te lo haré con mucha delicadeza.
La joven rubia traga saliva en seco, varias gota de sudor recorren su frente mientras que se encontraba en una posición bastante cómoda, pero lo que le estaban a punto de hacerle le daba escalofríos.
La rubia mira a su jefe de resfilón, observando esa mirada perversa y maliciosa de su jefe, sus ojos azules se habían vuelto más intensos de lo normal y hasta creyó que su cuerpo se volvió un poco más musculoso de lo que ya era.
Ella muerde sus labios y vuelve la vista al frente, el señor Carter la tenía sujeta de las muñecas con una especie de arnés de cuero sobre su espalda. Estaba inmóvil, no podía defenderse de la polla que tenía apuntada en medio de su culo.
Lograba sentir la cabeza de ese enorme pene tocando su ano, estaba tan asustada porque nunca había cogido por el culo anteriormente.
—No creo que deba probar esto por ahora, señor Carter, quizás…
—No hay un quizás, nena.
Dicha aquellas palabras, Giovanni empieza a meterle su polla por el ano a aquella chica muy lentamente. Ella estaba toda empapada por lubricante, la brillante cabeza de su pene fue deslizándose dentro de ella mientras que la rubia gemía del dolor contra el colchón.
Giovanni observa como su polla se va introduciendo en aquel buen culo mientras sujeta las muñecas de ella para ejercer un poco más de presión.
—¡Que buen culo te gastas!
—Deténgase…
Él hace caso, pero para ese entonces, su polla ya había entrado hasta la mitad. El trabajo ya estaba hecho, el condón se mantenía firme y las gotas de sudor recorrían todo su cuerpo como si estuviera bajo la lluvia.
El castaño traga saliva al sentir que ella ya se había adaptado lo suficiente con su pene dentro, así que emprendió la tarea de continuar hasta metérselo por completo y fue cuando vio la gloria.
Empezó a mover su polla dentro de ella con un poco de paciencia, la rubia estaba tan estrecha que sus paredes anales apretaban su pene con fuerza que le encantaba. Cierra los ojos y entreabre los labios al sentir próximo la eyaculación.
Para ese entonces, la joven ya no decía nada, y sospechaba que lo estaba disfrutando tanto como él. El castaño baja la mirada y percibe como ella empieza a mover esas caderas de a poco.
Una sonrisa morbosa se asomó en los labios de Giovanni, sabía que esa mujer lo iba a disfrutar. El CEO lleva su mano libre hacia el coño de la rubia para empezar a masturbar su clítoris.
La vagina de esa rubia estaba tan mojada, sus fluidos salían a montones de su cavidad lo que le permitía mejor lubricación, la masturbaba mientras que seguía dentro de su culo penetrándola suavemente. Giovanni se inclinó hacia su espalda y con ello logro morder la piel sudada de la rubia.
Ella dio un respingo y fue cuando él acabo dentro del culo de la rubia soltando un ronco gemido desde lo más profundo de su garganta.
El castaño reposa su frente de la espalda de ella para luego sacar su polla de su culo con sumo cuidado de no romper el condón. Luego se aleja de ella y se encamina hasta el cuarto del baño.
Al cabo de unos minutos sale y encuentra a la rubia sentada en la cama poniéndose su ropa. El mira sus pequeños senos, pero caderas anchas y siente que vuelve a calentarse. Pero sabe que no puede continuar ya que debe regresar a la oficina.
—Termina lo que tienes que hacer en casa y luego cierras, le dices al chófer que te lleve a donde quieras.
—Si señor Carter.
El castaño se vistió y luego abandono la casa, cada vez que esa rubia iba a su casa a limpiar él follaba con ella. Ya era una costumbre que tenía, pero ese día al fin la había convencido de coger por el culo.
Y valió la pena todo ese mes que tuvo que dedicarle para que ella cediera de una vez por todas, follar con ella por el culo fue lo mejor. Aun podía sentir lo estrecho de ese culito apretando su polla con fuerza.
Es que de solo recordarlo le provocaba regresar a su casa y follarla de nuevo, pero mira la hora en su reloj y decide que debe irse. Se sube al coche y lo pone en marcha.
[…]
Giovanni Carter baja de su coche deportivo ingresando por la puerta principal de su empresa, era una prestigiosa firma de bienes y raíces de la ciudad de Denver Estados Unidos y él era un playboy millonario muy codiciado por las mujeres.
No existía mujer que se le resistiera, y las revistas de cotilla estaban llenas de noticias suyas. El detalle era que, él no se metía con cualquier mujer, si no con la que se encaprichaba. Y si una mujer le gustaba tenia sexo con ella, eso no era un problema para él.
Al cruzar el umbral del recibidor de la compañía, se lleva la atención de toda aquella mujer que estuviera presente. Pero no eran de su interés… al encerrarse en el ascensor mira el correr de los números con un poco de impaciencia hasta que llego a su piso.
De inmediato su secretaria lo recibe poniéndose en pie.