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Libros de Fantasía para Mujeres

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La Sombra de la Envidia

La Sombra de la Envidia

El chirrido de las llantas fue lo último que escuché. Luego, un golpe seco y un dolor que me atravesó antes de la oscuridad total. Mi último pensamiento: Javier, mi novio, con quien apenas horas antes había compartido nuestra felicidad en redes sociales. Pero su imagen se mezcló con la cara de Daniela, mi mejor amiga, gritándome por teléfono: "¡Sofía, eres una tonta! ¿No te das cuenta de que Javier solo juega contigo? ¡Te está engañando!" Ella me envió un video borroso, un supuesto Javier entrando a un hotel con otra mujer. Mi mundo se derrumbó. Sin hablar con él, sin darle oportunidad de explicarse, terminé mi relación, ahogándome en el dolor de una traición orquestada por quien más confiaba. Días después, Daniela, enfurecida porque Javier ni siquiera la miraba, me atacó. "¡Si no es mío, no será de nadie, y tú me lo quitaste!" Fue lo último que gritó antes de acelerar su coche y arrollarme. Me dejó morir sola en el frío asfalto. La traición, el dolor, el arrepentimiento… todo se mezcló en un último suspiro. ¿Cómo pude ser tan ingenua? ¿Cómo no vi el odio y la envidia en los ojos de quien consideraba mi hermana? El engaño fue burdo, pero funcionó con mi mente nublada por la inseguridad. Sentía una profunda injusticia, una confusión. ¿Por qué yo? ¿Por qué ella? ¿Por qué la vida me arrancó de esa manera? Y entonces, desperté. En mi cama, junto a Javier, en el mismo día del anuncio de nuestro noviazgo. El universo, por alguna razón, me había dado una segunda oportunidad. Esta vez, no sería la tonta ingenua. Esta vez, yo tomaría el control de mi destino.
La chica de los dos chicos

La chica de los dos chicos

Indara era una chica de Canadá, era huérfana ya que sus papás tuvieron un accidente fatal que terminó con sus muertes y una beba sobreviviente, beba que no tenía familia por lo que se sabía entonces se la dio en adopción. Al pasar los años ella perdió la esperanza de ser adoptada porque mientras más grande menos te adoptan asique ella esperaba tener la mayoría de edad para irse de ese maldito lugar. Era una chica sumamente callada y reservada, no tenía amigos ni hablaba con nadie, tanto en el Colegio como en el orfanato. Hasta que llegaron unos nuevos chicos ala escuela, uno de los hermanos el del medio zack grando estaba con ella en el curso, el tenía un gran interés en hablar con ella, de apoco comienzan una amistad un poco rara. Pero zack no es el único chico interesado en ella ya que alguien más la a estado viendo de hace un tiempo desde lejos. De un día para otro llega al orfanato y una gente pregunta por ella, era familia de su madre y después de tanto buscarla habían logrado llegar a ella. Se notaban una buena y adinerada familia, tenían dos hijos varones que también parecían bastante agradables. En pocas palabras le explicaron que querían adoptarla y que vendrían por ella. Indara estaba sumamente feliz por esto que le había pasado, por fin tendría familia y familia de verdad, no una adoptiva. Pero su familia venia con un propósito, tenían muchos secretos y un legado que ocultar, Indara necesitaría de su ayuda porque algo grande en su vida se avecinaba. Indara tendría que acostumbrarse no solo a una nueva familia y a un nuevo hogar, se tendría que relacionar con una familia gigante que venía por detrás, por culturas, creencias y sucesos en los cuales ella nunca pensó ni se imagino para ella. Se acoplará Indara a su nueva vida? A una vida llena de Cosas buenas y malas, uniones y enemistades, lazos y guerras
La Tristeza Del Fantasma

La Tristeza Del Fantasma

Floto en el aire, una sombra sin peso, y observo la escena que se desarrolla debajo de mí. Isabella, mi esposa, acuna a un bebé recién nacido en sus brazos, su rostro iluminado por una felicidad que nunca le vi mostrar conmigo, ni siquiera en nuestros mejores momentos. Ricardo, su amante, el hombre por el que me dejó morir, le rodea los hombros con un brazo, sonriendo como un rey. Amigos que una vez fueron míos y familiares que me llamaban "hijo" celebran la llegada de este nuevo niño, el fruto de una traición. Cada palabra es un eco hueco en mi existencia fantasmal, burlándose de mi memoria. Me tildan de "bailarín bueno para nada", que solo sabía "zapatear y soñar", sin entender lo que una mujer como Isabella necesitaba: "riqueza, seguridad, un hombre de verdad". Ella finge melancolía, preguntándose dónde estaré, mientras Ricardo la consuela, diciendo que si regreso, tendré que arrodillarme y pedir perdón por haberla "abandonado". ¿Pedir perdón yo? ¿Por haber sido traicionado y dejado a mi suerte? La crueldad de sus palabras me deja helado. Recuerdo la noche del accidente: la lluvia torrencial, mi coche derrapando. Descubrí sus mensajes con Ricardo, y ella conducía, tensa. El coche se estrelló. Sentí un dolor agudo, y cuando abrí los ojos, Isabella, ilesa, me miró sangrando sin piedad. Ricardo llegó, y juntos se fueron, dejándome morir en la oscuridad del barranco. Mi alma se desprendió de mi cuerpo en ese instante, condenándome a presenciar su felicidad construida sobre mi muerte. Isabella jura que Ricardo fue su "salvador", que su amor la "curó", minimizando mis sacrificios: haber vendido mi estudio de baile para pagar su tratamiento cardíaco experimental, la donación de hígado para su padre. Borra cada rastro de mi amor, reescribiendo la historia para ser la víctima y heroína de su propio cuento de hadas, una mentira tan descarada que me inunda una furia impotente. Pero entonces, algo cambia. Una joven bailaora, Sofía, descubre una vieja grabación de mi última actuación y murmura: "Era un genio... Nadie sabe qué fue de él". Isabella intenta desacreditarme, pero la semilla de la duda ha sido plantada en Sofía. Y en ese instante, siento una extraña calma. Quizás, solo quizás, no estoy solo en esta lucha por la verdad. Mi arte ha sobrevivido, y a través de él, mi legado. Mi alma encontrará la paz, pero primero, la justicia hallará su voz. Y esa voz, siento, podría ser el zapateado de esa joven bailaora.
La Maldición De Sangre

La Maldición De Sangre

El sol tibio en mis manos mientras arrancaba hierbas, el aroma a tierra húmeda y hierbabuena. Aquí, en mi pequeña casa a las afueras del pueblo, encontraba la única paz que conocía. Una paz que me fue arrebatada violentamente en otra vida. Un recuerdo fugaz y amargo me asaltó. Atada a una cama, con Ramiro, mi esposo forzado, mirándome sin emoción. A su lado, Catalina, su amante, sonreía con suficiencia. "Solo un poco más de tu sangre, Sofía" , dijo Catalina. Mi don, una bendición y maldición, para sanar a Ramiro. Él me debía la vida, la capacidad de caminar. Pero cuando Catalina enfermó, no dudó en sacrificarme. Me desangraron lentamente, transfiriendo mi fuerza vital a ella. Mi último aliento fue un susurro ahogado, viendo a Ramiro besar a una Catalina revitalizada sobre mi cuerpo agonizante. Ahora, en esta nueva vida, el destino tenía un retorcido sentido del humor. Ramiro volvía a estar postrado en una cama. Su madre, Doña Elena, me suplicaba a diario. "Sofía, te lo ruego como madre. Mi hijo… se está consumiendo" . Me levanté, limpiándome la tierra del delantal. "Ya le he dado mi respuesta, Doña Elena" . Mi voz era firme. "¿Por qué tanto odio?" gritó Doña Elena. "¡Ramiro siempre te admiró! Incluso… incluso pensó en casarse contigo" . Esa mentira casi me hizo perder la compostura. "Usted y yo sabemos que eso no es verdad" , susurré con voz helada. "Ramiro nunca me vio como nada más que una herramienta. Y yo ya no estoy dispuesta a ser utilizada" . La rabia surcó su rostro. "¡Eres una mujer cruel y sin corazón! ¡Dejar morir a un hombre que podrías salvar!" "¿Salvarlo?" repetí, una sonrisa genuina sin alegría se dibujó en mis labios. "Doña Elena, su hijo no está enfermo por capricho del destino. Está en esa cama por sus propias acciones" . La confusión la invadió. "Ramiro está paralizado porque el carruaje en el que intentaba sabotear los frenos para matar a un rival se volcó sobre él. El universo le devolvió el golpe un poco más rápido" . Su rostro palideció. Sabiendo la verdad de su hijo, la certeza en mi voz era innegable. "Créame o no, no cambia mi decisión. No curaré a Ramiro. Busquen ayuda en otro lado" . Pero el destino, o la ironía, me trajo a la madre de Mateo. Mateo, el rival de Ramiro, el hombre que Ramiro intentó asesinar. "Mi hijo… Mateo… lleva meses en cama" , dijo. "Usted es mi última esperanza" . Lo sentí. La pieza clave del destino.
La Venganza de La Dríade de Olivo

La Venganza de La Dríade de Olivo

Yo soy Isabela, la dríade de un olivo milenario, y durante mil años, mi vida estuvo atada a la prosperidad de la familia Montero. Protegí su viñedo, fui su bendición silenciosa. Mateo, el joven heredero, creció bajo mis ramas, prometiendo cuidarme siempre. Pero llegó Sofía, una "influencer" de vinos que envenenó su corazón con ambición y modernidad. Para calmar el arañazo insignificante de una rama y por complacerla, Mateo ordenó lo impensable: "¡Arranquen este árbol! ¡De raíz!". Sentí cómo mi esencia vital se congelaba, mi cuerpo marchitaba en un instante. Pero la crueldad no terminó ahí. Mateo, con una sonrisa fría, decidió usar mi madera para barricas y ¡quería mi savia dorada para un \'elixir de dríade\'! Mientras me arrastraban para ser torturada, el niño que juró protegerme me apuñaló con un cuchillo, extrayéndome la vida. ¿Cómo pudo Mateo, el niño que me abrazaba y me llamaba alma de su viñedo, convertirse en un monstruo tan vil, capaz de deleitarse con mi agonía? ¿Cuándo su corazón se pudrió tanto como para olvidar mil años de devoción? Justo cuando mi vida se disolvía por completo, en ese instante de traición absoluta, la deuda de mil años se rompió: mi cuerpo se convirtió en luz, y renací. Ya no era una esclava; era una fuerza imparable de la naturaleza, lista para desatar una plaga que consumiría todo lo que Mateo una vez amó. Su promesa de amor se convirtió en mi condena, y ahora él pagaría el precio.
Corazón Arrancado: El Regreso de Ella

Corazón Arrancado: El Regreso de Ella

El dolor en mi pecho era un vacío familiar, un eco helado que me recordaba la parte vital que me habían arrancado. Mi tía Marta me miraba con desprecio desde la celda húmeda, usándome solo como una herramienta. Cada luna llena, me arrancaba el corazón para alimentar el poder de mi prima Valentina, la "Joya del Clan". Hoy, en la ceremonia de nombramiento de la próxima líder, me arrojaron al centro del salón, escuchando los susurros de asco y las acusaciones de ser una "vergüenza". Pero Marta fue más allá, declarando frente a todos: "Esta basura que ven ahí… ¡es mi hija! Una decepción sin valor, porque Valentina... ¡ella es la verdadera heredera del antiguo líder!" Luego, añadió la estocada final: "¡Su padre era un miembro del Clan del Sol Poniente! ¡Es una mestiza, una abominación!" La multitud, convertida en una turba, pedía mi muerte. "¡Mátenla!" Mientras los guerreros desenvainaban sus armas y Marta sonreía triunfante, yo hice algo que nadie esperaba. Me reí. Una risa fría, llena de desprecio, que detuvo a todos. Subí a la plataforma, cojeando, cubierta de sangre y lodo, y les solté: "Qué actuación tan conmovedora. Has hecho un trabajo maravilloso... preparando el escenario para mí." "Ha llegado el momento de que me devuelvan todo lo que me han quitado." "Con intereses." Ante la atónita mirada de todos, hundí mi mano en el pecho de Valentina, no para matarla, sino para reclamar lo que era mío. Arranqué no solo el núcleo de Garra Espectral que le daba poder, sino también mi propio corazón, la esfera de luz pálida que mi tía me había robado. Cuando la esfera pálida volvió a mi pecho, un torrente de poder dorado recorrió mis venas. Mis heridas se curaron, mis huesos rotos crepitaron, y la debilidad desapareció. Mi cabello se volvió blanquecino, mis ojos dorados, y de mi espalda surgieron magníficas alas de energía solar. Ya no era la paria Sofía. Era la heredera del Clan del Sol Poniente. "¿Alguien más?"
Cuando tu Tía No Es Quien Crees

Cuando tu Tía No Es Quien Crees

Mi padre, Javier, desapareció hace cuatro años en la Costa da Morte. Su cuerpo nunca se encontró, solo una mochila y un diario empapado. Una noche, regresó a casa: empapado, cubierto de salitre y algas, con una sonrisa fría y ajena, exhalando un olor a descomposición. Mi tía Elena, horrorizada, me dijo al oído la verdad que heló mi sangre: "Ese hombre no es tu padre". El "padre" se quedó, transformando mi hogar en una pesadilla: evitaba la luz del sol, exigía humedad, y sus accesos de ira eran aterradores. La casa apestaba a falsedad y miedo. Necesitaba desesperadamente respuestas, y sabía que estaban enterradas con sus cosas. Desenterré su diario de la tumba simbólica, revelando su obsesión con una cueva submarina y una advertencia grabada con sangre: "¡Sofía, huye! ¡Tu tía no es quien crees que es!". Junto al diario, una foto de un cadáver con el brazalete idéntico al de mi madre destrozó mi mundo. ¿Mi madre no murió en la cama? ¿Quién era realmente mi tía Elena? Cuando Elena regresó, se empeñó en destruir al "Nubeiro", ese espíritu marino que suplantaba a mi padre. Me convenció de que la única forma de liberar a mi padre era si yo, su hija, lo sacaba a la luz del sol. Pero en el instante en que el "Nubeiro" se disolvía con el último grito de mi verdadero padre, noté una cicatriz en el abdomen de Elena. No era la cicatriz de mi tía, sino la de mi madre. Mi mundo se desmoronó, la verdad se retorció en mi mente: ¿quién era esta mujer que me había criado? Movida por una confusión y una necesidad incontrolable, busqué respuestas en la habitación de Elena, descubriendo una caja oculta. Dentro, encontré documentos médicos que confirmaban la infertilidad de mi madre biológica, un acuerdo de donación de óvulos con el nombre de Elena, y el diario de mi tía. Las páginas revelaban una historia desgarradora de amor, celos y sacrificio: Elena y mi padre se amaron, mi madre, consumida por la enfermedad y la envidia, intentó envenenar a Javier antes de suicidarse, y Elena, para protegernos, enterró en secreto a su hermana y asumió su identidad. La mujer que era mi tía era, biológicamente, mi verdadera madre. Con la verdad al descubierto, nos sentamos a hablar, y por primera vez, el abrazo que nos dimos se sintió completo, sin secretos ni sombras. Era hora de que yo misma dibujara mi propio futuro, con mis propios colores y en mis propias condiciones.
La Curandera Humillada, Venganza

La Curandera Humillada, Venganza

La música retumbaba en mi pecho, mi prometido, Alejandro, celebraba su milagrosa recuperación en nuestra hacienda. Pero la sonrisa en sus labios no llegaba a sus ojos cuando me miró. "Sofía dice ser una curandera", dijo Alejandro con desprecio, señalando unas macetas con hierbas que yo había cultivado con mi propia sangre para salvarle la vida. "¿Qué son, Sofía? ¿Plantas? ¿Hierbas?", se burlaba. Las cien macetas eran un macabro juego donde debía identificar las tres "milagrosas". Si fallaba, todas arderían en la hoguera. Gritaba que eran "nuestros hijos", creados con mi esencia vital para sanarlo. La multitud se rió ante mi súplica. Luego, con una mueca cruel, Alejandro no solo anunció que si perdía me humillaría públicamente por farsante y me expulsaría de su vida para siempre, sino que ordenó quemar una de "mis" macetas sin siquiera dejarme identificarla. El olor metálico y cobrizo de la sangre llenó el aire cuando fue arrojada a las llamas. Un pequeño corazón latiendo dejó de existir con un último suspiro. La gratitud que Alejandro me había jurado se pudrió en un espectáculo de traición y crueldad. Su hermana, Camila, alimentó su desprecio, y sus invitados, ahora cómplices, coreaban mis acusaban de engaño. Me dolía el alma con un pesar infinito, ¿cómo podía el hombre que amé, al que di mi vida, convertirse en este monstruo? ¿Cómo responder a esta humillación, a estas mentiras a esta traición? Me he desvanecido en el aire, pero no estoy muerta. Regresé, pero el amor ha muerto. Y por mis hijos sobrevivientes, mi venganza será dulce, aunque el precio sea mi propia alma.
Cuando La Verdad me Duele

Cuando La Verdad me Duele

En la iglesia de nuestro pueblo, mi mano se aferraba a la de Mateo, mi devoto esposo, esperando un documento crucial. La "Bendición Preparatoria de Bautismo Familiar" de mi tío, el obispo, era la promesa de que nuestro hijo nacería en gracia. Para mí, era la redención, porque ya había vivido este día antes. En mi vida pasada, ese mismo papel se convirtió en mi sentencia de muerte. Mateo me llamó "portadora del demonio", y mis padres me encerraron, me golpearon, me hicieron perder a mi bebé y me enviaron a un sanatorio donde morí. Esta vez, juré que no permitiría que el papel cayera en sus manos. Pero Mateo, con un movimiento hábil, me lo arrebató. Su rostro se transformó: la calidez desapareció, reemplazada por un odio helado al ver una marca cerca de la firma. "Este niño no puede nacer" , siseó, ordenándome "purificarme" . Al gritar por ayuda, mis padres llegaron, y mi padre, tras ver la misma marca, me señaló y me llamó "¡una puta!". No entendía qué era esa marca en el documento o por qué los hacía cambiar de tal modo. ¿Por qué mi propia familia, a la que tanto amaba, de repente quería hacerme daño a mí y a mi bebé? ¿Qué oscuro secreto escondía ese papel? La desesperación me invadió al ser llevada a la clínica. Justo cuando creí que todo había terminado, fui arrastrada a un callejón oscuro donde mi familia planeaba mi muerte. Pero una periodista desconocida, Carmen, apareció, cámara en mano, gritando: "¡Sueltenla! ¡La policía está en camino!". Era mi única esperanza.
Cicatrices del Pasado, Amor Presente

Cicatrices del Pasado, Amor Presente

Mi sangre tibia se escurría por la comisura de mis labios. Diez años en este páramo helado llamado Límbo Frío me habían convertido en un alma solitaria, aferrada solo a la tosca figura de madera que con tanto amor tallé. Caelus, mi antiguo amor y el cruel monarca que me condenó, apareció de repente, ofreciendo un perdón que sonó más a burla. Pero no venía solo; Livia, quien con falsas lágrimas y una sonrisa dulce me acusó de traición, se aferraba a su brazo, gozando de mi miseria. "Diez años es suficiente para purgar cualquier pecado, Elara. He venido a llevarte de vuelta." Su voz, gélida y sin emoción, me invitaba a regresar a un infierno familiar. Mi "no" lo impactó, su arrogancia no podía concebir el rechazo de una prisionera. Se atrevió a destruir mi única compañía, mi guardián de madera, ante mis ojos, reduciéndolo a cenizas con una cruel bola de fuego oscuro. Esa noche, mientras mi mundo se consumía con él, sentí la última chispa de esperanza abandonarme. Cuando desperté, Livia apareció de nuevo, clavando sus uñas en mis viejas cicatrices. "¿De verdad creíste que podías desafiarlo y salirte con la tuya? Eres una estúpida. Todos te odian aquí." Su voz era un susurro envenenado que buscaba destrozar lo que quedaba de mí. Con un empujón instintivo, Livia fingió una caída, y Caelus, ciego de furia, me arrojó contra la pared. El techo se derrumbó sobre mí, enterrándome viva. Pensaron que había muerto, pero resurgí entre los escombros. Caelus, preocupado solo por Livia, me despreció y ordenó a sus hombres que me golpearan. Mi poder de curación me había abandonado, la desesperación agotó mi esencia. Sin embargo, en el instante en que el puño de Marcus iba a impactar mi rostro, una cálida energía dorada surgió de mi pecho. El guardián, mi esposo, no se había ido; de alguna manera, todavía estaba conmigo. Sané a Marcus con su energía, supe que debía reconstruir a mi guardián. "No te amo. No lo he hecho en mucho, mucho tiempo." "Yo ya tengo un esposo. Y todo lo que hago, lo hago por él." La furia de Caelus fue absoluta al escucharme.
Mi mate, ¿el cazador?

Mi mate, ¿el cazador?

En un mundo donde los cazadores de sombras luchan para proteger a la humanidad de los demonios y seres oscuros, Lyra Nightshade es una joven loba alfa, marcada por su destierro tras desafiar las antiguas leyes de su manada. Huyendo de su pasado y buscando su lugar en un mundo que la ha rechazado, se convierte en una cazadora solitaria, hasta que su camino se cruza con Alec Blackthorn, un cazador de sombras decidido y valiente. Alec, un experto cazador comprometido con su misión de erradicar el mal, nunca imaginó que el destino le depararía un encuentro con su mate, una conexión que desafía las normas de ambos mundos. Cuando una antigua amenaza resurge y pone en peligro tanto a los cazadores como a las criaturas sobrenaturales, Lyra y Alec se ven obligados a unirse. Juntos, deberán navegar por un laberinto de traiciones y alianzas mientras intentan descubrir la verdad detrás de una conspiración que podría desatar el caos. A medida que Lyra se adentra en el mundo de los cazadores de sombras, descubre que su instinto salvaje es tanto una bendición como una maldición. Con cada batalla, su vínculo con Alec se fortalece, revelando un poder oculto que puede ser la clave para salvar a ambos mundos. Pero la lucha por aceptar su identidad y confiar en Alec se intensifica, especialmente cuando fuerzas externas amenazan con separarlos. Entre la tensión de un amor prohibido y el desafío de reconciliar sus dos mundos, Lyra y Alec deben enfrentarse a sus propios demonios. ¿Podrán unir sus fuerzas y superar los prejuicios que los rodean, o su conexión será la causa de su destrucción?