El Remordimiento del Multimillonario, La Venganza de la Heredera
Caterin
as veladas, donde se recaudaban millones para la caridad para lavar los pecados de nuestro verdadero negocio. Asistía por una sola r
vestido de diseñador, mientras Alex subía al escenario. Estaba en su el
jer que encabezará el Proyecto de Renovación del Malecón, una piedra angular del compromiso de la F
de seda esmeralda que se aferraba a cada una de sus curvas. Un apl
ud y encontraron los míos. Había un de
tropiezo. El brazo de Alex estuvo allí en un ins
ivo. La sostuvo allí un momento de más, su mano descansando posesivame
huí a la terraza, el aire frío de la
padre, me encontró allí. Puso
ente. "Un Don no piensa como los demás
e sus límites, Enzo", dije
de Alex. "¿Caterina?", le decía a alguien. "No va
rraza se abrieron de
z dulce como el veneno mientras señalaba haci
o un brillo agudo y malicioso. "Sabes, Alex una vez
ulmones. Ella lo sabía. Sabía
, solo para mis oídos. "Él siempr
emblar, la champaña se derramaba en mi copa. Un destello de
lo justo, un gesto aparentemente accidental que envió vino
rtos, su labio inferior temblando en
u problema?", rugió, corriendo al lado de Isabella, su brazo envo
o. Vi la máscara de inocencia de ojos
tando durante cinco largos años, finalmente se hizo
champaña intacta
vía estaba preocupado por Isabella, murm
su saco de esmoquin imp
elos helados por su pecho. Se congeló, su cabeza se levantó de golpe pa
na sonrisa
claridad cristalina en el repentino