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El Remordimiento del Multimillonario, La Venganza de la Heredera

El Remordimiento del Multimillonario, La Venganza de la Heredera

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1145    |    Actualizado en: Hoy, a las 17:32

ás poderosa de la costa este. Lo que no sabía era que nuestro matri

o era la fecha de nuestra boda ni nuestros cumpleaños. Era el 14 de

abía nada de mí, ni un solo rastro de los cinco años que le había entregado. Cuando me encontró, aplastó el relicario de el

apellido o su dinero. Pero fue peor que eso. Trajo a Isabella de vuelta, le dio mi puesto en la fundació

la montara una escena para hacerme ver como una loca celosa y desquiciada. Me g

ié una copa de champaña sobre la cabeza fr

a y le envié los papeles de separación. Esto

ítu

Caterin

a, era un asesino, un rey, el Don de l

de bodas, era que todo nuestro matrimonio era un

sentía completamente suya. Madera oscura, el aroma a cuero viejo y

e nunca debía

como de costumbre. Nuestra cena de aniversario, la que pasé

libro encuadernado en cuero en el es

tómago, un susurro de intuición que ha

ría giró hacia adentro con un suave clic, reveland

s, pero se suponía que eran secretos de negocios: números

umérico bril

o. Pero fue rápidamente ahogada por el sabor amargo de cinco años de soledad. Cinco años de

as tecleaba la fecha de nu

ños. ACCES

ños. ACCES

escapó de mis lab

ado por casualidad hace dos años, uno de sus Capos hablando en un tono bajo y rever

quilada. El día en que su primer amor, la chica co

me heló. No

on solos, tecleando

te se abrió

entro, sobre un lecho de terciopelo negro, ha

riendo, tan llenos de una vida que nunca había visto en él que dolía mirar. Había fl

o a mí. Le prometía el mundo. Le prometí

neciera. Una foto de nuestra boda. Una nota que le hubiera

ra un fantasma en m

a del estudio abriénd

stantería abierta, la caja fuerte abierta, la caja en mis manos. Su hermoso rost

era baja, poseyendo la calma mo

ropio rostro entumecido.

s en el aire, extrañas e imposib

nzó y me arrebató la caja de las manos. Sus dedos se cerraron alrededor del relicario de

en los pantalones, s

sprecio, como si mi corazón roto fuera un berrin

i voz firme.

ramática, Caterina. Te llevaré a Sicilia

. Pensó que podría borrarla a ella, bor

abó",

pió. La máscara cay

tó, una sonrisa cruel tocando sus labios. "¿Sin m

ta y salió del estudio, dejando que la

z en cinco año

la intención de darme su corazón

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