Él la amaba, no a su esposa
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multimillonario. Acepté su frialdad glacial, creyendo que el
ón de cien mil millones de pesos para arrodillarse en el s
iones para cocinar para ella. Dejó que ella destruyera la obra de mi vida, y lu
erca con las manos desnudas, mientras mi sangre enturbiaba
e amar. Solo era in
n documento para deshacerse de mí, usó el sello personal de él, legalmente vinculante, y estamp
ítu
a P
a mí misma que su frialdad era simplemente su naturaleza, un efecto secundario del genio despiadado qu
pareció Isa
que no habría hecho ni aunque el mundo se estuviera acabando- solo para arrodillarse en
ra sobre la que había construido m
matrimonio por conveniencia, después de todo, una alianza estratégica entre el prestigio de abolengo de mi familia, los Garz
é en nuestra boda, la cena de Pujol enfriándose en la mesa, hasta que su asistente llamó a med
ostil. Para el cuarto, ya ni me molesté. Solo abrí una botella de vino y observé las luces de la c
rquitectónico, la culminación de mi carrera universitaria y la última chispa de mi propia am
ital. Estaba en medio de una llamada de resultados trimestrales. "Ania", su voz era plana, desprov
o quería a su médico
podía cuantificar, así que la ignoraba. Acepté esto. Hice las paces con ello. Me dije a mí misma que su fria
il y patético, pero
influencer de redes sociales, Isabela "Bela" Alcázar, una chica que apenas salía de la adolescencia con un mil
e revisaba los precios de las acciones duran
encia se vol
e para asegurar un trato multimillonario de semiconductores en Corea del Sur.
litar, ahora estaba llena de huecos enormes. Desaparecía tarde
un licuado sobre un prototipo de servidor de cien millones de dólares en su laboratorio, y Dami
nocía. El Damián que yo conocía habría arruinado
sposo de piedra con el que compartía un techo. La disonan
no podía vivir con la incertidumbre. La investigación fue sorprendentemente difícil. La seguridad de Damián era legendaria.
electrónico encriptado. Sin asunto,
a foto
to en cinco años. Su brazo la rodeaba protectoramente, y la miraba con una expresión de adoración tan cruda
ndo se inclinó sobre su eje, una ola de náuseas me invadió. Salí trope
cendido el motor. Todo lo que recuerdo es el resplandor c
la os
sordo y punzante en la cabeza. Una habitación privad
no esta
l, un hombre con cara de puño ce
es mejor no investigar. El señor Montes valora su privacidad. Esto", señaló vagam
pó de los pulmones
. no había sid
ó en mis huesos. Había intentado matarme. O al menos, asustarme para
r, el hombre cuyo corazón de hielo pensé que podría derr
la agonía que me desgarró el pecho. Sentí como s
rible revelación cuando mi teléfono, mil
ración del orden público en el St. Regis de Reforma. Exige que llamemos a
uería verla, a la mujer que
ediato. Isabela estaba en medio de la sala, con el rímel corri
ando Damián llegue, va a comprar toda esta deleg
ío recorrió la habitación, una caída repentina de la tempe
ntes habí
er absoluto que silenció a toda la sala. Sus ojos afilados y glaciales escanearon e
su voz un bajo gruñido de
ue directo hacia ella. La transformación fue instantánea y repugnante. E
de lo que jamás la había oído. Le tomó la cara entre la
elada sobre mi cabeza. Nunca me hab
! ¡Y no contestabas mis llamadas! ¿Estabas con otra mujer? ¡La vi
tó la res
n urgencia: "Señor Montes, la llamada de la fusión con
ó Damián sin apart
"¿Señor? Esta es la adquisición d
su atención a Bela, su expresión suavizándose de nuevo. "Mi pobre bebé. No est
Fue grosero conmigo! Y... ¡y se me desató la agujeta cuando me empujaron!
ación destruyó el último
sa legal- Damián Montes, el titán del mundo tecnológico, un hombre que
el sucio piso
valor de más que países pequeños, con
millarse por una niña caprichosa. La humillación fue tan profund
solo se rompió
tendí. Él no era
ncapaz de