Él la amaba, no a su esposa
a P
er tan
ortada de todas las revistas de negocios, su mandíbula afilada y sus ojos fríos e inteligentes eran un símbolo de ambición despiadada. Yo era estudiante de di
atrimonio estratégico con él, me emocioné. Mis amigos me advirtieron.
estúpido optimismo de una chica que solo había leído sobre e
, su esmoquin perfectamente entallado, su expresión tan remota como una estrel
za le da a mi empresa un legado que le falta. A cambio, evito que el negocio de tu familia se derrumbe. Espe
eté el papel de la esposa perfecta. Soporté su ausencia, su indiferencia, su vacío emocional. Mi único consu
nte estaba h
a forma en que abandonaba todo por su más mínimo capricho, demostró que no es
espera paciente, de autoengaño, todo fue
e la delegación, finalmente acepté la verdad. Mi matrimonio era una jaula, y yo había est
e consegui
do especializado en divorcios de alto perfil. El problema, me explicó, era el acuerdo pre
, voluntariamente", dijo mi abogado, con un tono sombrío.
desesperada y arriesgada, nacida
bes. No había estado allí en años. Damián prefería mantener su vida laboral y
de sorpresa y lástima. "Señora Montes. L
era?", pregunté
ido mucho a la oficina en l
ba demasiado ocupado juga
a subasta benéfica de alto perfil esa noche. Un evento que nunca se perd
lo encontr
ba a su brazo, luciendo un collar de diamantes tan grande que parecía vulgar. Damiá
n raro Tamayo salió a la venta
gritó una voz. La sala con
. "No me gusta. Los
n, Damián levantó la mano d
famoso por sus despiadadas estrategias de adquisición, acababa de retirarse de una compra de cie
ste
comiendo d
oche: un collar de diamantes azul real único en su
chilló Bela, con los ojos
magnate compitiendo ferozmente. A medida que el precio superaba los
nta millones", ofe
rimas. "Damián, por favor... lo amo tanto". Se inclinó y le
observaba,
nanciero, se derritió. La miró, y esa misma mirada enfermizament
illones", dijo
entó. Bela chilló de alegría y se arrojó al cuello de Dami
a comprado ni un ramo de flores. Había llamado a mi deseo de una simple cena de aniversar
ser romántico. Era que no q
a de mi ilusió
apretados en mi mano como un escudo. S
miá
uando me vio. Instintivamente jaló a Bela detrás de él, un ge
uí?", preguntó, su voz
su amante de mí. Lo absurdo de l
diendo los papeles. Mi mano temblaba, p
n. "Estoy ocupado. Dáselo
dose ligeramente. "Quiero
podía pasar un segundo más como
dije, las palabras sabiendo a
oma extranjero. Ni siquiera pareció registrar mis palabras. Su at
e está asustando", se quej
a de la mano. "¿Qué es esto? ¿Está tratando de sacarte dinero? ¡D
sus ojos escanea
con desdén. "Estás ocupado. Me dijiste que podía encar
otarial. El máximo símbolo de confianza. Un poder que
ntado objeto de su bolso. Era el sello personal de Damián, su firma en un sello, he
sello en la línea de la fir