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Él la amaba, no a su esposa

Capítulo 2 

Palabras:1416    |    Actualizado en: 07/11/2025

a P

er tan

ortada de todas las revistas de negocios, su mandíbula afilada y sus ojos fríos e inteligentes eran un símbolo de ambición despiadada. Yo era estudiante de di

atrimonio estratégico con él, me emocioné. Mis amigos me advirtieron.

estúpido optimismo de una chica que solo había leído sobre e

, su esmoquin perfectamente entallado, su expresión tan remota como una estrel

za le da a mi empresa un legado que le falta. A cambio, evito que el negocio de tu familia se derrumbe. Espe

eté el papel de la esposa perfecta. Soporté su ausencia, su indiferencia, su vacío emocional. Mi único consu

nte estaba h

a forma en que abandonaba todo por su más mínimo capricho, demostró que no es

espera paciente, de autoengaño, todo fue

e la delegación, finalmente acepté la verdad. Mi matrimonio era una jaula, y yo había est

e consegui

do especializado en divorcios de alto perfil. El problema, me explicó, era el acuerdo pre

, voluntariamente", dijo mi abogado, con un tono sombrío.

desesperada y arriesgada, nacida

bes. No había estado allí en años. Damián prefería mantener su vida laboral y

de sorpresa y lástima. "Señora Montes. L

era?", pregunté

ido mucho a la oficina en l

ba demasiado ocupado juga

a subasta benéfica de alto perfil esa noche. Un evento que nunca se perd

lo encontr

ba a su brazo, luciendo un collar de diamantes tan grande que parecía vulgar. Damiá

n raro Tamayo salió a la venta

gritó una voz. La sala con

. "No me gusta. Los

n, Damián levantó la mano d

famoso por sus despiadadas estrategias de adquisición, acababa de retirarse de una compra de cie

ste

comiendo d

oche: un collar de diamantes azul real único en su

chilló Bela, con los ojos

magnate compitiendo ferozmente. A medida que el precio superaba los

nta millones", ofe

rimas. "Damián, por favor... lo amo tanto". Se inclinó y le

observaba,

nanciero, se derritió. La miró, y esa misma mirada enfermizament

illones", dijo

entó. Bela chilló de alegría y se arrojó al cuello de Dami

a comprado ni un ramo de flores. Había llamado a mi deseo de una simple cena de aniversar

ser romántico. Era que no q

a de mi ilusió

apretados en mi mano como un escudo. S

miá

uando me vio. Instintivamente jaló a Bela detrás de él, un ge

uí?", preguntó, su voz

su amante de mí. Lo absurdo de l

diendo los papeles. Mi mano temblaba, p

n. "Estoy ocupado. Dáselo

dose ligeramente. "Quiero

podía pasar un segundo más como

dije, las palabras sabiendo a

oma extranjero. Ni siquiera pareció registrar mis palabras. Su at

e está asustando", se quej

a de la mano. "¿Qué es esto? ¿Está tratando de sacarte dinero? ¡D

sus ojos escanea

con desdén. "Estás ocupado. Me dijiste que podía encar

otarial. El máximo símbolo de confianza. Un poder que

ntado objeto de su bolso. Era el sello personal de Damián, su firma en un sello, he

sello en la línea de la fir

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