CADENAS DE SILENCIO
Confianza y
a tortuosa. Cada día era una repetición del anterior: la mirada fría de Mario, las sonrisas falsas de los hombres que en
Él nunca la trató de la misma manera que los demás. No la miraba como si fuera un objeto, ni la tocaba con la misma indiferencia. De hecho, cada vez que Sop
reales. A pesar de la atención que le prestaba David, una parte de ella sabía que no podía esperar nada genuino de
ub. Amelia no había tenido la misma suerte que Sophie; su mirada era más vacía, como si la vida se le hubiera escapado lentamente. Pero Sophie se dio cuenta de algo al verla: Amel
observaba, y luego se permitió mirar a Amelia. La mujer tenía los ojos rojos, como si hubiera estado llorando, pero trataba
ó Sophie finalmente, su v
omo si ya supiera lo que iba a decir. "¿Cómo lo hago con q
ante cuando todo parece perdido", Sophie
ie. Solo... sigo existiendo. Es lo único que me queda. No
Amelia estaba rota, pero aún de alguna manera seguía luchando. No sabía cómo, pero algo en su inte
bía cómo pedir ayuda. ¿Cómo podría alguien ayuda
, murmuró
ntó una cej
los otros. Siempre me mira, pero no con los ojos vacíos. No sé
demasiado en él, Sophie. Aquí, en este lugar, nadie es realmente lo que parece. To
n incredulidad. "
"Porque todos estamos aquí por una razón, Sophie. Nadie llega a est
taban atrapados en una red de mentiras, manipulaciones y miedos. Pero, por alguna razón, Sophie no podía dejar d
cercándose. Su presencia llena la habitación como un veneno que se arrastra bajo la piel. Mario no la miró directamente, pe
te, tomando la mano de Sophie.
mientras se alejaban de la vista de Mario. Mientra
e hacerlo. No importa lo que digan, no importa lo que te digan que hagas. Tienes que encontra
Amelia. ¿Realmente podía hacerlo? ¿Podía encontrar una forma de e
sus propios miedos, pudiera ayudarla a salir de esta oscuridad? Mientras se vestía, mirando su reflejo en el espejo, se dio cuenta de algo. No podía seguir vivien
r primera vez, Sophie pensó que tal vez, sol
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